CINCO

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  • Dedicado a Daniel Mendez Contreras
                                    

Viernes, la última vez que te vi.

Te besé como siempre, despidiéndome de ti después de haberme ido a dejar, Ese día estábamos solos, y aunque extrañé la presencia de nuestro amigo que siempre nos acompañaba algo extraño sentí esa tarde. Ese abrazo duró más de lo que recordaba.

Matías. Mi novio.

No puedo creerlo, es el, después de 7 años de la niebla, esta vivo.

Me levanto de a poco, lo veo, esta a menos de dos metros de mi, camina de un lado a otro, habla frenéticamente.

—¡Porqué hiciste esto, bestia estúpida!...— Gritó el fuerte hombre frente a mi dirigiéndose a si mismo—No podía dejarla allí, estaba por morir...— Prosiguió con su extraño monólogo en un tono más suave —¡Que importa!, un pecador mas, uno menos... ¡Calla! ¡Maldito insecto!

Una voz suave y una brutalmente brusca, así era este dialogo consigo mismo, hablaba frenéticamente. Lo veo, lo veo y mi cabeza da mil vueltas y el múltiple ser que tal parece me rescato, para en seco... su cuerpo se inmoviliza, y me observa, sus ojos, el iris de sus ojos son purpura claro, y al verme sus ojos vuelven a su castaño natural.

No dice nada y yo tampoco.

La puerta se abre y en ella aparece frente a nosotros un joven de cabellos castaños, alto y delgado, cara redonda y de ojos apagados tras los cristales de unos lentes con una jeringa con un líquido lila en su mano derecha ¿Quien es? ¿Porqué se acerca a el?

El chico inyecta en Matías la jeringa. Al hacer esto, mi salvador se vuelve una hoja de papel mojada y se desploma en el piso de la habitación. De mi garganta escapa un chillido ahogado y el que ha dejado a Matías en el piso me mira. Y algo reconozco en el, pero no estoy segura.

Al emitir este sonido la mirada del chico se dirige a mí. El me observa hostil, pero un segundo después su mirada se dulcifica y se altera, y pregunta incrédulo:

—¿Valentina?— asiento a su pregunta y temerosa pregunto como puedo.

—-¿Qué... es todo esto y que le hiciste a...?

—T- tranquila, el esta bien, pero ¿Como es que estas aquí?— dice inquietado mirando a todos lados.

— ¿Matías te encontró?— pregunta nuevamente casi en un susurro.

Nuevamente asiento a su pregunta. Al ver mi respuesta se tapa la boca de la impresión y casi en un salto se acerca al cuerpo inerte de mi novio y abriendo sus parpados con una linterna pequeña apunta a sus ojos e impactado, se pone de pie y comienza a caminar de un lado a otro repitiendo una mantra.

—No están morados, están castaños por completo. Esta reacción es casi imposible, pero esta sucediendo, ¿Pero cómo?

El extraño análisis casi incomprensible me hace pensar. Mientras que el chico sigue repitiendo fraseos de esta misma clase.

—Sabía que el Matías que conocía seguía ahí. Si logramos recuperarlo, será el fin de Bernard.

¿Bernard? ¿Quién era Bernard? ¿El Matías que conocía? No entendía nada.

¡Ahhhh! ¡Pero no debe de saber de tu llegada! ¡Se enfadara y te mandara a matar!

¿¡Matarme!? Pero no he hecho nada ¡¿Qué esta pasando aquí?!

Como puedo me pongo de pie y le pregunto al chico de ojos brillantes y perdidos que esta frente a mí:

—Explícame que es todo esto, ¿Qué le pasó a Matías? y... ¿Y cómo es que me conoces?

—Tranquila, puedo explicártelo todo, quizá, no me reconozcas, el tiempo ha pasado ya y he cambiado bastante. Soy Danny.

Mis ojos se vuelven platos dé la impresión. Daniel... el mejor amigo de Matías y mio, no puedo creer como ha cambiado.

—Bueno, habrá tiempo después para hablar sobre todo esto, pero ahora no. Tu llegada es un peligro, para ti y para todos en el laboratorio. Este lugar puede ser en verdad tu fin, pero si te mantienes al margen y en el anonimato podemos hacer algo por ti, y si todo funciona bien, probablemente tú seas la respuesta al caso D-12. Luego te explico que es. Ahora necesito que te quedes aquí unos minutos, conseguiré tu uniforme.

Anonadada por todo lo que me acaba de decir no tengo otra más que asentir nuevamente. Mientras Daniel prosigue:

—Yo soy el encargado de la llegada de nuevos condenados del karma así que no llegará nadie más que yo aquí, solo ten cuidado con Matías, en cualquier momento puede despertar y esta situación de encontrarte le debe haber ocasionado una crisis post programación neuronal mas fuerte de lo normal, cualquier cosa que le recuerde su pasado puede provocar reacciones inimaginables que me pueden meter en problemas y a ti igual, además quiero estudiar tales cosas, ¿entendido?

Nuevamente me quedo callada y muevo mi cabeza afirmando. Programaciones neuronales, reacciones inimaginables, definitivamente me iba a volver loca antes de entender una sola palabra de todo lo que estaba ocurriendo en ese lugar.

Espero mientras contemplo el cuerpo inerte de Matías en el piso. Se mueve un par de veces, pero nada de que preocuparse. Sin embargo, en un momento cuando me quito mi pañuelo con el ligero aroma a mi viejo perfume, sus fosas nasales se expanden percibiendo el olor y al olerlo, comienza a gruñir suavemente, como un gato. Entre estos primitivos sonidos que hace, en un suspiro libera un tarareo que logro capturar, pensé que lo había olvidado, pero no era así, nuestra canción seguía en su memoria y en la mía también. Ese casi imperceptible fraseo decía: "You had my heart, at least for the most part, cause everybody's gotta die sometime..." pero obviamente con un flojo acento anglosajón y una vaga pronunciación.

Al escucharlo, en mi floreció una parte que había perdido después de las muertes que presencie, después de todas esas veces que mi vida peligró, después de que había cambiado tanto... algo seguía aquí, Matías seguía aquí... mi Matt, no todo estaba perdido. mi pecho se oxigenó como no lo había hecho hace mucho, el aire estaba limpio, estaba viva.

 Algo renació en mi, si, creo que es esperanza. Espero que no sea una nueva jugarreta del destino.

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