Capitulo 41: el mismo dilema

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Me reí y me giré para enfrentarlo, sosteniendo las tapas del libro que abrí. Un gigantesco castillo emergía de las páginas, los intrincados diseños del papel doblado hicieron que mis ojos se abrieran bien y sonriera.

-Siempre estaba realmente impresionada por los libros que tienen hojas que saltan al abrirlos-dije en voz baja. 

Piter me dio una gran sonrisa sobre el pilar y movió mis manos para cerrarlo. Se inclinó y presionó sus labios firmemente contra los mío, sosteniendo mi nuca para ponerme más cerca. Eso estaba haciendo que mi corazón saltara, la manera en que me estaba besando y cuan bien se sentía. Mi estómago estaba presionado contra él, y como era normal siempre que estaba cerca, el bebe comenzó a patear. Tan pronto como lo sintió, piter comenzó a sonreír contra mis labios pero mantuvo el perfecto ritmo. Mis rodillas se pusieron débiles y me sujeté de él desesperadamente. Justo cuando se estaba convirtiendo en demasiado, él disminuyó su paso y me dejó ir, sonriéndome maravillosamente mientras metía un mechón de cabello detrás de mi oído.

-Nunca paras de impresionarme-masculló. Levanté una ceja.

-¿Con mi fascinación con los libros infantiles?- pregunté. Él se rió entre dientes y sacudió su cabeza.

-Yo pienso que eres increíble todo el tiempo. Vas a ser una madre maravillosa.- Me Ruboricé. El hecho que piter dijera eso lo hacía sonar mucho mejor que cuando alguien más lo decía. Mi mamá, mi papá, los padres de piter. Todos me habían dicho exactamente las mismas cosas. Pero piter, el papá de este bebé, me estaba diciendo que yo sería maravillosa, cuando no podía imaginar a nadie más perfecto que tomara el rol de un padre.

-Te amo-, le dije con todo el sentimiento que tenía en mi. piter estaba mirando fijamente dentro de mis ojos mientras yo lo decía, y le sonreí. La misma expresión se reflejó en su cara mientras sus labios se levantaban y los presionaba en los míos de nuevo.

Caminamos fuera de allí con suficientes libros para llenar el estante que había dejado en el cuarto del bebe. Estaba tan feliz en el camino a casa que no pude parar de frotar mi gran vientre. piter cantó junto con la radio, haciendo que mis mejillas dolieran por sonreír tanto.

-Supongo que tendremos que empezar a abastecernos pacifiers and diapers pronto,-dijo mientras me ayudaba a salir del carro. Me paré derecha y lo miré con lo que estoy segura era la expresión más confusa sobre mi cara.

-Disculpa... ¿qué dijiste?-piter levantó la mirada, las bolsas en sus manos.

-pacifiers and diapers, necesitaremos conseguir algunos. Ahora no falta mucho para eso- se subió el andén a nuestra casa donde un cartero estaba esperando con un gran paquete marrón a sus pies.

-¿Qué rayos son pacifiers and diapers?- grité tras él. piter me miró sobre su hombro y luego la comprensión de dibujó en su cara.

-Ah, cierto, ustedes no los llaman así. Mm... pañales y chupetes, supongo- le rodé mis ojos. Tonto él y su nacimiento a través del océano.

- el dilema de estar a kilometros de distancia nos hizo un mala jugada con los idiomas- le dije mientras firmaba el papel empujado frente a mi por el cartero. piter me pasó una bolsa liviana y levantó la caja, abriendo la puerta con su codo.

 -Esto es de tus padres-dijo con risa.

Me reí tontamente y fui hacia el mesón mientras él la abría, revelando una enorme cantidad de bolitas de pluma bit. Sil, siendo el idiota que es, saltó sobre le mesón e inmediatamente sobre la caja, recostándose y mirándonos con ojos soñolientos.

-¡Levántate!- grité, pinchando con mi dedo su lado. Él se torció. piter se agachó y para mi desagrado el gato comenzó a ronronear, saltando sobre sus hombros. Los miré con rabia antes de escarbar a través del paquete.

-Ahh...- dije, levantando un pijama enterito rosa. piter hizo muecas y metió la mano dentro de la caja, sacando un azul con una cachorrito . Sonrió ampliamente y lo sostuvo enfrente de él. Rodé mis ojos y empuje mi mano dentro otra vez.

-Sabes, si no podemos decidir si rosa o azul siempre podríamos irnos por este- murmuré y saque el pijama de un pálido morado. piter tosió y se giró lejos de mí mientras yo sacaba más amarillos y verdes.

-Morado es lo que rosa y azul harían.-

-Mi hijo no va a usar morado. No, me rehuso, incluso en la cama- insistió.

-¡Ni siquiera sabes si vas a tener un hijo! Discutí. Él levantó una carta que estaba pegada al paquete y me fulminó con la mirada a modo de juego.

-Tu mamá dice que podemos usar al menos la mitad de estas ropas ahora, y que el resto cuando tengamos nuestro segundo bebe, porque ella sabe que tendremos más-Me miró por debajo de sus pestañas y sonrió maliciosamente. Tragué. Demasiado atractivo, él era.

Creo que ella está en lo correcto con esa afirmación.-Mascullé mientras piter bajaba las tapas de la caja y se inclinaba sobre mí.

A kilómetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora