Capítulo 29

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Jugaba con sus dedos y tenía la mirada clavada en sus zapatos.

—¿Sucede algo? —preguntó Otis.

Claro que sucedía algo, su padre llegaría en media hora y no estaba segura si quería formar parte de aquella relación tóxica de la cual había huido hacía años.

—Mi padre viene en camino... —murmuró.

Otis tensó la mandíbula y apretó los puños.

—¿Vas a recibirlo?

______ asintió con timidez.

Otis no podía culparla, él era su padre; un imbécil, una bestia y un hijo de puta, pero su padre a fin de cuentas.

—Quiero que estés conmigo cuando él venga.

—Me odia.

—No quiero estar sola con él, Otis —dijo con ojos suplicantes.

—Entonces dile que no venga.

—No puedo hacer eso.

—¿Pero él si puede despreciarte?

Un destello de dolor apareció en los ojos de la castaña. Otis se arrepintió en cuanto las palabras salieron de su boca, la había herido.

—Lo lamento...

—Descuida —forzó una sonrisa—. Después de todo es cierto —aceptó con voz temblorosa.

Helen se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba ella y la envolvió en un reconfortante abrazo.

—Otis, eres un tierno.

—Sólo contigo.

—Me siento halagada.

Depositó un beso en la frente de la chica y volvió a abrazarla brevemente.

—¿A qué hora llegará?

—En una hora.

—Creo que iré a mi casa a tratar de verme decente para cuando llegue.

Ella asintió con una gran sonrisa y le dio un beso de agradecimiento.

—Voy a preparar algo de comer mientras tanto.

Otis se levantó y se dirigió a la puerta pero antes de irse miró a _______.

—Nada de lo que dijo aquella noche, lo que puede que diga hoy o lo que te ha dicho cuando eras una niña es cierto.

—Lo sé.

—No. No lo sabes, es por eso que él sigue lastimandote de esa manera.

—Nunca he sido la hija que él quería. Nunca cumplí con sus expectativas y él me lo recordaba a diario, ya estoy acostumbrada.

—No deberías estarlo. Trazaste tu propio destino, decidiste por ti misma y has seguido tu corazón, no deberías sentirte mal por ello.

—Gracias, Otis.

—¿Gracias por decirte la verdad?

—Gracias por amarme tal y como soy, sin querer cambiar nada de mí.

El corazón del ojiazul dio un vuelco al verla a mitad de la sala, con los ojos cristalizados y tan indefensa.

—En todo caso debería de darte las gracias a ti por no rendirte ante un caso perdido como yo.

Ella le sonrió levemente.

—No eres un caso perdido.

—Y tu no eres una decepción.

Dicho aquello, Otis se dirigió a su departamento sin sospechar que se avecinaba algo grande...

Mi Extraño Vecino [Bloody Painter Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora