Capítulo 28

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—Bueno entonces en este momento tengo que irme a comprar algo, ya saben seductor— respondo inocente.

—Yo te ayudo con gusto — indica Kendall coqueto.

—Yo la voy ayudar— informa Ana, haciendo para un lado a Kendall

Me lleva de la mano a un tipo cuarto, se abren las dos puertas y se encuentra todo tipo de ropa, nos dirigimos a la que necesitamos en centro conjuntos de diferentes colores.

—Dime que color le gusta — cuestiono hacia Anna, mientras reviso los conjuntos

—El rojo, claro — responde, sacando un vestido y un conjunto de lencería a juego,  que deja muy poco a la imaginación.(multimedia)

—Ok, me lo voy a probar— indico, entrando al baño más cercano.

Dios como pueden utilizar esto, que incómodo. 

—Listo— justo cuando salgo Kendall estaba mirándome y se le cayó la paleta que llevaba en la boca.

—No de ninguna manera ella ya a ir así— se acerca a mi tratando de cubrir mi cuerpo con sus manos.

—Además es injusto ni yo la he visto así, o sea en plan romántico — señala, tomando mi mano y haciendo la carita de tristeza y ternura a la vez.

—Lo sé amor, pero es para que no nos haga más daño y podamos disfrutar como se debe — respondo tomando su mano — Y además juro que te lo compensare — eso último se lo susurró, siento como se estremece.

—Está bien, pero por favor con cuidado, no dejes que pase ninguna línea— ordena, mientras me toma de la cintura y me paga a él.

—Lo tendré— anuncio, aferrándome a él.

—Bueno tortolitos, ahora ¿Cómo hacemos para llamarlo? — cuestiona Ana, saliendo del armario.

—El irá está noche estoy seguro— indica Kendall con la mirada fija en la ventana

—Entonces Ahda tú te llevas esto sólo dos gotas y se acaba el sufrimiento— sonríe cálida Ana —Y tú Kendall vas a esperar en un coche diseñado para ti para que él no pueda detectarte y tendrás toda la evidencia que demuestra tu inocencia — le da unas llaves y una carpeta con todo lo necesario.

-Perfecto es tan listos, y Ahda de seguro él te llevará a su hogar, un pent-house, te servirá vino y tu ahí lo viertes — señala Ana como si recordara, asiento con mi cabeza y salimos de su casa y llegamos a la mía, me acuesto esperando, pero me vence el sueño, siento como alguien acaricia mi cabello.

—Vaya sí que eres hermosa, lástima que no eres mía y tenga que matarte— susurra en mi oído

—¿Por qué no puedo serlo? — desafío, alzando mi cabeza y mirándolo a los ojos, está completamente sorprendido, luego sonríe de forma macabra y se posiciona encima mío como la primera vez.

—¿Por qué cambiaste de opinión, linda? – interroga, mientras se acerca y rosa mis labios con los suyos.

—Porque, Kendall me contó todo y me di cuenta que fuiste incomprendido, además hay algo en ti que me hace querer estar contigo — susurro, mientras acaricio su mejilla, después de que el me soltara.

El gruñe, para después empezar a dejar besos por mi cuello, maldita sea —espera aquí no — señalo la puerta.

—Entiendo, tu familia — dirige la mirada hacia la puerta. Yo asiento.

—Pues entonces vamos a mi casa, donde nadie nos interrumpirá — informa con diversión en su voz.

—Está bien — gimo dulcemente, él se levanta y me ayuda a sentarme sobre mi cama, estoy por agacharme para ponerme los tacones, pero me detiene.

Mi SecuestradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora