Sheryl
Sander y yo fuimos a una pequeña heladería cerca del residencial, donde duramos mas o menos dos horas conociéndonos y hablando temas triviales.
Descubrí que tenemos algunas cosas en común, como que a ambos nos gusta el azul, pero tuvimos un pequeño desacuerdo.
–El celeste, ¿Cómo te puede gustar?, sin ofender pero siempre me pareció el típico color para una habitación de bebé– lleva una cuchara de helado a la boca.
–Claro que no..., ¿Qué me dices del azul marino?, es un color... Pesado. la verdad no pega con tu personalidad eres muy alegre, ¡Y los colores no tiene edad!– tomo un sorbo de mi malteada.
–Eso dicen... –dijo en un susurro y por como desvío la mirada me di cuenta de que no lo quiso decir en voz alta– bueno– dijo recuperándose – ya te he hablado mucho de mi, ahora tú.
–Pregunta.
–¿Hace cuanto eres amiga de Cristal, Mariana y Sebastián?, parecen inseparable– preguntó mirando hacia mis ojos y con esa sonrisa que me derrite por dentro.
–Nos conocemos desde que me mude en el residencial, hace más o menos 15 años, desde que nos conocemos hacemos todo juntas, siempre fuimos a los mismos colegios para estar juntas, a Sebastián lo conocimos cuando comenzamos la secundaria en el Marcus High– le dije mientras volvía atrás, recordando esos momentos.
–Wao, tienen un buen tiempo, ¿Y tu familia?, nunca hablas de ella- dijo mientras se rascaba la barbilla.
–Bueno, mis padres se separaron hace un tiempo, se dividió la empresa familiar, mi padre se fue a vivir a su país, que como ya sabes es argentina, desde ese momento vivo con mi mama y paso la mitad de las vacaciones con mi papa, cuando mi tío terminó su carrera de hostelería, mi mama le ofreció trabajo como gerente de sus hoteles y también le ofreció vivir con nosotros, al principio se negó, pero no sabes lo persuasiva que puede ser mi madre– dije, Sander asintió en el instante que vino el camarero con la cuenta, quise pagar mi parte pero como era de suponerse Sander se negó y pagó todo. Fue haciendo mas preguntas sobre mi, mientras Caminábamos hacia su auto, pero hubo una en concreto que me heló la sangre.
–¿No tienes hermanos?– siento como toda la sangre escapa de mi rostro dejándome pálida como papel– ¿Dije algo malo?– se coloca frente a mi, obligándome a mi también a parar.
–No pasa nada es... – mis ojos se hudecen con gran rapidez.
–Perdón, no quise decir nada que te hiciera sentir mal– me estrecha contra su pecho y yo me permití soltar algunas lágrimas en él.
–No has dicho nada malo, es que..., si tenía una hermana, yo tenia trece años cuando ella– no pude evitar dejar escapar un sollozo, Sander agarró mi mandíbula y me hizo mirarlo.
–No tienes que contárselo si no quieres– limpia las lágrimas con el pulgar.
–Pero quiero, se llamaba Valery solo tenia 7 años cuando murió, ella cayó por las escaleras fue un golpe tan fuerte que no sobrevivió , y todo fue mi culpa, yo debí protegerla– volví a acurrucarme en su pecho el no protesto, sólo me estrechó con mas fuerza y por mi cara seguía corriendo un mar de lágrimas.
–No fue tu culpa– me besa la cabeza
–Tu no lo entiendes– dije apartándose.
–Entiendo que fue un accidente– dijo mientras me halaba hacia él y me envolvía nuevamente en sus brazos, esta vez se lo devolví– no vuelvas a decir eso, tú no la lanzarse, ella cayó– una vez terminó de hablar un escalofrío recorrió todo mi cuerpo e inmediatamente me alejé.
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Tuviste que Ser Tú [CORRIGIENDO]
Dla nastolatkówDesde pequeña mis padres siempre me hablaban de lo maravilloso que era el amor, me encantaba escuchar la historia de como se conocieron y se enamoraron a primera vista. Esos padres que tanto hablaban de dicho sentimiento, son los mismos que en este...