25.

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POV Omnisciente

Después de esa reconciliación, Nicolás con Jaime caminaron, conversaron de todo, y claramente se besaron. Esta última lo hicieron mucho, demasiado. Pero que se le puede hacer, se amaban.

Cuando comenzó a hacerse de noche, Nicolás y Jaime decidieron irse a la casa del híbrido. Cuando llegaron, Manuel estaba gritándole a Edgar, y este le respondía todo sarcástica y irónicamente.

Manuel se hacía el weon en algunas cosas, él si le atraía Edgar. Pero no sabía si iba alguna vez liberarse de ese sentimiento que tenía hacia Jaime. Por qué lo rechazó? Fácil, no quería estar con Edgar y seguir sintiendo todavía algo por el híbrido. Todo fue por el bien del pequeño vampiro. Pero como sabemos ahora, eso no salió muy bien.

-Paren!.-Gritó Jaime, con sus ojos de alfa, harto de los gritos de Manuel y Edgar.-Tengo mejor oído que ustedes, y puedo escuchar todo lo que ustedes dicen más fuerte.-Dijo Jaime, al notar que se callaron de inmediato.-Además, a mi Nico también lo tienen cansado con sus gritos.-Finalizó Jaime, abrazando a Nicolás por la cintura.

-Esta bien.-Murmuró Manuel.

-Eso, hazle caso a tu amor imposible.-Dijo Edgar con una sonrisa cínica.

Manuel se empezó a acercar a Edgar peligrosamente, cuando Nicolás lo empujó lejos del pequeño vampiro.

-Aléjate de mi amigo.-Gruño Nicolás. De inmediato se dejaron ver sus ojos dorados de vampiro.

Jaime aún no se acostumbraba a los ojos de vampiro de Nicolás, sabía que eran normal en los vampiros pero al moreno le quedaban espectacular.

-Pasivo de mierda.-Dijo Manuel, enojado. No podía hacerle daño a Nicolás, ni siquiera empujarlo por la compulsión que le hizo Jaime a él.

-Como si tú no lo fueras.-Defendió Edgar a Nicolás, sorprendiendo a todos en la habitación.

-A ti si te puedo hacer daño, recuérdalo.-Amenazó Manuel a Edgar.

-Si le quieres hacer algo de daño, tendrás que pasar por encima mío.-Gruño Nicolás, al frente de la silla de Edgar.

-Bien.-Dijo Manuel, caminando rápidamente hacia Nicolás.

Claro que Jaime no iba a dejar que pasará eso, aunque haya usado la compulsión en Manuel. El híbrido tomo por la ropa a Manuel, y lo lanzó al otro lado de la gran habitación.

-Manuel ya te advertí, con Nicolás no.-Gruño Jaime.-O acaso al igual que al pequeño vampiro te tengo que encadenar?.

-No te atreverías.-Dijo Manuel con una mirada desafiante.

Jaime, con su velocidad híbrida, se acercó a Manuel y le rompió el cuello.

-No me desafíes Manuel.-Susurró Jaime, cargando el cuerpo de Manuel, rápidamente buscando otras cadenas y otra silla.

Minutos después volvió a la habitación, colocó la silla al lado de la de Edgar y sentó a Manuel, para segundos después, encadenarlo.

-Por qué tantas cadenas Jaime?.-Preguntó Nicolás, curioso.

-Recuerda, luna llena, deseos de marcarte.-Dijo Jaime, todavía encadenando a Manuel.-Es mejor tener varias cadenas, por si las rompo.

-Las has roto alguna vez?.-Preguntó Nicolás sorprendido.

-Varias veces, me encadenan como con tres o cuatro, para estar más seguros.-Dijo Jaime, terminando de encadenar a Manuel.-Pero como ahora te tengo a ti, tal vez tenga que usar como seis.

-No es necesario.-Murmuró Nicolás. Sabía que Jaime sufría en luna llena, encadenado, ya que su lobo quería salir.

-No estas listo amor.-Dijo Jaime, moviendo un poco las cadenas para ver si estaban bien.-Y no te obligaré a hacer algo solo por mí bien.

Esas palabras las tendrán que recordar...

-Háganlo acá! Debe ser una escena maravillosa ver a Nicolás gimiendo y pidiendo más.-Dijo Edgar, con una sonrisa algo pervertida.-Sería mejor que gimiera mi nombre.

Definitivamente Edgar sin humanidad había vuelto. Pero fue bueno ver que el pequeño vampiro volvió, por al menos un segundo.

-Cuidado con tus palabras pequeño vampiro.-Gruño Jaime, con sus ojos rojos.

Nicolás lo tomó de la cara a Jaime, haciendo que este lo mirará fijamente.

-Tranquilo Jaime, recuerda que esta sin su humanidad, todo lo que dice es mentira.-Dijo Nicolás, con una voz delicada.

-Más le vale.-Dijo Jaime, mirando unos segundos a Edgar, para después mirar a su amor.

-El Naiko viene en unas horas, tenía unas cosas que hacer.-Dijo Nicolás, avisando.

Y ahí fue cuando Edgar intentó con todas sus fuerzas romper las cadenas.

-No pueden hacer esto.-Dijo Edgar enojado, con sus ojos vampiros.

-Hay que hacerlo, no puedes estar así Edgar.-Dijo Nicolás.-Además él es tu alma gemela, al principio claro que estará enojado, pero al final te perdonará. Se que aún lo amas.

-Te equivocas Nicolás.-Dijo Edgar, con una pausa.-Mi parte humana lo ama, yo no.

-Estas seguro de eso?.-Preguntó Jaime, poniendo algo inseguro a Edgar.

El pequeño vampiro no volvió a hablar ni responder.

-Bien, quédate acá por un rato pensando en eso, yo con Nicolás te dejaremos.-Dijo Jaime, volviendo a hablar.

El híbrido tomo la mano de Nicolás, y lo guio hacia la habitación de Jaime. Subieron las escaleras, y se fueron por un pasillo bastante largo hacia al cuarto.

Entraron en la habitación de Jaime, y este último cerró la puerta.

Nicolás se sentó en la cama del híbrido.

-Te apuesto que la habitación es insonora.-Dijo Nicolás, con una sonrisa divertida.

Jaime se acercó a Nicolás, lo empujó hacia atrás, dejando a Nicolás acostado en la cama. El híbrido se colocó entre las piernas de Nicolás. Jaime estaba cara a cara con Nicolás.

-Me conoces bien.-Murmuró Jaime, con una leve sonrisa. Después de eso, besó a Nicolás con mucha pasión. Nicolás sentía que se quemaba con el tacto de Jaime debajo de su camiseta.

Minutos después, Jaime se separó de ese beso.

-Tengo admitir que no se escuchó nada mal lo de ti gimiendo.-Dijo Jaime con la voz ronca.

-Después de que el Naiko se vaya de acá.-Murmuró Nicolás con una pausa.-Créeme que las cosas se van a poner feas, así que podríamos claramente desestresarnos con eso.-Finalizó Nicolás, con una sonrisa traviesa.

-Lo mejor para al final no?.-Preguntó Jaime con una sonrisa.

-Siempre.-Respondió Nicolás.-Tengo sueño Jaime.

-Durmamos entonces.-Dijo Jaime, cargando a Nicolás, destapando la cama y colocando a Nicolás. Le sacó los zapatos y pantalones.-Quieres dormir con polera?.

-No, eres calentito, con eso me basta.-Respondió Nicolás, cansado.

Jaime le sacó la polera rápidamente, después se sacó su polera, pantalones y zapatos. Segundos después se acostó con Nicolás.

Nicolás abrazó a Jaime, y este hizo lo mismo.

-Te amo.-Murmuró Nicolás, a punto de quedarse dormido.

-Yo también te amo, mucho.-Dijo Jaime con una sonrisa.

Nicolás se durmió al instante que escuchó esas palabras del híbrido. Jaime le hizo cariño en la espalda, hasta que se durmió también.

Hybrid. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora