VEINTICINCO

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A regañadientes y gracias a una labor casi maternal, la señora Cleme me retuvo en cama por 3 días para recuperarme un poco de como quedé cuando busqué a Alex. Ella no tenía idea de que me había sucedido; le dije que me habían atacado unos asaltantes y que cuando puse resistencia me atacaron. Fue una mentira bastante bien construida para haberla creado en menos de un minuto, pero aun así la suspicacia de la mujer era algo contra lo que no podía combatir. De todos modos, fingió que me creía y yo acepté eso.

Traté de aprovechar el tiempo haciendo algo bastante liberante que no hacía hace años: Escribir cartas.

Cartas a mi madre y a mi hermana, a Matt, a gente a la que no le puedo entregar mis sentimientos en la realidad. Desde siempre, para mi hablar y escribir son una forma de hacer real muchas cosas que tal vez no lo son, entonces cuando les escribo vuelvo a ver a todas esas personas, que los vuelvo a abrazar, que vuelvo a sentirlos cerca, que vuelvo a conversar con ellos.

Llega un punto donde le escribo a alguien que no sé porque no había recordado antes, pero de un momento a otro me provoco una real melancolía no haberme acordado de él.

No éramos los más cercanos, nuestro lazo no era el más potente, pero tu padre siempre será la mitad necesaria para crearte.

Mi viejo, mi papá...

Peleaba mucho con él y en cierto punto de la vida nos terminó por hacer mucho daño a nosotras. Nunca nos levantó la mano a ninguna de las tres, pero a veces las palabras hacen más daño de lo que uno se puede imaginar.

Al final en mi intento de escribir algo sincero y con cariño solo sale un escrito con palabras de resentimiento sin mucho sentido a estas alturas del juego.

Tomo la hoja que intente escribir y la desecho.

Dejo mi labor de las cartas y me dispongo a salir de la habitación.

Aunque esté encerrada aquí, estoy bien informada de lo que ha sucedido últimamente. Ayer, Diego me vino a ver (Ni idea como consiguió mi dirección) a ver que me había sucedido, a lo que le respondí lo mismo que a la señora Cleme. El chico me puso al día con algunos comunicados oficiales. La situación entre el gobierno y los grupos de oposición estaba tensa.

En este régimen, hace años atrás era ilegal la existencia de partidos políticos distintos al oficialismo, pero hace un par de meses se hizo oficial un estatuto que permitía la existencia de estos en la cámara de consejeros del presidente, pero aún se mantenía en la ilegalidad la creación de partidos que propusieran el concepto de igualdad y eliminación de clases sociales.

Según el gobierno, la jerarquización era necesaria para mantener el equilibrio social y mantener al margen a las clases más bajas separadas de las más poderosas.

La mantención de este decreto de ley, junto con la próxima creación de la nueva constitución hacían que las manifestaciones aumentaran y la violencia de parte de los neutrales también.

La gente comenzaba a ver el lado duro, discriminador y sanguinario de este gobierno. Todos somos conscientes que estamos viviendo en un fascismo, pero la televisión, la publicidad y la campaña de odio entre nosotros eran lo suficientemente fuerte como para hacer creer a la población normal o más acomodada que nada estaba pasando y que el gobierno estaba de su parte. Sin embargo, los casos de desapariciones estaban sonando cada vez más fuerte, la aparición de cuerpos y la represión policial cada vez menos desvergonzada estaba teniendo sus frutos.

Los discursos anti Condenados del Karma estaban cada vez más apoyados por miedo que por genuina creencia y estos cada vez llamaban más a la población a acusarse entre ella, incitando la traición entre hermanos, hijos, familia, vecinos.

Las manifestaciones aumentaron y los ataques de minorías paramilitares contra el gobierno estaban en constante crecimiento y cada vez con consecuencias peores para los que las convocaban y para la población civil inocente.

La búsqueda de condenados se masificó y ahora más que nunca los militares estaban por todos lados.

Diego dijo que la general del Ejército de los Resentidos había anunciado que cualquier grupo terrorista que surja desde nuestras fuerzas armadas de manera no oficial no serían apoyadas, además de reprender a los responsables con la expulsión del ejército y que este se levantaría cuando sea necesario defender a la población de un ataque de parte del gobierno de manera masiva o si esto es determinado por los altos mandos de la oposición oficial de Sub Terra.

—La verdad es que no me gusta lo que dice la general, pues, los grupos terroristas, como les están diciendo, son nuestros compañeros que se sacrifican por un cambio y no mostrarles nuestro apoyo es como no estar en la lucha. — Decía Diego un poco exaltado después de comunicarme todo aquello.

Mientras Diego me observaba yo meditaba un poco en mi cama, hasta que le respondí:

—Mira, pienso lo mismo que tú acerca de que no apoyen a los que han sido detenidos y sean del ejército, pero también pienso que la idea no es terminar con todo esto de esa manera. La vía armada no es la única forma de solucionar las cosas, el resultado de responder de manera violenta a todo esto acabaría en una guerra civil y al final matarnos entre los pocos que quedamos vivos después del Verde Karma no es un ideal tan bueno.

El temple de Diego cambió luego que dije esto.

—Vale, son nuestros compañeros, quieren lo mismo que nosotros. Si no eres parte de la lucha, en el fondo eres parte del problema.

Escandalizada le dije con un temple menos calmado que en mi respuesta anterior

—¿Crees que me gusta este sistema? ¿Crees que no me he planteado todo lo que me dices? ¡Vi como quemaban gente viva, Diego! Pero se también que algunas de esas personas que cayeron en manos de los neutrales estaban enfermas, enfermas por años de abandono, años de heridas sin sanar, años de injusticias a las que solo saben responder matando, violando, hiriendo. Responder a la violencia con más violencia no es la solución.

Diego se quedó meditando. Su expresión inicial había cambiado. Reflexionó lo que le dije, pero su gesto volvió a ser el mismo, se levantó de mi cama donde estábamos sentados y se despidió cortante.

Esa charla me hizo pensar, sin embargo, ya he visto suficiente como para mantenerme con mi postura.

Eran más de las ocho de la tarde y no había hecho prácticamente nada en todo el día, sintiéndome una inútil. Me había levantado a buscar un vaso de agua, para luego volver al escritorio.

La quietud me duró poco. No soportaba el encierro, pero mi cuerpo sabía que tenía que descansar. Aun así, me levanté de la silla y moví un poco las piernas y di vueltas por el cuarto como un león enjaulado. Miré mis manos y me di cuenta que aún tenía el lápiz con el que escribí. El pensar en escribir me hizo acordarme de algo que había postergado sin saber por qué. Dejé el lápiz sobre la mesita junto con las cartas y me acerqué con paso rápido al pantalón manchado con sangre, barro y polvo del día en el callejón baldío.

Busqué en los bolsillos y encontré lo que buscaba:

El papel que encontré en el gimnasio de Alex.

Abrí el papel con prisa y me encontré con una letra en japonés escrita con tinta. Debajo de ella había un escrito que decía:

"En el primer lugar donde termina la vida de unos, comienza la de nosotros

VI de cada VII

VI de cada XII"

¿Qué es todo esto?

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