DIECISÉIS

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El tiempo ha pasado... Los días corren y ya estoy por cumplir los treinta días en Sub Terra. Han sido semanas intensas en los entrenamientos, han comenzado con un proceso de selección para los cadetes mejor calificados y elegir a los mejores para que sean parte de una de las fuerzas especiales opositoras del gobierno Bernardista y hasta el momento están dentro los dirigentes de cada una de las especialidades. Mientras el resto sigue luchando y entrenando duro para llegar a este grupo. Los beneficios que están al entrar son especializarse y ser aprendiz de dirigente en alguna habilidad, también el ser incluidos en los programas de ataque y defensa más complejos y esenciales en la futura lucha contra el poder establecido.

Han pasado más de 10 días desde el incidente de Matt y Danny. Me intento contactar con Daniel después de varios entrenamientos. Pero estos últimos cinco días no he tenido noticias de él. Creo que al alejarme de lo turbia de todas estas situaciones me siento preparada para retomar el tratamiento de D-12.
Por otro lado, Alexander y yo hemos hecho buenas migas este ultimo tiempo, de hecho, después de los entrenamientos me invita a seguir con clases privadas en su barrio, en uno de los diversos escondites de esos parajes.
He avanzado mucho en defensa personal. Lo que practicamos la mayor cantidad de las veces es Taekwondo, pero también usamos maniobras o habilidades de otras artes como Karate, Krav Magá entre otras.
Hoy fue una tarde de entrenamiento normal después de la preparación en la base militar.

-Veamos, creo que ya estas lo suficientemente preparada para luchar contra mi.
-Nací lista señor, no se crea tanto.- Le respondo a Alex de manera burlona.
-Bien señorita cinturón negro. Muéstrame lo que tienes.

El lugar donde practicamos es un sitio muy cómodo, es una planicie cubierta de tierra, pero casi del todo regular.

Lo demás que nos rodea es una especie de cementerio vehicular, lleno de partes abandonadas de autos. Alex en su tiempo libre limpio este lugar y dejó un espacio suficiente para organizar buenas peleas, entrenar y liberar tensiones. Antes hacia pesas con los parachoques sueltos de autos en el sitio o usaba una cuerda y varios neumáticos deformados como pera de Box. Con el pasar del tiempo el chico convirtió este sitio en su gimnasio privado.

El pequeño desafío del chico se convierte en una batalla intensa luego de un rato comenzado el combate.

El primer punto es de Alex, el segundo, para mi desgracia, también. Su ego quedó lo suficientemente alto por hoy, ya era hora de bajarlo.

Como poseída, lanzo puñetazos a lo que alcanzo de su zona alta, bajo los golpes que bloquea bien hasta el momento y finalmente lanzo dos patadas, la primera la bloquea, pero la segunda llega a su costilla.

Así estamos hasta que quedamos a empate de a dos puntos, el último punto lo gana Alex y tiene para mofarse un buen rato de mi. Entre la actitud actuada de egocentrismo ambos terminamos riendo.

Luego de un buen rato de risas y discusiones sin una pizca de seriedad, nos sentamos sobre un auto y nos acomodamos sobre el capot.

Luego de acomodarnos en el auto sin más que disfrutar de la compañía del otro, el ambiente creo una atmosfera estática entre nosotros, como si el mundo se hubiese puesto en pausa por un par de ¿Segundos? ¿Minutos? ¿Horas? que se yo, el asunto es que algo había a parte de nuestra presencia en el llano lugar. Quería mirar a Alex en ese momento, pero sentía que no podía fluir naturalmente como siempre, como si la timidez del primer día hubiese vuelto.

Tanto fue el nerviosismo que recorrió mi cuerpo que sentía que no me podía mover, así que intente sentarme, saliendo de mi posición recostada al lado del chico.

Alexander me miró de reojo, mientras yo hacia que me arreglaba el cabello un poco para que no me viera. ¿Qué significaba ese silencio? ¿Química entre nosotros? o más bien solo una pequeña elipsis en la conversación. Pero si hubiese sido eso, el aire no se sentiría tan pesado. Un pequeño, ligero, pero intenso contacto me saca de mis ensoñaciones. Su brazo rodeó mi cintura y mi cuerpo se tensó con su contacto. Alex me miro con duda.

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