Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]

Capítulo 34

Se sirvió una copa de vino con las manos temblorosas mientras miraba aquella, apenas visible, mancha rojiza en su piso.

Se tomó todo el líquido de un sólo sorbo.

Cuando la policía había llegado la bombardearon con cientos de preguntas, la agobiaron con sus extensos interrogatorios. Y aun así tendría que ir a declarar a la comisaría el día siguiente.

Suspiró profundamente.

Antes de que los agentes policiales llegaran había tomado un par de objetos de gran valor y los había escondido o botado a la basura.

También se había dado a la tarea de forzar la cerradura de la entrada, e incluso se había autoinfligido una herida superficial en su mejilla.

Cuando le habían presentado qué pasó ella contestó que había entrado un sujeto a su casa y la golpeó. Cuando despertó su padre yacía en el suelo bajo un gran charco de sangre seca.

Ellos habían mordido el anzuelo. No les tomó ni cinco minutos llegar a la conclusión de que toda aquella monstruosa escena era producto de un robo.

Volvió a llenarse la copa.

Era lo mínimo que podía hacer por Otis, por lo que habían sido y por lo que pudieron ser.

Lo que pudieron ser... aquello le dolía tanto. Aquel dolor en su pecho apenas le permitía respirar.

Llevó su mirada a la terraza y sin poder evitarlo recuerdos de aquella tarde en la que Helen la había dibujado bajo la suave luz de la tarde se colaron a su mente quebrando aún más su corazón.

Cerró los ojos y se obligó a tragarse las lágrimas que querían salir a como diera lugar.

Él no se había tratado de un enamoramiento pasajero. Él se había metido bajo su piel. Él la había cautivado en cuerpo y alma. Él se había robado su corazón... pero lo que había visto.

Se quebró una vez más al recordar la escena.

Los gritos desgarradores de su padre. Otis encima de él. Sangre salpicando el suelo y las paredes. La mirada fría y vacía de Otis. Los movimientos calculados de él.

Se olvidó de respirar.

Sus manos temblaban violentamente y se vio obligada a tomar asiento.

No sabía si algún día podría perdonarlo...