Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]

Capítulo 49

Se estremeció por el glacial frío e introdujo sus manos en los bolsillos de su abrigo para protegerlas del intenso frío.

Cuando entró al local su cuerpo se relajó al sentir el calor inundar su cuerpo.

Recorrió el establecimiento del local con la mirada. Había decenas de personas charlando animadamente mientras bebían un chocolate caliente. Cuando pensé que ella no estaba allí la miró en una mesa alejada.

Se acercó a ella rápidamente, sus manos temblaban y trató de sonreír obteniendo como resultado una mueca.

—Hola... —la saludó sentándose frente a ella.

—Hola, Otis... —la sonrisa de ella se borró enseguida al ver aquella expresión triste— ¿qué pasa?

Otis se encogió de hombros bajo la mirada preocupada de su amiga. Lucy Hale era una chica linda y su personalidad era fuerte y extrovertida. Llevaba el cabello suelto y notó unos mechones rojos haciendo contraste con su cabello oscuro.

—Una noche difícil —le explicó.

—¿_______? —inquirió.

Helen asintió y Lucy se recargó en su asiento con pesadez.

—Ella...

—Ella no te quiere —dijo brusca y algo irritada—. ¡Dos años! Pasaron dos años, era obvio que que no iba a sentir nada por ti.

Helen clavó su mirada en la mesa y jugó con sus dedos nerviosamente. Lucy no le estaba diciendo ninguna mentira.

—Yo... yo creí que ella aún sentía algo por mí.

—¡Adivina! No siente nada por ti y por lo que sé lo único que ella ama es despreciarte y verte mientras te arrastras por ella.

Lucy tomó le dio un sorbo a su bebida y pareció tranquilizarse un poco. Su mirada se suavizó y tomó una gran bocanada de aire.

—Lo siento si soy dura, pero... eres un buen chico, Otis, no mereces todo lo que ella te está haciendo.

—Ella lo vale.

—¡¿Ella lo vale?! —inquirió exaltada—. ¿Y tú qué? ¿Tú no lo vales?

—Es que...

—¿Acaso estás tratando de decirme que mereces ser humillado y rechazado? ¡No mereces ser tratado como si no valieras nada.

—Siempre has sido increíble conmigo.

Otis extendió la mano y trató de tomar la mano de Lucy, pero ella la quitó negando con la cabeza repetidas veces.

—Entiendo que estés dolido, pero no quiero que me uses para olvidarla.

Helen tragó saliva y titubeó un momento antes de seguir hablando.

—Yo... creo que...

—Me pareces lindo, incluso me gustas, eso no es ningún secreto. Pero no quiero tu segunda opción ni la de nadie. En este momento te sientes mal y sólo buscas sacarla de tu mente y yo no pienso ayudarte a hacer eso.

Ella se levantó de la silla con intenciones de irse del lugar.

—Cuando esté listo...

Ella lo miró con una sonrisa en los labios y asintió levemente.

—Cuando estés listo.