TREINTA Y SEIS

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- ¡Llegué! –Grité en la puerta, ya se había hecho costumbre

- ¿Quieres cenar? –Apareció mi madre enseguida

- Comí demasiado con Lu –Dejé caer mi mochila en el pasillo

- No hagas eso por favor, llévala arriba –Rodé los ojos cuando no miraba y la levanté de mala gana

- ¿El castigo a terminado? –Dije a media escalera

- Si prometes ser responsable y no volver a salirte de la escuela –Parecía regaño a chica de primaria

- No haré nada que atente contra tu imagen de buena madre –Bromeé

- Eso espero –Era la primera vez desde hacía tiempo que se reía de una de mis bromas

Subí a mi habitación y boté la mochila en el suelo, miré unos segundos por la ventana y luego decidí bajar para ir preparando a mi madre sobre la fiesta de Lucre el fin de semana que estaba a dos días.

- ¿Cocinas? –Estaba de espaldas a mí

- Si –Se escuchaba extraña, me acerqué un poco y vi como se limpiaba las lágrimas

- ¿Todo bien?

- Excelente, sabes que odio la cebolla –Me quedé parada junto a ella

- Ma, no sabes mentir –Insistí

- Problemas en el trabajo, no tiene importancia –Decidí dejarlo así

- Yo pico la cebolla por ti –Dije quitándole el cuchillo de las manos

- ¿Por qué tan amable?

- Ma...

- Llegó Frank –Dijo luego de escuchar el sonido del auto

- Anda a abrir, lo mío no tiene importancia –Dije molesta luego de que saliera en dirección a la puerta

- Apenas comenzaba a cocinar –Escuché que le dijo mi madre

- Te ayudo –Ofreció amable

- Llegó temprano Jess –Comentó mi madre cuando entraron a la cocina

- ¿En qué puedo ayudar? –Preguntó él

- Dejé una bolsa en el auto, ya vuelvo, Jess dile a Frank en qué puede ayudar por favor –No dejó que ninguno de nosotros fuera por la bolsa

- ¿En qué te ayudo? –Preguntó mordiendo una manzana

- Le pediría que se fuera pero sería muy obvio ¿No? –Sacó aire

- ¿Por qué no hacemos una tregua? Firmemos la paz –Me carcajeé

- ¿Usted cree que esto va a quedarse así Richter? Aún le falta pagarme la mierda que me hizo pasar –Estábamos frente a frente y con mi índice señalaba muy cerca de su rostro

- Deja de hacer eso –Tomó fuerte mi muñeca causándome un poco de dolor– Olvidémoslo

- ¿Qué tenemos que olvidar? –Preguntó mi madre avisándonos que estaba cerca

- La cebolla, soy el peor con la cebolla –Contestó él rápidamente mientras tomaba cualquier cosa para aparentar que hacía algo

- Puedes ayudar sacando la bandeja del horno –Le pidió mi madre– Oye Jess ¿Tú no estabas diciéndome algo antes de que Frank llegara? –Bonita hora para acordarse de mí

- Que el sábado vamos a celebrar el cumpleaños de Lucre en su casa...

- Si, su mamá ya me había pedido dejarte ir, también estaba muy molesta con Rodrigo por la fuga –Eso no parecía la respuesta que yo esperaba

Querido PsicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora