Es ya tarde, en la habitación del hotel solo veo una amplia cama, la soledad me rodea, el uniforme colgado frente a mi es la única compañía que tengo en el desolado lugar. ¿Qué es eso? La ropa comienza a tomar una imagen espectral, pero es mejor que el cerrar los ojos y volver a soñar. La oscuridad incrementa mi sombría imaginación. Ya no sé que es mejor, cerrar los ojos y tratar de transportarme a algún buen momento de mi vida, o abrir los ojos y encender la luz y no pensar en los terrores nocturnos. Pero lo malo es que no recuerdo ningún buen momento, lo ultimo que recuerdo es que comencé a tomar tranquilizantes hace un par de... ¿Par de que Max? ¿Meses? ¿Años? el pasar del tiempo hace tiempo no se rige según lo establecido en mi cabeza; y por otro lado, el abrir los ojos no sirve de mucho más que para ir a buscar los calmantes.
Malditos sean los calmantes, pero benditos sean estos.
Me destapo y bajo de la cama, mi cuerpo tiembla, por miedo a lo que encuentre en la oscuridad o por la sensación de hipotermia que genera la abstinencia. Corro al baño y enciendo la luz. Los terrores se extinguen con la luz y respiro hondo, me miro al espejo y encuentro a una despeinada chica que ni si quiera parece serlo.
-Mírate, mira esas ojeras, ese cabello desordenado, eres un asco.- El reflejo me habla, me siento acusada por la chica del otro lado del cristal reflejante. Abro mi botiquín antes de que la voz me siga acusando. -Esos ojos castaños son una mierda, el rojo es mejor, el rojo es mejor, el rojo es mejor.
Rojo, rojo, rojo... esa palabra hace que mis oídos duelan, como clavos en mis tímpanos, lanzo un alarido en medio del silencio físico y el caos mental, tapo mis oídos para no escucharla, para no escuchar a mi psique pero esta, aparte de no callarse, se hace más intensa y me quita la fuerza, caigo al piso retorciéndome de dolor. Veo una masa negra deslizándose por las rendijas de la puerta del baño y estas se acercan a mí, acorralándome, pero con mis últimas fuerzas alcanzo a tomar el frasco de píldoras rojas.
Necrotamina, sálvame, cállala, mátala, calla a esa puñetera voz que me mata por dentro.
Abro el frasco con manos temblorosas mientras por mis ojos caen lágrimas de terror. Una, dos, tres, cuatro, cinco. Con eso será suficiente. La masa negra se va del cuarto de baño, la chica del espejo se ha callado, la chica del espejo vuelve a ser yo, vuelve a ser mi amiga a la que le sonrió y ella me devuelve la sonrisa.
Respiro pesadamente aun por como me agitó todo lo vivido en estos minutos, ¿O quizá horas? El caso es que todo ya acabo por las próximas 12 horas. Me levanto del frio piso y me miro al espejo, el castaño se ha ido, mis ojos vuelven a ser del iris rojo.
Guardo el frasco en el botiquín y vuelvo a la cama.
No recuerdo nada de mi pasado, Máxime no es mi nombre, tenía otro nombre antes de que los doctores me dieran las pastillas.
Recuerdo que tenia una madre, recuerdo que tenía hermanos, un padre, pero cuando pienso en una vida pasada, en mi pecho algo me punza, y lo extraño es que no tiene nada que ver con los síntomas de la abstinencia a la Necrotamina, es algo más profundo, pero como me duele solo tratar de hacer memoria, ignoro todo esto y me conformo con ser lo que soy, sin un pasado o un futuro, como dijo el líder, centrarme en nuestro futuro, pensar en el pasado es innecesario.
Pero es inevitable cuando el pasado te sigue persiguiendo junto a los terrores nocturnos.
Trato de cerrar los ojos sin pensar, pero unos gritos de dolor suenan en mi cabeza, pero ya ha sido tanto tiempo conviviendo con ello, que estos ya se han convertido en el telón de fondo de mis pesadillas.
Aprieto los parpados y trato de dormir.
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Qué es todo esto se estarán preguntando, bueno. Comenzaré un hilo argumental nuevo con este personaje del que me he enamorado si les soy sincera: La capitana Máxime Sotomayor, aunque será una de nuestras antagonistas es humana como todos los personajes de Verde Karma y quise que se famliarizaran mejor con ella con este pequeño anexo que les he traido hoy.
Comenten si les gustó o no, una brazo enorme y nos vemos en el capitulo DIEZ
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Verde Karma
Ciencia FicciónTodo lo que conocías está acabado, los días felices, el ocio, la diversión, el amor... todo lo que podíamos encontrar bueno en esta vida se fue. Valentina, una joven de 20 años, ha logrado sobrevivir al Verde Karma, una de las mayores catástrofes qu...