- Primer día de escuela –Me adelanté a mi despertador, la realidad es que había dormido poco y me sentía bastante despierta
Me levanté y fui directo a la ducha, unos minutos bajo el agua y estaba lista. Perfume por todos lados y buscar la ropa para impresionar en el primer día... O no.
Una sudadera menta, jeans básicos y converse negros, ese fue mi outfit para el primer día, nada impresionante debo aceptarlo.
- ¿Lista? –Preguntó mi madre en la puerta, aún no perdonaba que mi deseo de entrar a la academia de artes se hubiera cumplido
- Si –Dije tomando el morral por el aza y caminando detrás de ella
Todo el camino estuvo en silencio, lo único que nos diferenciaba de un velorio es que sonaba salsa en la radio y no había difunto. Llegamos cerca de la entrada y miré a todos lados, nadie conocido, aunque en realidad de esa escuela sólo conocía a Roger.
- Me bajo aquí para que no te atasques entre los autos –Ofrecí en la esquina
- Por favor –Medio sonrió– Que tengas un buen día Jess
- Igual tú mamá –Bajé y me despedí con la mano
"Maldición, que nervios" Alegaba en mi cabeza mientras llegaba a la entrada. Llevaba en una mano el móvil con el archivo de los salones a los que debía acudir y los profesores a los que vería ese día. Iba completamente embebida en buscar el salón 16, profesor Alessandro Capobianco, Historia del arte contemporáneo.
- ¡Si! –Dije cuando encontré por fin el número 16
- Muévete –Me empujó un poco una chica que también entró al salón 16
No dije nada, no iba a armar un alboroto por un empujón el primer día. Simplemente la seguí con la mirada hasta que se sentó en una de las últimas filas.
- Tomen asiento –Giré sobre mis talones para ver a aquel hombre con hermoso acento italiano, casi me desmayo, era guapísimo –No voy a repetirlo –Se dirigió a mí
- Lo siento –Me coloreé, para cuando giré a mirar los asientos disponibles ya solo quedaba uno a lado de la gruñona que me empujó al entrar
Caminé hasta ahí y me senté sin dejar de mirarla con un poco de rencor, lo que pareció darle igual así que volví los ojos al profesor sensual Alessandro. Hubiera podido hacer un poema con su nombre, sus ojos, su mandíbula marcada, su nariz griega y su perfecto cuerpo.
- Repito por última vez. Jessica Valladares –Desperté en cuanto escuché mi apellido
- Yo. Yo. Yo, aquí –Todos comenzaron a reír
- Señorita Valladares, si hay algo que me moleste es la falta de atención, no soy de contar hasta tres –Asentí apenada– Tiene falta
- Mierda –Dije por lo bajo
- Grecia ¿Es usted recursante de mi materia verdad? –La chica de mi lado, la grosera, se puso de pie y respondió afirmativo a aquella pregunta– Explique a sus compañeros las reglas
- No las recuerdo de memoria, pero las principales son, respeto; atención y corregir al profesor cuando diga algo mal en español –Todos nos quedamos en silencio
- Gracias, puedes sentarte –Ella obedeció– Como se dieron cuenta, yo no soy hablante nativo de español y puede que diga cosas graciosas o mal dichas, llevo apenas dos años aprendiéndolo aquí y ahora sé que coger no es lo mismo que en el español que practicaba yo en España –Todos reímos– Les pido que me corrijan si es que digo algo incorrecto y como dije antes me molesta que no pongan atención, es todo. Soy Alessandro Capobianco y bienvenidos a la historia del arte contemporáneo –Tomó el maletín y comenzó a andar en dirección a la puerta– Una última cosa que olvidaba, eh no les crean a sus compañeros del año pasado, yo no soy tan malo
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Querido Psicólogo
RomanceUnos padres separados, una adolescente caprichosa que se aprovecha de la situación y un psicólogo de experiencia. Una combinación que parece común en la actualidad y que a lo más que puede llevar es a una reconciliación padres-hija. Sin embargo Jess...