Varios recuerdos borrosos se pasaban por mi mente mientras trataba de despertar. El bullicio de aquella noche loca me atormentaba en los recuerdos, los shots aún se sentían en mi garganta por ese típico sabor picante. Empuñé los ojos.
-¿Qué es esto?.- escuché la voz de Nikki a lo lejos, o no la voz de Nikki, la voz de una zombie, era como una clase de bufido y gruñido femenino. Alzó su cabeza por la cama, su cabello estaba revuelto y su lápiz estaba corrido, tenía la mirada perdida. Quería reirme, pero el dolor de cabeza no podia dejarme de torturar.
Me levanté como si me hubieran dado diez palos en el cuerpo, parándome lentamente, me restregué los ojos y lancé un gruñido de disgusto.
-Qué noche tan loca.- murmuró la voz gruñona de Nikki. La miré.
-¿te acuerdas de algo?.- ella negó lentamente con la cabeza.
-yo tampoco.- Miré el vestido todo loco puesto en mi cuerpo aún, estaba todo mal puesto y el glamour ya se le había ido. Hasta tenía un tiro roto. Miré a Nikki.
-lo siento.- me referí al tiro.
-no te disculpes, valió la pena.- sonrió levantándose del piso. Se quitó su vestido y se quedó semi-desnuda frente a mi, su cuerpo era bien esculpido y era muy tonificado. Era muy hermoso, había que decirlo. Trató de calmar su cabello cosa que no funcionó y caminó hacia al baño, cojeando. Sonreí, pero una punzada se hizo presente en mi cabeza, produciendo una mueca de mi parte.
Me hice un moño a lo loco y bajé el cierre de mi vestido, como mis senos estaban sin corpiño, apreté con mi mano mis pechos y empecé a buscar una bata o algo. La encontré en el baño donde debería de estar, mientras Nikki se bañaba y lavaba su cabello, lo sé porque me llega el olor a rosas de mi champú. El agua fría llega a relajarte y más cuando se trata de una resaca fuerte. Me puse la bata, mientras me quedaba sólo en bragas debajo de ella. Fui a la cocina, mi garganta estaba seca y en vez de coger un vaso, cogí el envase completo y me lo bebí de un solo trago. Maldita resaca, te odio. Por eso no bebo, aparte de que me emborracho como nada, la resaca me pone muerta.
25 dólares. Le pase 25 dólares a Nikki y ella sobornó al guardia de la discoteca... ¡Hot!, ¡sí!, ¡se llamaba Hot!. Bueno, ¿que más recuerdo?, su mirada y asentimiento de que me divirtiera, el primer shot de tequila y... Bobby.
Bobby era un rubio candente que se me había acercado, no me acuerdo si hice algo con él y espero que no. Lo que no me acuerdo es como llegué a casa, seguro el instinto borracho se activó y volvimos en un taxi, si. Eso debió ser. Toqué mi vagina al pensar si había hecho algo con ella ayer, espero que no. Ojalá que no. Señor, ¡por Dios, que no!. Tengo bragas, no me siento diferente, aunque eso no tiene que ver. Me traté de convencer de que no hice nada. Había muy pocas probabilidades que demostraran que había hecho algo malo ayer.
No sé cuanto tiempo estaba pensando sobre lo que pudo haber pasado ayer, Nikki salió con una toalla secándose su largo cabello rubio, con una ombliguera de unas... ¿caricaturas?. Era mía y ni siquiera sabía que eso aún existia. Pero se le veía bien a la muy puta, y unas bragas.
-más puta.- murmuré, ella solo sonrió sin mirarme.
-gracias.- me guiñó el ojo, se colgó la toalla de su hombro y recostó sus brazos del taburete en donde estaba sentada. -pero más puta tú.- sonrió dando un respingo y levantándose del taburete, abrió la nevera y sacó el jugo de naranja. Lo echó en un vaso y lentamente comenzó a beberlo. La miré extrañada.
-¿Qué hice ayer?.- pregunté, al saber que ella se acordaba de algo.
-no hiciste nada malo, solo te besaste con el... ¿Bobby?, si, Bobby era su nombre. Un rubio buenote, está como quiere el papasito.- se mordió el labio, rodé los ojos. ¿Acaso me puse tan loca?. -me gustó verte asi, debí de grabarte, te estabas divirtiendo como hace mucho no lo hacías.- asintió.-eso me alegró y te dejé saltar, bailar, y todo lo que querías, te dejé libre de toda potencia extranjera.- la miré seria.-ah, y después me fui con un morenón que te mueres tan solo al verlo.- rodó los ojos mientras se mordía el labio.- ahí perdí el conocimiento de todo, desde ahí... nada.- la miré atenta mientras hacía un gesto de eso mismo, de nada.
-no me digas que tuviste sexo con el negro.- abrí mis ojos. Ella hizo un gesto de "grande" con los dedos índice.
-¿Cómo me le iba a negar a esa mierda tan grande, Jo?.- preguntó pareciendo obvia.
-tú debes de estar más abierta que la puerta de mi casa.- señalé, ella rió fuerte. Yo sonreí.
-te equivocas, soy estrecha.- hizo un círculo pequeño con su mano. -tengo sexo ahora y en dos horas, estoy casi virgen.- la miré, como que "really nigga?".
-mentirosa. Puta mentirosa.- rió y me abrazó.
-ay.- suspiró.- mi linda e inocente amiga.- dió un beso en mi mejilla. Rodé los ojos mientras la veía irse, entré al baño y me lavé el cabello para calmar la jaqueca que poseía aquella mañana. No tenía ganas de ir a trabajar. De ninguna manera, no iba a ir. Por primera vez en la historia Jo iba a faltar al trabajo.
Me puse una suéter largo pegado al cuerpo, medio transparente, que dejaba ver mi sosten y cacheteros. Apenas tapaba mi trasero, solté mi cabello para que secara. Me sentía mucho mejor. Agarré el teléfono, marqué al trabajo, Nikki miraba insurgente en la tele, yo solo preparaba en mi mente lo que le diría al jefe. Ojalá y no me corra por vaga.
Lo cogió un chico, Benjamín.
-Sweet Coffee, ¿en qué podemos servile?.- preguntó su voz refinada.
-Benjamín, soy Jo.- respondí.
-oh, Jo, ¿qué paso?, ¿por qué llamas a esta hora?.- preguntó con un tono preocupado.
-no, es que me ausentaré a trabajar. Dile al jefe que me dió algo, no sé, inventale algo.- Nikki me miró con los ojos abiertos.
-dile tú, sabes que contigo es débil y hoy no vino de buen humor, ¿sabes?.- preguntó. Mierda. Mordí mi labio.
-pásalo entonces.- Miré a Nikki.
-está bien.- pauso.- ¡jefe, teléfono!.- vociferó. Duró un poco pero al fin contesto.
-¿sí?.- pregunto. Su voz se escuchaba fría.
-Hola jefe soy Jo y quisiera ausentarme por hoy.- mordí el interior de mi mejilla esperando una respuesta positiva. Estaba muy nerviosa. Sentí su ánimo subir desmensuradamente.
-no me dijiste que te ibas a ir de rumba.- ahí estaba su buen humor, como siempre. Reí nerviosa.
-lo siento, en serio, pero no me siento muy bien, le juro que mi día libre lo trabajaré si quiere.- me interrumpió.
-no hace falta, Jo, sé como eres, eres responsable y sé que la resaca no es buena. Coge este día tranquila, mañana vienes en tu horario normal y no me trabajes en tu día libre, que es solo tuyo.- sonreí de buena gana.
-gracias jefecito.- sentí su sonrisa.
-denada Jo.- y colgué. Miré a Nikki.
-ya sabía que tenias que ser irresponsable una vez, por Dios, tanta perfección me estaba asustando.- sonrió. Rodé los ojos poniendo el teléfono en la mesita.-¿y el jefe sigue enamorado de ti?.- preguntó, ya viene esta con ese tema.
-que él no está enamorado de mi, idiota.- protesté. -Además, el está casado.- miré la tele.
-¿y eso le quita el derecho de gustarle alguien más?.- preguntó.
-pues prácticamente si.- dije obvia.
-anticuada.- sólo la ignoré.-deberías de darle chance, mira que es el dueño de esa cafetería y es muy reconocida en todo Brooklyn.- la miré con una cara de matanza increíble. - uy, pos ya doña sentimental.- alzó sus brazos, reí.
Y así pasó el día y la tarde. Entre películas y risas con mi mejor amiga.
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Opuestos (Two Souls #1)
Vampir- No me mates - murmuré - No le he hecho nada a nadie. - Será rápido, me han mandado y si no lo hago, me matarán a mí. - No es justo, yo no he hecho nada malo, por lo menos explícame porqué. - No te voy a decir nada, yo sólo cumplo órdenes.- rugió...