Capitulo 2: Juan Pedro Lanzani

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Cuenta Peter

Visitar a mi padre y a mi madre en la costa era algo que siempre esperaba con impaciencia. Papá era un gran doctor, pero le gustaba brindar sus servicios en pequeños pueblos, Londres ya tenía suficientes doctores de renombre. Y mamá se había retirado de la arquitectura hacia varios años. Aunque aún la buscaban por sus diseños y opiniones ella raramente dejaba el pequeño pueblo por la ciudad. En esta ocasión traje conmigo a mi mejor amigo Victorio alesandro y su hermana Eugenia . Era nuestra primera oportunidad de vacaciones en meses. Vico, euge y yo trabajábamos como editores en una gran editorial y ambos estuvimos planeando grandes publicaciones para algunos de nuestros mas renombrados escritores.

Ahora que eso estaba terminado, pensé que era el momento perfecto para darles una visita a mis maravillosos padres.

Por supuesto, ellos no tenían idea que nosotros íbamos. Vico llevó su auto tocó la bocina duro mientras yo me bajaba. Abrí la puerta con un -¡ mama, estoy en casa!- y la siguiente cosa que oí fueron los gritos de mi mamá, corriendo desde la cocina para abrazarme. Su cara brillaba con la felicidad y daba brinquitos más de lo que nunca la había visto. Papá estaba sentado en su sillón leyendo y sonrío ampliamente cuando levantó la mirada para verme.

-¡Estoy tan feliz de que estés aquí!- gritó mamá. -justo he terminado de hacer la cena. Debes quedarte. ¡Oh! ¡vico y euge también están aquí! ¡nicolas, ven a decir hola a tu hijo!

-hola hijo tanto tiempo-Papá palmoteo mi hombro y me llevó a la cocina donde mamá puso uno de mis platos favoritos enfrente mío-

Vico euge y yo comimos lo que parecieron casi doce comidas antes de quedar satisfechos y nos sentamos a tomar algo con papá cuando las noticias de la noche llegaron. Hablamos por horas sobre nuestros trabajos, algunos libros que habíamos tenido que leer .

Después de unas bebidas y la llegada de unos amigos, todo se comenzó a sentir demasiado caliente y congestionado en la casa.

–Discúlpenme-, dije mientras me paraba, estirándome. -Creo que voy a dar un paseo rápido, si eso está bien- papá asintió, sonriendo y me vio irme-

Mis padres vivían cruzando la calle hacia la playa. Podías oír el agua cuando estabas tratando de dormir en las noches y podías oler el mar en el aire desde la carretera. Este era uno de mis lugares favoritos para estar. Crecer aquí había sido el mejor momento de mi vida, y tenía tantas memorias en esta playa.

Seguí los pasos que estaba en la arena. Dos diferentes marcas de pies. Dos personas pasando su noche en la playa felices el uno con el otro. En mis 25 años de vida, aún tenía que encontrar una relación que me hiciera que retorcer de felicidad en mi interior, que me hiciera querer pasar cada único día con alguien. Seguro, había tenido novias. Seguro, había tenido mi cuota justa de buenas noches, pero no era nada que valiera le pena recordar. No había nada tan increíble y maravilloso que me hiciera pasar el resto de mi vida tratando de encontrar a alguien que lo igualara, o excediera.

Nunca me había enamorado realmente.

Parece una cosa tan caprichosa, pensé mientras me agachaba a recoger una botella en la arena. Es dado tan fácilmente y puede ser quitado tan rápidamente. La gente en estos días lo tira como ropa usada. Quiero algo como lo de mis padres, algo duradero, algo memorable, algo distinto.

Me tomo hasta ese momento comprender que la botella en mi mano no era solamente basura en la arena. Era una carta, pedazos de papel doblado adentro, y estaba bastante sellada contra las aguas del océano. Busqué por alguien alrededor. Todos los vecinos eran parejas de edad o familias crecidas. Las huellas en la arena estaban medio lavadas y parecía que esta botella solo había caído en la arena hacía poco tiempo, no menos de una hora.

Curioso, la llevé conmigo de regreso a la casa, donde la gente salía en desorden de regreso a casa. Esperé afuera de la puerta a que ellos se fueran, sonriendo y deseándoles bien. Entonces, rápidamente me excuse para ir a la cama. Mi cuarto era pequeño conforme ha venido creciendo. Había suficiente espacio para un escritorio grande, mi cama sencilla y un pequeño televisor situado sobre el escritorio. Podía escuchar a vico roncando a través de la pared cercana a mi cama pero lo tomé como una buena señal para poder hacer mi trabajo.

Mamá asomó su cabeza después que había cambiado mis ropas a un par pantalones holgados para la cama. Yo había metido la botella dentro de uno de los cajones hasta que ella se fue a dormir. Papá la siguió poco tiempo después. Por alguna razón, quería que este carta fuera mía, sólo mía.

No quería tener que compartirla con mi familia o amigos, recibiendo sus opiniones sobre ella. Este podía ser algún extraño de Canadá, Cuba, Chile, cualquier parte. Una vez la tranquilidad hizo eco por toda la casa, encendí mi televisor y puse un programa de entrevistas, bajándole el volumen.

En el cajón encontré la botella y el viejo cuchillo de bolsillo de mi abuelo. Lo usé para escarbar la cera y sacar el corcho. Después de algunos selectos movimientos con los dedos logré sacar toda la carta y puse la botella de nuevo en el cajón. Aplané los papeles y mire por encima las páginas, la misma escritura elegante a través de todos ellos.


ESPEROOO sus comentarios para seguir :)

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