CUATRO

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Estoy afuera, ya no hay marcha atras...

Todo esta muy oscuro, pero no tanto.

Logro caminar sin marearme unas cuantas cuadras, recorro el centro de la ciudad por las calles que conocía. De pronto, siento que me observan y una mancha negra se mueve ágilmente unos metros más atrás de mi locación.

—¡Ahhhhh!

Un grito ahogado se escucha y este cesa in crescendo de una forma espeluznante. Ese algo negro no viene en son de paz. Estoy en peligro.

Mis teorías son confirmadas al ver como un ligero cuerpo se desploma en el piso, y junto a el, probablemente el encargado de su deseso (Ademas del humo). No lo pienso más. Corro como puedo y me escondo tras un auto desvalijado.

El ser oscuro todavía no se si es una alucinación del toxico o es real, pero esta cerca y al parecer, esconderme no servirá de nada.

Me muevo sigilosamente hacia unos callejones que en mi vida había visto y vuelvo a moverme rápido. Pero él es más rápido y alcanza a tomarme el brazo. Con una fuerza sobre humana, con mi brazo libre tomo una barra de hierro pesada que encuentro en el piso y golpeo al extraño ser, esquiva el primer golpe pero el segundo acierta en su cara. Me suelta de milagro y vuelvo a correr por callejones extraños, me alejo lo suficiente del somnoliento seudo hombre en el piso y aprovecho en esta carrera de sacar el tanque de oxígeno y ponerme la mascarilla.

Tengo un segundo aire y la fuerza vuelve a mí. Un grito gutural se siente por detrás de mi, tal parece que el tipo se ha repuesto y con la misma barra de hierro ahora el intenta cobrar venganza.

Lanza con fuerza el objeto contundente y gracias a un movimiento evasivo, logro esquivar el golpe letal.

Luego, escucho balazos que se acercan a mi, por suerte su tino no es bueno.

Pero una de las balas logra cortar la vía del oxigeno. Comienzo a cansarme otra vez y decaigo definitivamente en el último callejón de la avenida y lo mas probable, de mi vida.

La silueta apareció en la niebla, mientras que veía como el oxígeno del pequeño tanque se acababa, y la figura se materializaba, era real, definitivamente lo era, y mientras él se acercaba, mi desesperación aumentaba, no sabia donde correr, ya no había rastros del refugio y no tenia opción mas que quedarme allí y refugiarme como pudiese, pero la falta de aire, el espesor de la niebla recaía en mi cuerpo y termine por caer.

Desde mi moribunda posición en el piso, veía como se acercaba el hombre a mi, tenia miedo, su rostro no se veía, una mascara anti gases cubría su cabeza. Tenia un cuchillo en la mano, ¡Mierda! me va a cortar el cuello, eso no era una intimidante pesadilla, no, era todo real, todo nítido, VIVO.

Pero cuando iba a enterrarme el cuchillo me mira un segundo y su cuchillo cae al suelo. Me toma de los hombros y me mueve como si me observara atentamente, me suelta y me deja caer al piso, da una vuelta, se toma la cabeza, y se vuelve a acercar, lo observo y ya no puedo aguantar más la respiración, y la vida se me va definitivamente. Lo último que siento son unos brazos que me aprietan fuerte y mis pies se levantan del piso.

~o~

-¡Vamos! despierta rápido... no deben saber que estas aquí. Maldita sea- dice una voz familiar.

Me encuentro en una habitación blanca, donde un gas blanco me despierta totalmente. Aun tengo la vista borrosa, pero aun así logro ver al ser que hace no se cuanto tiempo real me intentaba matar. quiero correr, pero la fuerza no me ayuda. Sin embargo, lo que más me perturba es...

Esa voz.

~o~

El hombre se saca un pantalón negro de un material parecido al plástico, dejando a la vista a alguien mas parecido a un humano. Sus piernas cubiertas con un genero ligero, son largas y firmes. Se saca las botas y logro contemplarlas por completo.

Ese porte.

~o~

Se quita los guantes térmicos rápidamente y los lanza a un rincón de la gran e inmaculada habitación.

Esas manos.

~o~

Me quedo mirando sus manos y en una de ellas veo una cicatriz, solo una persona en este mundo tenía esa cicatriz en la mano.

Oh, esto no es posible.

Y por ultimo, se quita la mascara, estoy a sus espaldas pero aun así puedo reconocerlo, lo reconocería en cualquier lado en cualquier sitio, pero jamás pensé que lo encontraría aquí. No puede ser cierto, ese cabello negro.

Es el.

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