DOS

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Tal como dijo Javier, nos íbamos acercando a una zona más alta de la que nos encontrábamos, el cielo se seguía tornando de un nada alentador verde oscuro, pero a medida que el camino avanzaba, se abría el cielo y estaba más claro a ratos, el verdoso panorama se torno a un tono más brillante, nada más y nada menos que por el sol. Hace tiempo no veía el sol, (Claro, considerando que ver el sol es ver un pedazo de cielo más verde claro de lo normal).

De pronto, veo una bencinera y al pasar por allí el lugar se me hace un tanto familiar. En ese momento Javier dice: —Hasta allí llegue la última vez que fui a conseguir combustible, por ahí vi que el aire es más puro.

La sorpresa me invade cuando veo, es la avenida de mi casa, y al recordar ese fatídico primer día, siento que algo se rompe dentro de mi pecho. Nelson tiene la misma expresión que yo, pues eramos vecinos y sus recuerdos de este lugar tampoco deben ser algo tan alentador.

Pasamos por fuera de mi casa, mi barrio, el cerro, la avenida, mi vida anterior, todo es como un escalofriante deja vu, pero distorsionado como en una pesadilla... lamentablemente esta es la realidad.

Todos buscamos con la mirada algún lugar que pueda parecer habitable, pero no hayamos nada aquí.

Aunque el aire está más limpio, no hay ningún lugar para que nos refugiemos   Pensó en voz alta Javier.

-Gracias capitán obvio.— Responde con sarcasmo Kiara.

Historia corta, Kiara es la ex novia de Javier, por esas tragicómicas pasadas del destino, se rencontraron después de la catástrofe y ahora  están juntos en el equipo. 

Como verán, somos 5 en el grupo de sobrevivientes. Esta Nelson: mi mejor amigo; Javier: Un chico de un año más que yo que encontramos cerca de un hospital robando tanques de oxígeno; Kiara: que en realidad ella nos encontró a nosotros cuando estábamos pasando cerca de una avenida, y nos dio aventón con su auto, al final terminamos quedándonos todos juntos; tambien está Joseph: El corredor. Lo encontramos deshabitando una casa y corrió velozmente hacia la puerta de nuestro auto, nosotros abrimos de inmediato y desde ese momento ha sido siempre el primero en entrar o salir de cualquier sitio para proteger al grupo por voluntad propia, tiene un corazón de oro y una valentía impresionante ante el peligro; y por último estoy yo.

Después de 3 extenuantes horas sin encontrar nada encontramos un viejo local cerrado en el centro de la ciudad con un atractivo candado que se veía muy fácil de romper. 

—Aquí se ve bien. Indica Javier con el dedo hacia el telón metálico.

Siempre he sido buena trancando y reventando chapas, candados y otros enseres de esa clase, así que soy la primera en salir, mientras todos esperan en el auto.

Con la máscara de oxígeno puesta, un destornillador de paleta y un martillo procedo a abrir las puertas.

 El candado ya estaba algo deteriorado, así que abrirlo no era dificil. Cuando está abierto hago una señal y los chicos se estacionan cerca, salen del vehículo y entre todos abrimos el portón rápido y cerramos automáticamente, los restos de veneno los extinguimos con un poco del oxígeno como en cada lugar que vamos.

Todo es muy oscuro en el lugar, probamos la luz y como era de esperarse la electricidad no funcionaba.

Kiara saca de su mochila el generador de luz led y lo enciende para darnos un panorama de donde estamos.

Revisamos el sitio y nos damos cuenta de que era una zapatería, estaba llena de cajas desgastadas, polvo, el ya casi natural polvillo verde, y un extraño baúl grande y viejo de madera.

—Miren, por aquí   les digo a los muchachos dando una señal con la mano. Estudiamos un par de minutos el viejo mueble, está sellado no solo por un candado, sino que también por una capa de oxido que cubre la abertura. Al observarlo detenidamente, nos damos cuenta sin querer de que detrás de el hay una pequeña puerta.

Javier, Kiara y Joe mueven el baúl, el cual ya perdió su protagonismo en la situación y procedemos a abrir la puerta. Como era de esperarse, más puertas cerradas, pero esta vez nos esmeramos en abrirla, Nelson, quien sostuvo todo ese rato la lámpara, la dejó en manos de Kiara y me ayudo a abrir la puerta.

Muy despacio la abrimos de par en par, la oscuridad no permitía ver nada, pero nos dimos cuenta de que algo vivo estaba ahí, un extraño sonido de movimiento emergió de la nueva habitación descubierta. Temerosos, Nelson y yo nos aventuramos a tomar la lámpara para ver que había, esperamos un par de segundos antes de hacerlo para esperar alguna nueva reacción de ese algo ahí dentro.

15 días maldita ingrata... 15 putos días.   Mi corazón se estremeció al oír esto. Si, era una persona, y claramente estaba viva.

Nelson como acto reflejo apuntó con la lámpara a donde provenía la solemne y exasperantemente serena voz.

Era una habitación de no más de 2 metros cuadrados, y el sonido venia de un rincón.

¿Querías matarme verdad sucia perra?   dijo el hombre en un tono más alterado que el anterior.— ¿Eso querías verdad?

¡Alto ahí! no venimos a hacerle daño a nadie.   Grita Nelson, en un tono demasiado alto, en son de advertencia, apuntando con la linterna de frente al rostro del tipo, como si la luz detuviese al tipo.

Es un hombre con el pelo negro grisáceo, tiene una barba ya bastante larga, nariz achatada, cejas gruesas y una mirada maniática.

—Ven Clara, no voy a hacerte daño, tú sabes que solo quiero jugar.

El tipo habla mirándome a los ojos con una mirada grotesca. Un nudo en la garganta atrapa mi voz imponente de siempre y solo alcanzo a musitar.  N-no, yo no soy Clara, por favor, solo venimos a buscar refugio. Retrocedo un paso y lo poco que avancé en el cuarto disminuyó hasta salir del lugar.

¿Por qué dices que no eres Clara? haz vuelto arrepentida de haberme encerrado aquí...- Suspira roncamente y mira al piso con furia  15 putos días, maldita ramera, haz vuelto con la cola entre las piernas ¡Ahora si que vas a sentir algo grande entre las piernas como nunca maraca de mierda!

El hombre que hemos escuchado hablar amenazante se ha vuelto una fiera y con un cuchillo en la mano da un largo paso a una velocidad impresionante y me agarra de los brazos y trata con las piernas de atrapar mi pelvis contra el. Nelson, con el destornillador en la mano se lo entierra en el brazo  del repugnante ser que trataba de atacarme. 

Un rugido de dolor sale de la garganta del hombre, después del ataque de Nelson, ya no ejercía tanta presión en mí y aproveche su debilidad dándole un certero rodillazo en los testículos.

El hombre queda en el piso, pero en menos de lo que esperábamos ya estaba de pie y con furia nuevamente intentaba atacarme, pero Nelson volvió a alejarlo de mí, ahora solo con un empujón que lo hace caer sobre unas cajas. Kiara esta oculta tras una pila de cartón en un rincón, Javier la protege y Joseph se acerca lentamente a su bolso.

En esta corta mirada que doy a mis compañeros el hombre se ha repuesto nuevamente pero ahora con el puñal en mano y con sed de sangre. De un momento a otro corre y trata de apuñalarme pero mi amigo, mi mejor amigo, el único dispuesto a protegerme sobre todas las cosas se interpuso entre la navaja y mi piel.

Los ojos de Nelson se abrieron de manera impresionante y poco a poco se comenzaron a poner en blanco hasta cerrarse, el ignoto sacó el cuchillo del cuerpo de mi querido ángel caído y mira el cuerpo como se desploma en el sucio suelo.

Con una sonrisa triunfal dirige su mirada hacia mi, hasta que veo que un impacto desde su sien derecha por una bala hace que la sangre brote y desde la sien izquierda salga proyectada su mugrienta y miserable vida.

La tenue luz ilumina la habitación, llena de cajas, miradas atónitas, dos cuerpos en el piso, una chica frente a los dos cuerpos con el rostro salpicado en la sangre sucia de un asesino y el pequeño chico inocente que todos conocíamos con una pistola en la mano desde un rincón de la habitación. Por desgracia querido Joe, tu tiro tardó más de lo que debió.


Verde Karma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora