Narrado por Daniel
Matt está en un rincón, cada vez está más quieto, aún hay espasmos que no puede evitarlos, su ceño fruncido no me indica nada bueno, pero al menos está en calma. Aunque me agrada esa tranquilidad, sé que debajo de ella hay un mar de sensaciones incomprendidas, por Valentina, por mí, por quien sea que lo vea. Hay veces en donde no le veo solución a todo esto, o tal vez no hay que buscarle solución y solo dejarlo ser. Por el momento lo único que sé es que él está a otro nivel sobre nosotros, está a un nivel de comprensión superior al nuestro, pero como no sabemos leer lo que quiere decir, nos sale más práctico decir que solo está enfermo.
Aun así, solo quiero comprenderte amigo.
Narrado por Matt
Miro mis manos y son más pequeñas de lo que son ahora, la habitación blanca acolchada no está, me encuentro en un lugar que conozco. Una canción olvidada de Los Ramones estaba sonando en la radio hasta que un comunicado extraño interrumpe la melodía distorsionada: Una nube tóxica estaba invadiendo al país desde la cordillera.
Valentina
Después de escuchar y procesar el mensaje de urgencia que comenzó a sonar en todas las radios y canales de televisión, no pude evitar pensar en nadie más que ella, me levanté de la cama, me puse los zapatos y el polerón y me dispuse a salir de casa lo más rápido que podía. En el living, casi como algo furtivo o que no me importaba mucho me encontré con los ojos de mi madre. Pasé por su lado sin decir nada, sin hacer nada más que dirigirme a la puerta, impasible, casi imperturbable.
—Mati, ¿Dónde crees qué vas?—Dijo alterada, más con temor que con rabia.
No le respondo nada, me trato de mantener tranquilo y tratando de no demostrar nada. Por dentro, mi cabeza va a mil por hora, tanto, que mi cuerpo está abandonado en un modo automático, como un avión que vuela solo, como un robot haciendo un pequeño trabajo en una maquinaria enorme. Así operaba mi cuerpo entero, como un montón de reacciones sin reacción real.
—Matías ¡¿A dónde vas?!
Mamá para de gritar y me convierto en el yo que soy hoy y me siento en el sofá del living mientras repito esta escena una y otra vez:
La mujer que estaba frente a mi hace 7 años en ese momento que marcó todo, toma mi brazo y trata de hacer que me quede, que no vaya a; no sé, hacer algo, buscar a Valee, tratar de salvarla; pero no sirve, a cada tomada de brazo que intentaba ese chico de 14, casi 15 años, le respondía con un tirón. Logró detenerme por un par de segundos y mantenerme la mirada, había lágrimas, había desesperación. Tira de mi mano frustrada y vuelven los gritos y casi como una película vieja, el audio comienza a fallar y la imagen a difuminarse. Lo siguiente que veo es al chico salir de casa en una bicicleta, la mujer gritando detrás de él. Pero no lo vale, no vale la pena. El corre, ella se queda, ambos solos:
Como siempre lo habían hecho.
Siento el aire en mis mejillas, siento la fatiga del pedalear luego de un par de kilómetros, han de ser dos... tal vez tres. Me canso, pero no paro. Llego a la avenida principal en dirección al sur, acercándome al humo y acercándome a la casa de ella.
"No creo que sea demasiado tarde" me decía a mí mismo, aunque sé que lo es, aunque sé cómo termina esta escena.
Las calles se atiborraron de automovilistas escapando hacia quien sabe dónde, generando un embotellamiento de proporciones. Pasé entre los autos lo más rápido posible casi sin usar los frenos hasta que un auto, saliéndose de la pista acelera y dobla impactándome de frente. Sin poder esquivar ese movimiento, salgo eyectado de la bici y todo esto lo veo muy lento, sintiendo con cada fibra de mi cuerpo el viento contra mí hasta rozar con el lado izquierdo de mi cabeza el asfalto caliente. Un parpadeo, ese ligero esfuerzo muscular es el único movimiento que puedo realizar por un par de segundos, mientras recuperaba la audición. Ruido, mucho ruido, el sonido del metal golpeándose secamente contra más metal, gritos desesperados y pasos, incesantes pisadas de mucha gente, como si de una estampida de caballos se tratase.
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Verde Karma
خيال علميTodo lo que conocías está acabado, los días felices, el ocio, la diversión, el amor... todo lo que podíamos encontrar bueno en esta vida se fue. Valentina, una joven de 20 años, ha logrado sobrevivir al Verde Karma, una de las mayores catástrofes qu...