VEINTIUNO

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Regresamos a casa y todo era un descontrol, Clara y Diego estaban desaparecidos, Gabriel estaba como un loco.

- Cálmate –Dijo por enésima vez Lucre a Gabriel

- ¿Qué carajos pasó? Explíquense bien –Pidió Roger

- Ese hijo de puta se llevó a mi hermana –Gabriel apretó los puños, si Diego osaba regresar en ese momento, sería su fin

- Hermano, ni siquiera sabes si están teniendo sexo –Dijo tranquilo Ricardo

- Hijo de... -Roger alcanzó a detenerlo porque iba a golpear a Ricardo

- Espera Gabriel, no lo ha dicho con mala intención –Le dijo mientras lo empujaba atrás por los hombros

- ¿En qué momento? –Pregunté a Lucre

- Pues unos 10 minutos luego de que ustedes se fueron, primero salió Diego detrás de él Clara, Gabriel apenas se acaba de dar cuenta y hasta lo briago se le pasó –Explicó todo lo que podía explicar

- Está necio en ir a buscarlos, pero no inventes –Completó Juli

- Vamos nosotras y que los chicos lo contengan –Ofrecí

- Estaría bien –Opinó Ricardo

- ¿Hacia dónde se fueron? –Pregunté luego de darme cuenta que estaba iniciando una caminata sin sentido

- Mira, yo supongo que si querían hacer aquellito, pues se fueron a donde planeamos lo de Juli y Rick, o sea a la cabañita solitaria de por aquí cerca –Dijo Lucre convencida

- Vamos –Dijo Juli elevando los hombros y siguiendo a Lucre, yo fui tras ellas

Caminamos como 15 minutos y vimos un poco de luz en la dichosa cabañita que en realidad no era más que un pequeño cuartucho, para nada feo a decir verdad.

- Pero que oso abrir y encontrarlos en lo suyo –Dijo Lucre a quizá 4 metros antes de la puerta

- Pues hay que tocar y no abrir a lo bruto –Dije mirando hacia la puerta

- Yo paso –Comentó Juli

- ¿Cómo así? –Se indignó Lucre

- Yo lo hago, ni que fuera la gran cosa –Dije caminando en dirección a la puerta, di un par de toques– Clara –Llamé sin respuesta– Chicos ¿Están ahí? –Insistí sin el valor suficiente para abrir la puerta, llamé a Lucre y Juli con la mano

Ellas caminaron los metros que estaban lejos y se quedaron en silencio esperando que yo les dijera algo más.

- No responden –Dije mirándolas confundida

- No que no te importaba ver, anda abre –Molestó Lucre

- Cierren los ojos entonces –Dije envalentonada

Tomé la manija y abrí la puerta de golpe un grito espantoso hizo que saliéramos las tres corriendo en dirección opuesta a la pequeña casita de la cual después salió Clara retorciéndose de risa, seguida de Diego quien no podía siquiera caminar.

- Par de cabrones –Dijo Juli agarrándose el pecho

- Hijos de la fregada –Solté sintiendo mi corazón casi salirse de mi pecho y comenzando a reír como una loca

- ¿Qué estaban haciendo? –Dijo Lucre recomponiéndose

- Esperando que alguien viniera para espantarlos –Respondió Clara aun tocándose el estómago y riendo

Querido PsicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora