Intento abrir mis ojos a pesar de que aún se sienten pesados, al hacerlo trato de enfocar mis ojos, todo estaba borroso al principio con el tiempo me fui acostumbrándome. Lo primero que vi fueron mis manos atadas a cada lado de una silla de metal, tenía esposas puestas, luego noté que estaba en un cuarto obscuro la única iluminación erala bombilla de luz que colgaba sobre mi cabeza. A los minutos escucho como la puerta se abre, es de metal por el chirrido que hace.
— Así que al fin se levantó la bella durmiente— exclama, la voz grave de un hombre que es irreconocible para mí, nunca lo había escuchado en mi vida.
— ¿Qué quieres? — pregunto, tratando de mi voz no suene tan asustada como me siento.
—Quiero las claves que solo tu padre tiene. Sin embargo, creo que hasta tanto puedo divertirme contigo— se acerca dónde estoy, es alto imponente, sus ojos son azules como el chico del auto, pero estos denotan locura y maldad. Intenta tocar mi cara, me hago para un lado, no quiero me toque.
Dios protégeme, se que no soy la mejor que tienes, pero seré buena lo prometo.
—Padre, eso no es parte del plan— escucho la voz del ojiazul guapo
—Pero hijo es solo diversión o acaso ¿La quieres tú? —pregunta tocándose el labio.
-Si yo la quiero – afirma el ojiazul.
—Perfecto, dénsela — ordena a dos hombres que estaban detrás suyo, los cuales no había notado por la obscuridad de la habitación.
—No soy un objeto— replico enojada tratando de zafarme de las esposas.
—Uy la nena ha salido temperamental— señala riendo el hombre que ahora viéndolo mejor aparenta unos 40 años, tenía el cabello negro y ojos azules igual que su hijo.
—Sáquenla— grita, los dos hombres se acercaron y sacaron las esposas, para luego tomar cada uno mis brazos y llevarme a una habitación.
No puedo atacar en este momento, estoy demasiado débil. Cuando retome fuerzas huiré, de seguro y podré ganarle al ojiazul ya lo hice una vez ¿verdad?
Al entrar a la habitación, lo primero que noto es la cama matrimonial que esta en medio, a cada lado hay veladores, un plasma al frente, un escritorio al lado izquierdo, una librería y un sofá de cuero negro y un baño al otro lado, además de que todo es en tonos grises.
Me dejaron recostada en la cama, estaba muy cansada para luchar y fue inevitable que no me quede dormida, sentí que alguien me cargaba y me metía entre las cobijas luego sentí un peso a mi lado, sin embargo, no me importo, solo quería dormir.
En la mañana.....
Sentí los rayos del sol en mi cara, alce mi cabeza encontrándome con un rostro tranquilo de un chico de unos 19 años, él estaba con su mano en mi cintura pegándome a su torso que lo llevaba descubierto, se notaba que estaba en forma ya que mi mano mi cara y mi cuello estaba en él.
No quería despertarlo ya que no recordaba haber ido de fiesta, mis muñecas estaban rojas, me senté de un salto me di cuenta que estaba en ropa interior, verifiqué y él también estaba solo en bóxer oh dios tenía una anaconda allá abajo. A ver Ahda piensa tu no lo hiciste con él, no que yo recuerde. Sólo soñé que me secuestraron y conocí a un chico de ojos azules, luego a un hombre que supuestamente era su papá y era un narco, luego me llevaron a una habitación que se ve exactamente como en mi sueño.
Mierda no es un sueño.
Cuando me di cuenta que el ojiazul me estaba mirando atentamente mientras yo recordaba todo, estaba recorriendo la mirada por toda la habitación viendo si estaba en un sueño o era real, luego gire mi cabeza y lo vi observándome detenidamente yo me pare de la cama lo más rápido que pude.
-Tuuuuuu - lo señalé y entrecerré mis ojos -no te me acerques- casi grito mientras me paro y me alejo poco a poco.
Él posa su mirada por todo mi cuerpo. ¿Qué está viendo? me pregunto a mí misma bajo la mirada noto que estoy solo en mi conjunto color negro de ropa interior.
Ay no mierda ¿Qué hago?
—¿Dónde está mi ropa? — pregunto, mientras pongo una mano en mi cadera y la otra la extendí para que me la diera, no iba a taparme ya que de seguro debió haber visto muchos más cuerpos y se burlaría de mí.
El no responde sólo estaba viendo mis pechos y se mordió el labio — puse mi mano al frente y la agite— hey mis ojos están acá arriba— los señalo.
—¿Que decías? — sus ojos se encuentran con los míos y la forma en la que lo dice es como si quisiera tenerme debajo de él.
—¿Dónde está mi ropa? - repito la pregunta, mientras también analizo su cuerpo.
El solo alza una ceja y responde —me gusta que estés así— y muestra una pequeña sonrisa.
-A mí no, Ahora ¿Dónde está mi ropa? — repito cruzándome de brazos, ya muy enojada
El baja la mirada, una vez más posándose en mis pechos.
—¿Qué?¿Jamás haz visto los pechos de una mujer? — pregunto enfadada.
—Claro que si — responde indignado.
—Entonces deja de verlas, se ponen tímidas — respondo jugando.
Él sonríe como si evitara reír, luego cambia su mirada -Tu ropa ya no existe pronto te traerán otra- responde con simpleza.
—¿Entonces que me pongo para cubrirme? — pregunto mientras busco con la mirada algo.
Él se para y entra al baño supongo—Ten — me extiende una bata de dormir blanca que me quedaba a la perfección
—Gracias — respondo poniéndomela de inmediato.
—Bien, ahora me iré a bañar— entra por la misma puerta.
Hasta que haga eso intento buscar algo que me ayude, tiene dos ventanas, pero no puedo saltar por ahí son demasiado altas y a la distancia veo hombres con armas custodiando el perímetro supongo. No encuentro nada que me ayude a defenderme, ni siquiera unas tijeras.
Escucho como el agua se cierra a los minutos sale de ahí con solo uno toalla cubriendo la parte de debajo de su cuerpo. Él se dirige directo a su armario.
— ¿Te vas a cambiar al frente mío? — exclamo asustada.
Madre santa, el cuerpo que se carga ese hombre. Todo esta tonificado su pecho, estomago, y su espalda. Jesús que espalda, como para dejar algunas marcas ahí, mientras lo hago mío.
Ahda no te desconcentres. Es tu secuestrador.
— Si, ¿te molesta? — pregunta de espaldas a mí, mientras busca su ropa.
..............................................
.........
........Espero que les guste
No se olviden de votar y comentar.
Lxs quiere Joha
ESTÁS LEYENDO
Mi Secuestrador
RomanceUna mañana cualquiera como otra, mi madre decidió parar, supongo que para comprar algo. Sin embargo, algo o alguien nuevo se adentró, lo supe por el olor que desprendía, era una combinación entre madera y menta un olor completamente opuesto al que m...