—Claro que sí; digo no te conozco y se supone que soy a la que secuestraste — respondo mientras tapo mis ojos
—Ayer no pensabas lo mismo — dice con diversión.
—¿De qué estás hablando? — pregunto con curiosidad, aun tapándome los ojos
—¿No recuerdas? ayer estabas más que cariñosa conmigo, ya puedes ver— anuncia con divertido.
— ¿Qué hice? — respondo mientras quito las manos de mis ojos, al hacerlo veo que tiene un jean azul y una camiseta concho vino que le queda a la perfección.
—Sólo te me tiraste encima, prácticamente me te pusiste encima de mi como si fuera un peluche —dice recordando.
—¿Que yo qué? — me tapo la cara, que vergüenza — de seguro estas mintiendo tal vez te abracé, pero ponerme encima tuyo jamás y puede que haya sido porque seguía bajo los efectos de la droga — respondo cruzándome de brazos viendo a la pared.
— Que infantil, solo acepta que no te pudiste resistir a mi cuerpo cálido y tonificado – responde mientras se señala.
— Ay perdonará señor Tutankamón de 60 años dinosaurio astral y no lo aceptare porque estaba inconsciente — alzo una de mis cejas, él y yo soltamos carcajadas.
—Ya ya — digo parando de reír — me podrías dar algo de ropa, no puedo ir por la vida en bata de dormir — señalo
—Así te ves sexi— responde, mordiéndose el labio inferior mientras me recorre con la mirada.
—¿Siempre haces eso? — pregunto con curiosidad
—¿Hacer qué? —responde curioso.
—Morderte el labio— señalo su boca.
—Sólo lo hago cuando...olvídalo— retira su mirada, ¿avergonzado?
—Está bien igual no quiero saber que pasa por tu mente— respondo parándome de la cama para dirigirme al baño
—Oye eres mi rehén, ¿A dónde vas? — cuestiona, sujetándome del brazo, deteniéndome.
—¿Y? Quieres tener a una rehén sucia— lo miro directamente a sus penetrantes ojos que me atraen de sobremanera.
Puedo ver como los engranajes de su cabeza empiezan a funcionar, luego asiente — está bien pero no demores — me advierte, mientras me señala.
—Si si, cómo digas— respondo adentrándome, lo primero que diviso es una tina y una ducha a un lado tiene una ventana por la que cabría un gato tal vez, pero no una persona. Perfecto no podré escapar. Luego reviso lo demás tiene un lavamanos, espejo y un retrete todo en tonos blanco y grises como su habitación.
La bañera me está llamando, ya que no podre escapar al menos me daré un buen baño, lo preparo y me olvido del problema en el que estoy metida.
En medio de mi momento de relajación, escucho golpes en la puerta como si fueran a derribar —ya salgo— grito, mientras termino de ducharme y me envuelvo en una toalla.
Abro la puerta y encuentro a unos ojos azules que están muy enojados, luego pasa sus ojos por mi cuerpo y veo otra cosa que se refleja en ellos, tal vez deseo.
—Te dije que no te demoraras— gruñe, mientras me agarra del brazo de la forma delicada sacándome del baño.
—Ay, ya tranquilízate— respondo, mientras me zafo de su agarre, al hacerlo me percato que encima de la cama esta mi nuevo atuendo, el cual consistía en un jean negro un crop top beige y unas zapatillas del mismo color que el jean, a un lado veo que también trajeron un delineador y un bálsamo. Vaya si tratan bien a sus rehenes después de todo.
— cámbiate y rápido tenemos que vernos con mi padre — señala el baño.
— sí, señor — respondo entrando al baño de nuevo, haciendo lo que me indico.
El esta de espaldas a mi viendo al exterior, gira su cuerpo para vernos, otra vez me analiza de arriba hacia abajo, pero esta vez sorprendido, volviéndose a morder su labio en el proceso.
—vamos —dice tomándome del brazo y sacándome con delicadeza, al salir de su ensoñación
—Mi padre piensa que lo hice contigo a noche— susurra en mi oído — actúa como si no lo hubieras disfrutado como que si abusé de ti – señala serio.
— ¿En serio? — lo miro asustada
—Si o él lo hará esta noche — dice serio
Solos asiento y actuó como si estuviera decaída y rota.
Bajamos las gradas y su papá nos está esperando sentado en una mesa de 12 personas. El ojiazul aún me sostiene fuerte para que no me caiga.
—Buenos días hijo— sonríe con malicia, mientras toma de su taza de café
—Bueno días padre — saluda el ojiazul, poniéndome en una silla a lado de el
— Buenos días señorita — me analiza con atención, tratando de saber que paso la noche de ayer.
—no tienen nada de buenos — respondo enojada, como si contuviera un sollozo, alejo mi mirada.
El ojiazul apreta mi muslo, no me había dado cuenta que coloco su mano ahí.
Una empleada me sirve café.
—¿Y cómo la pasaron anoche? – cuestiona con malicia.
Yo me agarro el codo y no digo nada, mirando hacia otro lugar, como si eso me pudiera sacar de ahí.
—Bien— responde el ojiazul cortante y con autosuficiencia
— ¿Y tú? – pregunta con diversión.
—sabes la respuesta – respondo con odio en mi voz, mientras una lágrima corre por mi mejilla, si salgo de aquí me hare actriz definitivamente.
Él sonríe a su hijo y le giña un ojo —me alegro — toma otro sorbo de su café.
Qué hijo de puta, ojalá ese café tuviera veneno.
La empleada nos sirve más comida y todo el desayuno transcurre en un incómodo silencio, en el que el ojiazul no retira en ningún momento su mano de mi muslo, como si quisiera protegerme o mantenerme ahí.
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......Espero que les guste
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Lxs quiere Joha.
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Mi Secuestrador
RomanceUna mañana cualquiera como otra, mi madre decidió parar, supongo que para comprar algo. Sin embargo, algo o alguien nuevo se adentró, lo supe por el olor que desprendía, era una combinación entre madera y menta un olor completamente opuesto al que m...