La fotografía efectivamente era mía, se notaba que era un acercamiento a mi rostro, no era muy nítida pero era fácil reconocer que era yo. Como y cuando la tomaron es un misterio, pero la teoría más probable según Danny era que la Central de Inteligencia de Sub Terra había mejorado en la búsqueda de fugitivos gracias a las nuevas medidas de la general Máxime. Desde hace un tiempo se habían planeado nuevas técnicas de seguimiento con el fin de velar por la "seguridad" de los habitantes fieles de los traidores que, según el gobierno, somos los fugitivos.
Luego de avanzar por el devastado barrio, llego al refugio y encuentro a Andrés ordenando el desastre que dejaron los Militares Neutrales. Me contó que logró escapar y esconderse en un deshuesadero de vehículos viejos, que, para la fortuna de mi compañero de habitación, fue uno de los pocos lugares del barrio que no fue invadido por las fuerzas color gris, negro y vino tinto; y no me atrevo a decir el único lugar intacto, ya que, aunque no lo parezca, este suburbio es un lugar que esconde muchos lugares secretos.
Después de ordenar los tres el cuarto nos sentamos sobre las camas, le contamos a Andrés del peligro que corremos con los nuevos altos mandos militares y Danny nos aconseja que cambiemos nuestra imagen para que no seamos reconocidos por la gente del pueblo.
De Andrés tenían un retrato hablado de hace 5 años pero este no se parece en absoluto a como está ahora, sus facciones han cambiado lo suficiente como para que el chico que buscan no se parezcan en absoluto al hombre que está frente a Danny y a mi, además de que antes usaba el cabello en una melena y hoy, este era muy corto.
Bien, con Andrés no había ningún problema al parecer en el aspecto físico. Con las cosas claras con el, solo quedaba yo, y los tres lo entendimos, ya que los ojos de Danny y Andrés se posaron sobre mi.
Creo que era mi turno de cambiar mi aspecto.
***
Al pasar una hora, de mi larga cabellera con ondas solo quedaba una corta melena castaña. Mi cabello, el último vestigio de mi antigua yo se había ido.
Andrés tomó uno de los últimos cabellos largos que me quedaban y finalmente lo cortó, pero, en vez de desecharlo se dirigió a su cómoda y de un cajón sacó una cinta e hizo un moño alrededor del mechón y luego de hacerlo lo dejo sobre mis dedos. Una mirada fugaz se cruzo entre ambos.
—Para cuando tengas tus días negros, que este mechón ilumine esos días pensando en las cosas buenas por las que pasó ese cabello loco que te acompaño por tanto.
Los ojos de Andrés brillaron en medio de una sonrisa ladeada, un poco melancólica y un poco esperanzadora. Era una sonrisa extraña.
Danny mientras limpiaba los restos de nuestro experimento de peluqueros en el suelo, Andrés volvía a sus cosas, yo quede meditabunda mirando la nada, y una tristeza repentina se aferro a mi corazón, no se si por el corte de cabello o por las variadas cosas que he experimentado hoy, pero, al igual que en el discurso en el centro, le quite el aliento a mis penas y extinguí como pude las nacientes lagrimas que amenazaban en salir.
—Oye—. Danny invade mis pensamientos, y yo como respuesta solo le doy una mirada seria, no enojada, pero mi inexpresividad hace que se dé cuenta de que no es un buen momento. Sin embargo prosigue en un tono mas aterciopelado que el anterior:
—Vale, sé que todo lo de hoy ha sido bastante fuerte para ti, pero te pido que estés tranquila, tomate tu tiempo para sopesar todo y cuando te sientas mejor conversaremos un tema que es bastante importante, tanto para mi como espero que sea para ti.
—¿Sobre que?— Le respondo en un tono plano y monótono.
—Sobre Matías.
La ultima palabra que Daniel emite, se siente como un gran eco en mi cabeza, todo lo de anoche y hoy me han hecho olvidar a Matías y eso me hace sentir mal.
—Creo que no es un buen momento.— Dice Danny en medio del silencio incómodo, pero insiste en seguir. —Bueno, cuando te encuentres mejor házmelo saber con esto.
La mano de Danny se extiende frente a mí con un pequeño aparatito rectangular en ella.
—¿Que es eso?
—Es un localizador. Es como un celular de nuestra época, pero mas básico, yo también tengo el mio y cuando quieras charlar sobre eso, solo aprieta este botón y vendré a buscarte.
-Ok.
No tengo más fuerzas como para dar una respuesta más completa, pero es suficiente para ambos. Nos despedimos con un abrazo y Daniel sale de escena.
Andrés y yo quedamos solos. No hablamos más después de aquello. Me acuesto en mi cama y cierro los ojos, pero mi cerebro se encarga de no dejarme dormir, tengo demasiadas ideas en la cabeza como para descansar.
Me levanto de nuevo y tomo el localizador que me ha dejado Danny para dejarlo en mi cómoda y allí encuentro mi identificación falsa, mi pañoleta y otro par de cosas de mi mochila; pero siento que faltan objetos en mi cajón. Tal vez sea el efecto del reordenamiento de la cómoda o en el saqueo algunas cosas se perdieron.
Por ahora no me interesa, si está mi identificación y mi pañoleta con aroma frutal con eso me conformo.
—Y... ¿Vas a ir a comer?
Andrés me mira y me habla.
—No, siento cualquier cosa menos hambre.
El solo asiente, creo que siente lo mismo que yo.
Ya son las 7.39 según mi reloj, me sorprende lo rápido que ha avanzado este día, pero recordar los hechos hacen que me vuelva parecer eterno.
Andrés se da vuelta y me mira.
—Creo que voy a salir a caminar. Necesito desahogarme ¿Me acompañas?
Muevo la cabeza negando y Andrés desaparece tras abrir la puerta. Indica el interruptor antes de irse, preguntando solo con gestos si quiero la luz apagada y yo asiento.
El día acaba. Solo eso puedo decir...
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Verde Karma
Khoa học viễn tưởngTodo lo que conocías está acabado, los días felices, el ocio, la diversión, el amor... todo lo que podíamos encontrar bueno en esta vida se fue. Valentina, una joven de 20 años, ha logrado sobrevivir al Verde Karma, una de las mayores catástrofes qu...