Empecé a cantar
—Los pollitos dicen pío pío y cuando tienen hambre y cuando tienen frío la mamá les busca el maíz y el trigo les da la comida y les presta abrigo bajo sus dos alas acurrucaditos duermen los pollitos hasta el otro día— canto a todo pulmón
El tuerce los ojos, mientras sigue manejando.
—Puedo seguir si quieres— respondo con diversión al ojiazul
—No por favor— suplica.
Así te quería tener.
—Ahora voy a cantar barnie — Tomo aire, para empezar. Sin embargo, siento como el ojiazul frena de golpe el auto. El se baja y viene a la parte trasera donde estoy, me saca del auto sujetando mi brazo muy fuerte.
—Auch me haces daño— me quejo mientras intento liberarme de su agarre.
— Ahora, sabes lo que es conducir contigo durante 2 interminables horas -susurra enojado contra mi oído.
Así que dos horas, estamos a las afueras de la cuidad.
—Lo sé lo sé, soy un amor— respondo, mientras giro mi cabeza para poder mirarle con autosuficiencia
— Perdóname — gruñe con sarcasmo, haciendo más fuerte el agarre.
Ya me cansé, no tolero su maldita actitud. Me hago para un lado para que mi brazo impacte contra su pecho dejándolo sin aire.—Idiota— grito mientras me safo de él, el esta sobre sus rodillas intento recuperar el aliento. Me pongo a su altura e intento buscar las llaves del auto para irme de una maldita vez.
-¿Co...como hiciste eso? - pregunta con dolor, mientras busco en sus bolsillos, no la encuentro. Carajo.
-Te recuerdo que soy la princesa de papi por lo que él me ha enseñado cada técnica de defensa personal; lamento decirte que estoy entrenada para matarte cuando a mí se me dé la gana – respondo, mientras me incorporo para buscarlas.
-Crees que te tengo miedo sólo por ese movimiento – se para muy rápido, me gira y pone uno de mis brazos en mi espalda. Puedo sentir como su pecho sube y baja ya que me tiene pegada a él.
-Te recuerdo que yo soy hijo de un narco por lo que yo si estoy entrenado para matar – susurra con malicia y diversión.
Giro mi cabeza lo más que puedo para verlo a los ojos — para empezar tu nunca que me dijiste que eres hijo de un narco segundo, ni siquiera te golpee fuerte, eres un bebe — digo antes de sentir una punzada en mi cuello, para después sentir como mi cuerpo se debilita y mis ojos se van cerrando.
Mierda.
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Espero que les guste.
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Lxs quiere Joha.
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Mi Secuestrador
RomanceUna mañana cualquiera como otra, mi madre decidió parar, supongo que para comprar algo. Sin embargo, algo o alguien nuevo se adentró, lo supe por el olor que desprendía, era una combinación entre madera y menta un olor completamente opuesto al que m...