Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]

CAPÍTULO 5

—Adiós, Helen.
—Adiós, _______.

Él entró en su apartamento. Había pasado un par de horas muy agradables en compañía de su amigable vecina.
Habían platicado, en su mayoría, de arte. Compartían las mismas aficiones e intereses, y más de una vez se sorprendieron al darse cuenta de que compartían las mismas opiniones y gustos.

Tomó su cuaderno y su preciado estuche de lápices y salió por la ventana para tomar asiento en la escalera de emergencia.
El día era frío y perfecto para un artista que tenía la intención de dibujar el paisaje gris que se extendía en el horizonte.
Tomó uno de sus lápices y comenzó a trazar líneas sumergiéndose en el blanco e inmaculado papel viéndose transportado a otro mundo.

Le agradaba mucho su vecina. Le agradaba que le gustara dibujar, incluso que hablara sin parar.
Y se sorprendió cuando ella al despedirse le dijo Helen y no le incomodó en absoluto.
Odiaba que le llamasen Helen, pero había sonado tan bonito al salir de los labios de ella que simplemente no le importó.

Le gustaba su cabello corto negro azabache, le gustaban sus grandes ojos, le gustaba aquella hermosa sonrisa, le gustaban sus labios... Le gustaba todo de ella.

Cuando por fin pudo salir de sus pensamientos miró el papel que tenía entre sus manos y se sorprendió al ver que en vez de que estuviera plasmado en aquel papel la imagen del viejo edificio y del gris cielo que se extendía interminable se encontró con un cálido rostro de una chica que resultaba ser su vecina.
Admiró por unos segundos el dibujo, era el vivo retrato de ella, una sonrisa surcó sus labios, cuando llegó a una conclusión, su platicadora vecina le gustaba.