CUARENTA Y SEIS

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- Frank ¿Estás bien? –Pregunté mirándolo adormilado

- Es el medicamento –Intentó mejorar la expresión de su rostro

- Ya lo hablamos, en verdad no es necesario que te mediques –Le dije recordando lo que pasó en nuestro viaje a Finlandia

- A veces lo necesito ¿Tienes las maletas listas? –Asentí

Estábamos por comenzar el segundo mejor viaje de mi vida, el primero por supuesto había sido a Finlandia y Frank siempre tuvo razón, luego de ver las auroras boreales el mundo se torna diferente, este segundo viaje sería un tour por varios países y lugares específicos en los que planeábamos bucear para buscar tiburones, tirarnos con paracaídas, visitar África y tomar un curso para volar helicópteros, además de cosas que se nos ocurrieran en el camino.

- ¡Llegó el correo! –Gritó en alemán Agatha y Frank y yo salimos corriendo de la habitación

- Déjame ver, déjame ver –Dijo él tomando los papeles de las manos de la mujer– ábrelo tú –Me tendió el sobre en el que creía estaba el resultado del concurso de fotografía al que había entrado

- Estoy muy nerviosa –Dije sin poder abrirlo

- Hazlo, estoy seguro de que lo hiciste –Intentó animarme

- Nos honra informarle que usted ha obtenido el primer premio... ¡Ah! ¡Si! –Solté el sobre y abracé a Frank y luego a Agatha quien comprendió en ese momento que había gando

- Te lo dije, eres increíble –Me besó él

- Tú eres increíble, después de este año podré morir ¿Lo notas? –Se carcajeó

- No digas estupideces por favor, a menos que planees que moramos juntos –Me reí

- Claro que no, tenemos que planear más cosas, viajar a Corea, Rusia, volver a Finlandia, vivir en Finlandia –Se rio

- Es momento de irnos o perderemos el vuelo –Dijo apresurándose

Tomamos nuestras maletas e iniciamos el viaje. Frank y yo por el mundo, cumpliendo nuestra lista de cosas por hacer antes de morir.

- Prefiero que no lo tomes de nuevo –Dije mirando las píldoras en su mano

- ¿De verdad?

- Mira, yo sé que lo haces por mí, no por ti y eso me molesta conmigo misma porque yo te quiero con tus manías y problemas mentales, aunque cuando las dejaste peleábamos mucho más y todo eso. Sé que no lo quieres consumir Frank y que nunca estuvo en tus planes medicarte porque dejas de ser tú...

- Gracias –Regresó las píldoras al frasco– Sé que lo necesito, porque mi ansiedad y TOC empeoran, pero no lo quiero porque me aletarga y siento que pierdo la parte de mí que me obliga a hacer las cosas bien. Tal vez no me entiendas porque tú eres muy sana mentalmente, pero mis males son parte de mí –Reímos

- Y también los quiero, no te preocupes que ya aprenderé a vivir con ellos –La azafata se acercó para ofrecernos algo de beber

Llegamos a nuestra primer parada en Port Lincoln en el Sur de Australia, Frank había organizado todo con una agencia de viajes por lo que estaba todo planeado, llegaríamos a un hotel y al día siguiente comenzaríamos una visita guiada, tendríamos un par de clases de buceo y aproximadamente a 2 días de nuestra llegada nadaríamos con tiburones. Me resta describir que ha sido una de las experiencias más salvajes de mi vida, nunca pude salir de la jaula pero Frank debía hacerlo y me describió aquello como otro mundo, la adrenalina recorriendo su cuerpo y la sensación de ser tan vulnerable ante un animal impotente como lo son los tiburones.

Querido PsicólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora