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Luego de nuestra conversación en el cuarto de desinfección, con Daniel nos ponemos de pie y el chico me entrega una identificación de una joven de mi edad, que murió hace 3 años atrás.
—Desde ahora, para las autoridades tu nombre es Alison Vergara. Los registros de defunción son los más fáciles de manipular, así que en vez de crear nuevas identificaciones usamos las de personas muertas, así eres real para el sistema, pero invisible para la ley.

La verdad es un poco escalofriante el saber que llevas el nombre de alguien que murió, pero si eso es más seguro que no estar registrada, quien soy yo para quejarme. Daniel me da un momento de privacidad para colocarme mi uniforme y ya estando lista nos dirigimos a los comedores del sector 9. De ahora en adelante, el sector nueve será mi lugar de residencia.
Sub Terra se divide en 10 sectores, llamados solo por su número, ordenados desde las comunas más hacia el norte hasta las localidades más hacia el sur o los suburbios de la antigua capital. Como la chica de la que tengo el nombre vivía en la zona sur de la ciudad tengo adjudicado el sector 9.

Cada sector tiene su casino, y es ahí a donde nos dirigimos ahora a recibir nuestro desayuno. Danny y yo tenemos la misma ubicación en sectores, así que no perderemos contacto.

Es hora del desayuno.

Hay una larga fila para ir a buscar unas bandejas con el alimento para cada habitante, inscrito en el registro claro.

—Aquí nos sirven 3 comidas diarias, las cuales son las mismas a las 3 horas. Suena monótono, pero cada una de estas comidas tiene las vitaminas necesarias para el día así que procura asistir a todas.

La comida es un guiso de verdura, extraño y amarillento, pero para mi sorpresa, de buen sabor.

Luego de comer salimos del gran salón comedor y por primera vez veo las calles de la gran Sub Terra. es un gran montón de edificios de color gris, la única diferencia de cada una de las grandes infraestructuras son los tamaños. Creo que esta ciudad hasta en estructura urbana es reprimida, es bastante deprimente. Nos dirigimos entre pasajes cada vez más estrechos y bien escondidos al refugio de los recién llegados.

Al llegar nos encontramos casi al limite de Sub Terra sur, el muro que divide la tierra de la urbanización subterránea ya es visible. Nos hayamos frente un gran edificio abandonado, fisurado y con sus muros de hormigón dañados rodeado de edificios bastante maltratados, es un barrio gris, mas gris que la ciudad en si, parece que todos los avances tecnológicos de la sub ciudad no existieran aquí.

Danny, mirando para todos lados abre un portón muy pesado.

Abiertos estos portones, ante mi se presenta una ciudad sub subterránea, más escondida que la base/nación de la que es parte. resulta que la bodega que topa contra el muro limite es solo una fachada, como los edificios antiguos de mi comuna, solo quedaba un muro muy debilitado, pero que no permitía dar indicios de lo que escondida.

—Bienvenida al barrio de los marginados.— Dice mi guía tomándome de la mano invitándome a conocer este nuevo mundo.

Al entrar, la primera panorámica de este mundo oculto de la "Realidad" (Realidad entre comillas porque toda Sub Terra parece sacado de un mundo fantástico) son muchas mediaguas, mujeres colgando y lavando ropa en lavaderos, niños jugando pateando un balón de trapo, el cual en una de las maniobras de los niños llega a los pies de Danny. Este automáticamente lo recibe y comienza a dominar el balón y luego termina por lanzarlo a los pequeños. Esto hace que en mi brote una sonrisa radiante y en Danny veo unos ojos de niño. Nuestra adolescencia no duró mucho y tuvimos que crecer muy rápido, supongo que aun somos unos niños grandes por dentro.

Aquí hay toda clase de personas: morenos, blancos, rubios, castaños; altos y bajos; desde niños hasta ancianos, pero todos con algún grado de avejenta miento, como por falta de sueño o quizá afectados por la misma niebla.

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