Capitulo 22.

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¡¿Cómo?!, pero yo ni siquiera le pedí eso. No le dije nada, absolutamente nada, no quería que me trajera a Detroit. La tierra que me vió nacer, la tierra que me vió irme.

Esto me traía tantos recuerdos, que me daban ganas de llorar.

Reconozco todo como la palma de mi mano. Recuerdo como si fuera ayer, la fiesta, donde terminé borracha y en casa de quien era mi mejor amiga en ese entonces.

Miré a mi alrededor, topandome con el señor.

- no quiero quedarme aquí, lleveme a donde vaya.- supliqué.

-algo me dijo que te dejara aquí jovencita, aquí tienes asuntos que arreglar o cosas que descubrir.- sus ojos azules se alumbraron.- me dió una corazonada.- miré todo, loca por echarme a llorar como una estúpida.

- eso no puede ser, lleveme con usted, no me deje aquí.- miré al señor juntando mis cejas, apretó sus labios.-¿dónde va a ahora?.- pregunté.

-Wisconsin.- respondió.- pero lo siento hija, tienes que quedarte aquí, algo me dice que aquí hay algo que te pertenece. Ve a buscarlo.- me susurró. Lo miré y luego miré al frente rendida, quizás tenga razón o quizás me quiera dejar votada. ¿pero y entonces?, ¿por qué no me dejó en cualquier otro lado?, ¿por qué Detroit?, por eso creo que es verdad y ya no hay más nada que no sea creíble, desde mi punto de vista. Ya no hay nada que sea mentira. ¿Los extraterrestres existirán tambien?. Puede ser. Ya hay una posibilidad de que así sea.

Abrí la puerta del camión, miré hacia mi izquierda, topandome con el señor barbudo.

-siento dejarte aquí, pero no hay más opciones.- y salté del camion, caí de pié y cerré la puerta. Puse mis manos en mi chaqueta y comencé a caminar. No he comido nada, mi estómago rugió. Me puse la mano en el vientre e hice una mueca, caminé a paso doble, quería llegar a lo que era mi casa. Era el único lugar donde podía ir, no me acuerdo si fue vendida, tampoco me interesa. Caminé rápidamente por la cuidad, todo estaba igual a como era hace algunos años, la gente caminaba por las calles deprisa.

Un olor exquisto me hizo parar el paso. Miré como una idiota los sándwiches, mierda, esta hambre no cesa.

Miré el reloj del establecimiento, eran las 3:37 pm. Mierda, había durado más de nueve horas en ese camión. No había dormido nada. Tal vez fue por eso.

Doblé hacia la derecha, conduciendo me hasta la calle en donde vivía. La nostalgia me iba a hacer llorar. Recuerdo cuando caminaba por aquí, junto con mis amigos e iba a una cafetería donde vendían cosas riquísimas. Miré todo, los ojos se me aguaron, como cambian las cosas. Seguí caminando rápidamente entre la gente, hasta que llegué q una casa duple, blanca. Pero tenía algo diferente. Estaba abandonada. La pintura blanca estaba sucia, haciéndole ver como un crema claro. Las ventanas empañadas y el césped que tanto cuidaba mamá, estaba crecido y todo feo. Miré hacia todos lados, nadie me prestaba atención. Crucé la calle, le dí la vuelta a la casa entrando por detras.

Opuestos  (Two Souls #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora