Capítulo 29

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Pov Ahda.

¿Despierto y siento que estoy atada en una cama? Si en una maldita cama en ropa interior, regresó a ver y Alexis está sentado en una silla observándome con deseo, lo puedo ver en sus ojos.

—Dios mío es que acaso a mí no me puede pasar otra cosa que no sea secuestro — cuestiono mirándolo a los ojos.

—Vaya, muy valiente para alguien que intento matarme — rechista, poniéndose encima de mí, tomando con una mano mis mejillas y apretándolas hasta que mis labios se cierren en forma de O

—Si pues, yo no fui la que una noche, vino a dejarte inconsciente diciendo que te iba a matar — respondo como puedo ya que está apretando demasiado el infeliz.

—hablas demasiado, te enseñare mejores cosas que puedes hacer con esa boquita — me besa fuerte y demandante, antes de retirarse.

Registro toda la habitación en busca de algo que pueda utilizar para cortar las malditas cuerdas, pero no encuentro nada, no sé si por el golpe o el cansancio me quedo dormida.

Me despierto por el sonido de romperse es la puerta, por ella entran dos hombres, me ven y sonríen con malicia, detrás de ellos Alexis empieza a golpear a uno, mientras otro tipo intenta acercarse a mí, doy un golpe como puedo y se hace para atrás, Alexis les dispara a cada uno.

—¿Quiénes eran? — cuestiono preocupada

—hombres de otro cartel — responde cortante, mientras ordena a sus hombres que saquen los cuerpos.

—¿Por qué estaban aquí? — demando asustada.

—Te venían a buscar Ahda, créeme no soy el único que te quiere matar — señala enojado.

—Vaya que consuelo— respondo de forma irónica —Bueno ya estoy aquí hazlo de una vez — ordeno furiosa.

—No aún no, primero vamos a terminar lo que empezamos — sonríe con malicia.

—No, dejare que lo hagas, aléjate — exijo, haciéndome para atrás, como una bolita, si no me deje antes tampoco ahora.

Piensa Ahda piensa ¿y si lo seduzco de nuevo?

—quédate quieta o te dolerá— manda, mientras toma mis piernas.

—Me puedo duchar al menos, uno de ellos me toco — señalo derrotada.

—Está bien, solo ponte la toalla — exige, desatándome y guiándome al baño.

Entró al baño, hay una ventana es más o menos grande, me asomo y veo que es una casa de un sólo piso, y Kendall está ahí, no lo puedo creer, pongo música en un parlante que tiene ahí, y rompo la ventana.

—Kendall —grito

—Ahda — me regresa a ver y pone sus brazos en forma para atraparme, lanzo la toalla y salto, me atrapa y salimos corriendo, llegamos a un auto el arranca a toda velocidad, mientras me da su chaqueta para que me cubra.

—lo matare, si te toco — sus nudillos están blancos por la presión.

—no, sucedió nada, lo controle tranquilo — señalo cálida. El vuelve a respirar con normalidad y desase su agarre. Luego de dos horas de viaje llegamos a la cabaña de Ana.

—Hola chicos, ese malnacido se va arrepentir de haberme golpeado— veo que tiene otro frasco esta vez el líquido es naranja — intentamos hablar con él, pero esta desquiciado hay que matarlo— explica Ana

—No sé qué salió mal, hice todo bien — menciono apenada.

—No fue tu culpa, él siempre está un paso adelante. No esta vez — responde con decisión.

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