Capitulo 22: Un beso interrumpido

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-dale, puedes ayudarme a escogerlo- me dijo. Sonreí y continuamos más alegre por el resto del paseo.

Traje a Lali una pequeña tienda abierta las 24 horas una vez alcanzamos el pequeño pueblo de mamá y papá. Ella recogió los ingredientes más frescos y luego continuamos bajando hacia la playa, a la casa de mis padres.

-¡Piter!- Exclamó Lali bajándose del carro con los brazos llenos de comestibles. Se quedó mirando la cabaña con asombro. -¡¿Es aquí donde creciste?-

-Si,- sonreí. -Creo que han salido, el carro no esta aquí...- Traté con la puerta antes de sacar mi llave y abrir por mi mismo. -Si, definitivamente están fuera- Lali se movió rápidamente, encontrando la cocina en la pequeña casa y luego sacando unas bandejas de debajo del horno. Encontró un tazón de vidrio e inmediatamente comenzamos a trabajar arreglando la pasta para los panqués y una torta pequeña que Lali estaba planeando para mamá y papá. Miré a Lali sorprendido, cuan a gusto estaba en la cocina, batiendo la pasta en un poco más de tiempo del que le tomó al horno precalentarse. Ella vertió los panqués y los puso dentro del horno en la más corta cantidad de tiempo que había visto.

-Buen trabajo soldado- dije, saludándola. Ella se rió ligeramente y se estiró para limpiar un poco de pasta en mi mejilla.

-Diré que no hiciste un pizca del trabajo- ella contestó. Me encogí.

-No podía ser de ayuda, aún estoy completamente agotado- Lali se rió

-¡Hah! ¡Él dice agotado!- Ella disfruta de la manera en que decimos las cosas aquí. Después de limpiar los platos y dejarlos en el escurridor par que se secaran, Lali sacó los dulces de chocolate y las puso en un estante para enfriarse. Aún no había signos de mamá y papá, por lo que tomé la mano de Lali cuidadosamente en la mía y le sonreí dulcemente. Mi corazón comenzó a latir errático. La traje por el pequeño pasillo a donde estaríamos durmiendo esa noche, pero la traje aquí por una razón diferente.

Abrí la puerta, recibido por la pequeña cama y el gran escritorio. Cuidadosamente traje a Lali dentro y la paré al lado de la cama. Le sonreí, estudiando sus rasgos y su bella cara. Vamos Piter, puedes hacer esto.

-Aquí es donde leí tu carta por primera vez- le dije dulcemente, golpeando suavemente mi escritorio. Metí la mano en el cajón y saqué una botella de vidrio que tenía dentro, la cera aún alrededor de la cima. Se la pasé y vi un débil rubor en sus mejillas en la creciente oscuridad.

-¿La encontraste por aquí?- preguntó calmada. Asentí y tomé su mano, llevándola al porche, donde nos vestimos rápidamente, luego fuera y a través del camino a la calle.

-Antes te conté como la encontré -murmuré lentamente mientras caminábamos a lo largo de la arena, el frió aire del océano punzando nuestras mejillas y soplando nuestro cabello alrededor de nuestras caras. -Pero no estoy completamente seguro si te conté por qué estaba aquí afuera- Lali sacudió su cabeza y me detuve, alcanzando el sitio donde meses atrás encontré su botella.

-Vine aquí afuera para limpiar mi mente porque por un largo tiempo he sentido que algo faltaba, y eso realmente me molestaba porque nadie más se sentía de esa forma. Por lo que, naturalmente, asumí que todo el mundo ya lo había encontrado.-Lali se inclinó hacia mí, tomando mi abrigo y enrollándolo alrededor de su espalda, atrapándonos dentro de su calor.

-Y creo que la cosa que faltaba era amor- dije calmado, inclinando mi cabeza dentro de su cabello, sosteniendo mis brazos alrededor suyo para mantener la chaqueta cerrada. -Y si voy a ser honesto con ambos, entonces tengo que admitir que no se ha sentido como si una parte de mi faltara desde que te conocí.-Ella levantó la mirada hacia mí, una expresión que yo no podía reconocer enseguida brillando en sus ojos. -Desde que te conocí me siento completo y siento amor- confesé.

Hubo un silencio por un momento antes que se empinará en sus pies y estrujara sus labios fuertemente con los míos, nos empecemos a mover que no dimos cuenta y llegamos a la puerta principal de la casa de mis padres nos dejábamos llevar y

-¿Ejem?- una voz se aclaró detrás de nosotros. Nos congelamos y Lali miró fijamente a mis ojos, nuestros cuerpos aún peligrosamente cerca. Luego, dio una miradita sobre mi hombro, cerró con fuerza los ojos y golpeó su cabeza contra éste. Me giré lentamente, asustado de lo que vería. Mi padre parado tal vez tres pasos atrás de nosotros, con bolsas de comestibles en sus brazos y una ceja levantada a de manera interrogatorio. Mi madre parada el final de la acera, sus ojos y su boca abiertos del shock. Las bolsas cayeron de sus brazos, naranjas rodando por el césped.

-¡Oh¡ Hola,-dije despreocupadamente, con una risa nerviosa. -¿Así que están en casa?-

-Si...- dijo mi padre en un tono irritado.

Sentí que mis mejillas se ponían calientes, definitivamente de un rojo brillante. Lali se estaba escondiendo detrás de mí, sus ojos bien abiertos por la sorpresa, o el miedo, no estoy seguro. Ambos dimos un paso al lado mientras papá abría la puerta y entraba con sus bolsas. Salté y fui al final de la acera a recoger las cosas de mamá. Lali me siguió, tomando su maleta y sosteniéndola mientras yo encontraba el resto de las naranjas. Fuimos a su auto y sacamos el resto de los comestibles. Lali entró mientras yo ponía una mano en la espalda de mamá, llevándola dentro.

-Realmente lo siento mamá, eso fue completamente inaceptable- traté de explicar. Probablemente estaríamos conduciendo a casa después de todo. Papá estaba parado en la cocina, mirando curiosamente las cosas que Lali había horneado.

-¿Y qué es todo esto?- preguntó, sonando un poco más feliz de lo había estado. Lali se sonrojó un poco como soltó las bolsas y le sonreí.

-Mamá, papá, ella es mi amiga Lali -dije suavemente. Ellos se giraron hacia ella, sonriéndole amablemente. Estoy seguro que no estaban completamente enojados, mamá siempre ha querido que encuentre a alguien. -Esperábamos poder pasar la noche aquí, con ustedes, para visitarlos antes que ella tuviera que regresar a casa- nervioso

A kilómetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora