Capítulo 42: "Nunca todo es perfecto"

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Sheryl

Sander ha estado callado todo el camino, pero no es un silencio incomodo, al contrario.

No sé a dónde nos dirigimos, no quise preguntar, quiero ver que me tiene preparado. Mis manos no dejaban de golpear mi pierna por el nerviosismo del momento, Sander no sabía cuál es el motivo de esta cita y espero que lo tome bien.

Ya lo he intentado otras veces en estos últimos dos meses, sin embargo, siempre había un pero de su parte. Según él o iba a estar conmigo hasta que no hablara con la psicóloga.

Ya no tendrá excusa.

Eso espero...

Sander al darse cuenta de que estaba algo inquieta agarró mi mano colocando nuestra unión en medio de ambos, miró de reojo hacia mí y le brinde una sonrisa, la cual el me devolvió.

Sander

Sheryl cree que no sé cuál es su objetivo con esta cita, no es que me moleste, al contrario, me encantaría hacerla mía por completo, pero quiero que esté cien por ciento segura del paso que va a dar.

Llegamos a nuestro destino, me bajé y rodeé el auto para ayudar a Sheryl a salir, ella tomó mi mano y nos dirigimos hacia el lugar.

-las colinas del norte- susurró Sheryl con una pequeña sonrisa.

-aquí te pedí que fueras mi novia- le solté la mano para agarrar su cintura.

-lo sé- giró el rostro para darme un beso corto, luego continuamos nuestro trayecto hacia la cima de la colina.

No la solté para nada mientras caminábamos. Una vez arriba, Sheryl se alejó para admirar todo lo que había preparado para esta noche.

Una manta cubría una pequeña superficie donde solo nosotros dos estaríamos a la perfección, en medio de esta estaba una cesta junto a dos platos y dos copas.

En la colina había un par de árboles los cuales decidí rodear con velas para iluminar un poco el lugar y darle el toque romántico, claro que las velas a su vez estaban siendo cubiertas por un cristal con un pequeño orificio en la parte superior para que no se apagaran con el viento.

-esto es precioso- dijo aun sin despegar la vista de ello, pero luego volteo hacia mi frunciendo el ceño- ¿por qué preparaste todo esto?

-por ti obviamente- dije sonando un poco confundido ¿no le habrá gustado?

-no es que no me guste- suspiré disimuladamente- lo que pasa es que yo nunca te dije para que era está cita, solo te mencioné que teníamos que hablar.

Sonreí al ver lo tierna que se veía así de confundida.

-lo que pasa es- me puse frente a ella colocando mis manos una a cada lado de sus caderas y mirándola fijamente a los ojos- que en el tiempo que llevamos juntos he aprendido a conocerte muy bien, y puedo adivinar por qué estamos aquí.

Ella abrió los ojos, mirándome con suma sorpresa, comenzó a tartamudear sin parar, diciendo que no era lo que pensaba.

- mejor vamos a cenar antes de que se enfríe- la hale por el brazo y la hice sentarse en la manta, yo por mi lado me acomodé delante de ella.

Abrí la cesta y de ella saqué toda la comida que traje para el momento, había una gran variedad de comestibles, desde frutas y cereales hasta pastas.

- ¿es enserio? ¿espagueti? ¿Vamos a hacer de la dama y el vagabundo? – ella se carcajeo y yo puse mi falsa cara de ofendido.

- ¿me has llamado vagabundo? – Sheryl volvió a reír, mientras yo seguía haciéndome el enojado.

Tuviste que Ser Tú [CORRIGIENDO] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora