CUARENTA Y UNO

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[RODRIGO]

RODRIGO: Feliz cumpleaños chaparra, sonríe, al fin sucede eso que esperabas desde los 13, eres mayor de edad. Sueña en grande y no dejes de proponerte cosas nuevas cada día. Intenté escribirte un poema, pero ya eres parte de todas mis canciones, me conformaría con saber que tus ojos brillan y tienes esa sonrisa de pequeña niña feliz, te haría una carta de esas que se enviaban con palomas, pero las cosas ya están escritas. Un abrazo y todo mi cariño, sonríe.

JESSICA: Gracias Roger <3 ¿Cómo está todo por allá?

RODRIGO: Te cuento mañana o la siguiente semana, no quisiera arruinarte este día.

Me moví un poco en la cama, no insistí, noté que tenía un montón de llamadas de mi madre y el resto del mundo, incluso Lucre y Luciana, decidí apagar el móvil. No me sentía tan bien como creí, al parecer Frank había olvidado mi cumpleaños, era bastante triste porque se lo había repetido un par de veces el día anterior.

Me levanté sin muchas ganas y no deseé ir a la ducha, así que pasé directo a la cocina.

- Buenos días –Dije a la mujer en la cocina, olvidando que no me entendía, se limitó a sonreír y saludarme con la cabeza

Señaló un plato de fruta y dijo algo en alemán que no comprendí. Comencé a comer la fruta, con el ánimo por los suelos y casi al llegar al final, vi que debajo del plato había pegada una pequeña nota.

"No lo olvidé, no soy tan tonto. Feliz cumpleaños preciosa, sé que no conoces mucho la ciudad pero sigue las sencillas instrucciones que preparé para ti y tendrás una sorpresa. Date una ducha."

- ¿Date una ducha? –Preguté confundida

- ¿Ducha? –Repitió confundida la mujer, yo la miré confundida– ¡Ah! –Exclamó– Ducha –Me hizo señas de que la siguiera y yo en el fondo estaba riéndome ya que sabía perfecto donde estaba la ducha– Ducha –Señaló el baño, triunfante

- Gracias –Dije sonriendo y moviendo la cabeza para mostrarle gratitud

Me dejó sola y entré al baño, en el enorme espejo había pegado un sobre, lo primero que se observaba era la inscripción "Feliz cumpleaños preciosa". Lo abrí y decía lo siguiente.

"Bien hecho, ahora, luego de ducharte y ponerte algo cómodo, ve y dile "paseo" al ama de llaves."

Estaba un tanto emocionada, aquello era divertido y ¡Frank no lo había olvidado! Me duché velozmente y me puse unos jeans negros de tiro alto, una camiseta blanca y unas converse negras.

- ¿Paseo? –Me acerqué a ella diciendo aquello

- Paseo –Repitió como intentando recordar, luego tomó el teléfono y marcó un número, después a señas comprendí que en unos minutos

Un taxi llegó por mí y gracias a alguien con poder, el chofer hablaba español, nos entendimos perfecto y me explicó que era el taxi que comúnmente pedía el Dr. Richter cuando necesitaba, así que le había dado instrucciones precisas de los lugares a los que debía llevarme. Por principio paramos en un lugar extraño y él me tendió un sobre con la misma inscripción que el anterior.

"Déjate consentir (Creo que hablan perfecto inglés)"

El lugar era un spa e hice lo que decía la nota, me arreglaron de pies a cabeza, masaje, baños de barro, piedras calientes y pasé de la acupuntura, Richter estaba luciéndose. Al final una de las mujeres me dio otro sobre parecido, había pasado cerca de 3 horas en el lugar, eran alrededor de las 4:00 pm.

Querido PsicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora