Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]

Capítulo 22

Otis y ______ salieron de los sanitarios una vez que ella logró tranquilizarse. Cuando entraron al salón donde continuarían la pintura al óleo Otis se subió a una silla llamando la atención de todos en el lugar.

—Otis, ¿qué estás haciendo? —preguntó ella.

—Espera y verás —le dijo con media sonrisa.

Sabía que aquella era una idea descabellada, agregando el hecho de que no le gustaba ser el centro de atención por ningún motivo, pero lo haría por ______ y sólo por ella.

—¡Hola! —dijo un tanto incómodo—. Soy Otis... mmm...

Respiró profundamente, mientras se maldecía por haberse subido a la silla antes de pensar qué diría.

—Quisiera que me prestaran un poco te su atención —pidió amablemente.

Las demás personas dejaron sus trabajos y lo miraron esperando a que continuara.

—Como saben soy amigo y modelo de ______. Hoy alguien me hizo darme cuenta de que yo no quiero ser amigo de ella...

Una sonrisa burlona apareció en el rostro de Melanie. ______ se encogió de hombros sin saber qué hacer mientras trataba de no echarse a llorar de nuevo, ¿Helen estaba dándole la razón a Melanie después de que la consoló toda una hora? ¿Iba a mandarla a la mierda después de fingir ser su amigo?

—______ yo no quiero ser tu amigo —declaró mirándola fijamente—. Quiero ser algo más que eso.

Gestos de asombro y sonrisas llenaron el salón mientras veían a ambos jóvenes. ______ miró a Helen como si no entendiera sus palabras.

—He sido un idiota, en serio que lo he sido. He desperdiciado todo éste tiempo pero ya no más, no estoy dispuesto a dejar pasar otro día preguntándome cómo sería todo si fuésemos novios.

Los ojos de _____ brillaron y una sonrisa apareció en su rostro.

—Así que, ¿qué dices? ¿Quieres ser mi novia?

—Sí —dijo ella riendo.

Gritos y aplausos inundaron la habitación festejando la nueva relación. Otis se bajó de la silla y se acercó a ______ quien aún permanecía sentada. Sentía que si se levantaba sus piernas no podrían sostenerla, aquella declaración la había dejado temblando.

Helen se inclinó hacia ella haciendo que sus labios se rosaran por unos segundos para después saborear con toda libertad los dulces labios de la castaña.