VEINTIUNO

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En el camino a CIB pienso bastante a cerca de lo que me depare para esta nueva etapa, que lo más esperable es que sean tiempos complejos por motivos obvios como el peligro que corro estando en la lista oficial de fugitivos más buscados en Sub Terra y la inexistencia de un apoyo más allá de un asilo y protección de identidad (La cual agradezco), la falta de un compañero de batalla, teniendo en cuenta de que los que en algún momento pude tener, corren un alto peligro en cubrirme.

Otro asunto que me preocupa es el ejército de los resentidos y mi permanencia allí. Por lo que Daniel, o el doctor Contreras, dijo en nuestro último encuentro, lo ideal sería que desapareciera del mapa por un tiempo y la idea de seguir reclutada en la resistencia militar era una idea totalmente contraria al concepto de desaparecer y ser alguien absolutamente normal.

Cuando llegué a la entrada del laboratorio, debía esperar que este me mandara a llamar con alguien que me condujera a su despacho. Con los últimos acontecimientos, entrar a la central de estudios bioquímicos de Sub Terra sería un proceso más engorroso y burocrático de lo que desearía que fuera. Mientras esperaba, traté de mantener la mente limpia y sin pensar en nada para entrar al laboratorio con el mayor temple posible, sin embargo, para mi desdicha, el lugar donde estaba permitía una perfecta visión al patio central donde ejecutaron a Joseph. Cuando me llamaron para entrar, mi mente no podía estar en blanco, ya que lo único en lo que podía pensar era en la mancha color vino tinto que permanecía rebelde en el mismo suelo que tocó el cuerpo del chico que murió frente muchos, el mismo suelo que presenció el último respiro de su breve vida y que ya nada se podía hacer. Solo tratar de borrar esa mancha del piso.

El que me permite pasar, luego de muchos registros, trabas y repetir una y otra vez quien se supone que era para entra de una condenada vez, era una suerte de guardia de seguridad, claramente diferente a los neutrales. Luego de un par de minutos, donde me repongo de la imagen de afuera y logro entrar, comienza la negociación con el doctor Contreras.

Nos ahorramos las formalidades y comenzamos a dialogar de inmediato.

—Muy bien, Valentina, seré breve. No me es permitido ni por el tiempo ni por las modificaciones en los estatutos de seguridad despacharte a tu reubicación de residencia, así que te doy entrega de la dirección de tu nuevo hogar, esperando que no sea de un mayor desagrado ni para quienes te recibirán como para ti tu estadía en el lugar indicado. —Daniel termina con sus tecnicismos frívolos entregándome un sobre inmaculado, el que contiene la dirección que mencionó. El chico prosigue con su discurso en un tono monótono, profesional y frío:

—Al tener posesión de esta dirección, supongo que no debería de haber ningún otro asunto pendiente más que aclarar. Continuaras siendo empleada de CIB con el cargo que se te otorgó con el cambio de identidad, sabiendo someramente que tu rol aquí será ser agente activo de cambio en el sujeto de estudio: D-12. Creo que eso sería todo. Si no tienes algo más que acotar a cerca de lo acordado, puedes retirarte y nos veremos el siguiente lunes a las 7.30 am para comenzar con la reorganización de los estudios, experimentos y análisis de D-12.

—Tengo varias cosas que aclarar antes de retirarme— Digo firme, pero formal en lo que más puedo. Como esperé, a Daniel le molestó que la "conversación" no terminara con su monólogo.

—Según lo que se ha logrado conversar en mayor profundidad, solo hemos dejado claro en ocasiones anteriores mi reubicación y el cambio de identidad, sin embargo nada se ha hablado en tanto a mi continuidad en el proyecto de D-12, pues, eso estaba por hablarse el día donde las autoridades militares de Sub Terra ejecutaron a Joseph. Si existiese una oportunidad de reagendar esa citación que no fue efectuada con normalidad, sería una excelente instancia para hablar del caso de D-12.

—Los horarios no permiten que se pierda más tiempo ni recursos materiales y humanos en la espera de una respuesta de tu permanencia o no en el proyecto. —Responde más impersonal y frio que nunca el doctor Contreras, mientras que en su mirada se ve el fervor dentro de el al tocar terreno complejo en estas conversaciones conmigo. Su respuesta, al no parecerme, me hace obligarlo a llevarlo a una instancia que nuevamente creará más conflicto del ya existente.

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