CINCO

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El siguiente lunes de terapia llegó demasiado rápido, cuando pasas las vacaciones en casa simplemente durmiendo, el tiempo vuela.

- Voy a entrar –Dijo mi madre sentada conmigo esperando a que saliera la persona que aún estaba dentro del consultorio

- ¿Para qué? –Me enfadaba que me tratara como a un bebé

- Para hablar sobre lo del profesor ese, si es que merece ser llamado profesor y no...

- Mamá basta –Casi fue un grito

- A mí no me vas a engañar Jessica, sé que hay algo –Estuvo toda la semana insistiendo con lo mismo

- Que no mamá, carajo –Me atravesó el cráneo con los ojos

- No vuelvas a hablarme así niña –Mejor me tragué el enojo y me quedé callada

Luego de cinco minutos esperando la puerta se abrió y salió un hombre no muy mayor, que llevaba bastón, dijo "Hasta luego" muy educadamente y la asistente nos hizo pasar. No quería llevarme la peor vergüenza de mi vida con mi madre hablando pestes de Lucas.

- Doctor quisiera hablarle de un problema que...

- Yo lo haré –La interrumpí con deseos de que se marchara ya

- ¿Qué cosa? –Se confundió él

- Mi madre cree que es necesario que le hable de un hombre que... Bueno yo... Creía amar, insiste en que es necesario...

- No es sólo un hombre –Se metió mi madre– Tiene 10 años más que tú –El doctor observaba la escena intrigado

- Creo, si me lo permite –Se dirigió a mi madre– Que lo mejor es que Jessica me hable de ello

- Su versión de las cosas no es lo correcto –Soltó mi madre

- ¿Lo real no es correcto madre? –Me enfadé– El hecho de que tú quieras hacerlo parecer un loco, un pedófilo, eso no es correcto –Sus ojos ardían en furia cuando la contradecía

- Es lo que es y punto Jessica –Sus ojos se llenaron de lágrimas y estalló en llanto, el doctor la tomó por el brazo y la llevo a sentarse en un sofacito de imitación piel, negro

No comprendía como las personas se compadecían de las mujeres que lloraban, sin darse la menor cuenta de que más de una de las que aguantan las lágrimas están hechas mierda.

- ¿Prefieren que lo hablemos como terapia familiar? –Pregunto tendiéndole una caja de pañuelos de papel

- No –Dije de inmediato al tiempo que ella decía que si

- ¿Por qué no Jessica? –Pregunto el doctor mirando hacía mi

- Porque ella nunca escucha, siempre que he querido decirle las cosas termina acusándolo de cosas horribles –Esperaba que la lanzara fuera del consultorio

- ¿Qué opinas Linda? –Se dirigió a ella, en definitiva había ignorado mi "no" y la había hecho terapia familiar

- Yo sólo digo la verdad...

- ¡Que no es la verdad! ¿Cómo te hago entender que nada más conoces la versión de la directora del colegio?

- ¿Hace falta más? Un cabrón de 23 años besando a mi niña de 13, metiéndole la mano por debajo del suéter ¿Más? –Rodé los ojos

Querido PsicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora