Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]

Capítulo 45

—Esta es una bendita estupidez —masculló.

Helen soltó una ronca carcajada al escuchar todas las maldiciones que soltaba ________ desde que él había decidido acompañarla a su casa a pesar de que ella le habías amenazado con llamar a la policía.

—Mi compañía no es tan mala como dices —se defendió a lo que ella le miró notablemente molesta.

Ella apresuró el paso con la esperanza de haberlo perdido, pero Otis le siguió el paso sin problema alguno.

—Te estás esforzando por evitar algo que tarde o temprano sucederá.

________ detuvo el paso y lo miró fríamente, ese gesto hizo que algo dentro del pecho de Helen doliera como mil demonios, pero mantuvo la compostura, no era momento para echarse a llorar.

—Tengo un novio —le recordó.

—Si, si... él idiota de Mark.

—Ese idiota me ama, Helen.

—Y yo también te amo.

________ apretó los labios en una fina línea y se cruzó de brazos.

—Te encanta hacer las cosas difíciles, ¿no?

—Sólo te pido una oportunidad pero no estás dispuesta a eso.

—Y tengo muy buenas razones.

—He cambiado.

—Bien por ti, Helen.

—Dijiste que me amabas.

—Sólo cierra la maldita boca y déjame en paz —ella siguió caminando con prisa y a Helen le tomó dos segundos llegar a su lado.

—Te abrí mi corazón, eres la única mujer de la que me he enamorado, ¿de acuerdo?

Él no podía ocultar aquel dolor que lo desgarraba desde el interior. Se encontraba estúpidamente enamorado de ella y parecía no importarle en absoluto que estuviese sufriendo por amor.

—Yo no quería hacerlo. No quería involucrarme contigo. ¿Por qué diablos piensas que era un maldito solitario? ¡Porque soy un monstruo! —gritó dolido.

El corazón de ________ dio un vuelco al escuchar la última frase.

—Soy un monstruo —repitió en un bajo susurro—. Soy un asco.

—No... no lo eres...

—¡Por todos los cielos! Tan sólo mírame, soy un maldito asesino.

Otis se encontraba al borde de las lágrimas en aquel momento..

—Te destrocé el corazón, ¿cómo le llamas a eso?

________ titubeó un momento.

—¿Quieres ir a comer? Prepararé lasaña —le invitó con media sonrisa.