Capitulo 43: despedida

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lali se veía adorable. Estaba usando un vestido azul de verano que, me avergüenzo de decir, atrajo mis ojos a su pecho, pero flotaba por su gran vientre. Llevaba un suéter blanco tejido, con las mangas subidas y un par de zapatos planos. Sostuvo mi mano y se recostó en mi hombro, su anillo titilando sobre su dedo.

-¿Quieres ir a almorzar conmigo?- preguntó discretamente, sonriendo deslumbrante y levantando la mirada cansada hacia mi. -Si no estás muy ocupado... o si tenías almuerzo, está bien. Puedo ir a casa-

-¡No!-exclamé. -Me encantaría salir contigo. Será como esas citas que nunca tuvimos -lali se rió y se paró en las puntitas de sus zapatos para besarme. -Simplemente correré a mi oficina y sacaré las llaves del carro, ¿vale?- Ella asintió y sostuvo su vientre. 

Le sonrió a la recepcionista y se giró hacia ella, viéndose como si estuviera lista para empezar una conversación. luna agarró algunos papeles y se paró de su silla. Sonreí, caminando hacia mi puerta y rápidamente cogí las llaves de mi escritorio y bajé la tapa de mi portátil. Tan pronto como me giré oí gritos de cada una de las mujeres afuera, e hice muecas, pensando en lo que luna había hecho.

-¡piter!- Gritó lali Rápidamente troté a mi puerta y salí, pero lo que vi fue lo que menos estaba esperando. La parte de adelante del vestido de lali estaba mojado, y estaba agarrando la parte baja de su estómago, la tela arrugada en su mano mientras se sujetaba sobre el escritorio. la recepcionista estaba parada detrás de ella, una mano en su boca pero sonriendo, mientras que luna se veía como si estuviera metida un alboroto. Fue entonces cuando noté el agua sobre el piso y sobre los zapatos de luna.

-¡MIRE LO QUE HIZO!-gritó la recepcionista señalando sus pies. -¡ARRUINÓ completamente mis zapatos, Sr. lanzani lo hizo a propósito!- No creí que fuera posible alcanzar este nivel de rabia, pero lo hice. Pisé duro hacia mi lali y la estúpida de la recepcionista

-¡Su fuente se rompió, idiota!- Grité. -Eso es líquido amniótico, no agua que te tiró, ¡madura!- Y entonces actué de una manera muy inmadura y tiré los papeles en sus manos en su cara. -Estás despedida- Siseé mientras su cara se arrugaba y rompía en sollozos, pisoteando hacia abajo del pasillo.

-Si, ¿puede enviarnos un conserje, por favor? Piso doce. Y alguien que limpie el camino hasta el parqueadero, por favor.-Alcé la vista hacia luna al teléfono, tenía una amplia sonrisa, claramente entretenida por lo que había pasado y feliz por lo que estaba pasando.

-¿Estás bien?- le pregunté a lali suavemente, sosteniéndola fuerte.

-Si, simplemente llévame al hospital, por favor,-me rogó mientras sus dedos se enterraban en mi brazo y hacía muecas. El teléfono a mi lado había estado sonando por algún tiempo, sacándome de quicio.

-¿Hola?- grité impaciente.

-¡piter!- murmuró cande. -N lo vas a creer, ¡me voy a casar! ¡vico me lo propuso!

-Hah, yo gano, ¡estoy tiendo un bebe!- le solté antes de colgar. -luna, cuando la Srta. alessandro vuelva a llamar, ¿puedes explicarle, por favor, a donde vamos? Gracias.- Sostuve a lali mientras nos comenzamos a mover rápidamente hacia el elevador.

-¡Felicitaciones!- Gritó luna.

-¡Gracias!- respondimos ambos. lali estaba respirando tal como nos habían enseñado, y de vez en cuando se congelaba cuando estaba teniendo una contracción, estaba tan emocionado, ni siquiera podía hablar. Todos nos miraban curiosos mientras yo me apuraba hasta el carro y lo parqueaba para que lali se trepara.

Estoy bastante seguro que conduje más rápido que nunca antes para lograrlo, y Dios debió haber estado sonriéndome o alguien debió haber estado haciéndolo, pues no me encontré ni un solo policia. pablo y rochi estaban esperándonos fuera, milagrosamente, sosteniendo una silla de ruedas. rochi sostenía su propio vientre y balanceaba sus pies mientras lali sonreía bastante todo el tiempo que ayudaba a lali a salir del carro.

Dios, el resto fue simplemente un torbellino. Antes que lo supiera ella se había cambiado a una bata del hospital y movido a su propio cuarto, luego sacada de allí hacia la sala de parto. Estaba emocionado, estaba asustado. No sería mucho tiempo,  minutos antes que fuera el padre de una persona real. Un papá. Todo estaba a punto de cambiar. Ahora.

-piter -jadeó lali en medio de una contracción. -Por favor, quédate por mi cabeza, ¿vale?- Le sonreí y limpié el cabello de su frente sudorosa. Asentí y ella agarró mi mano de nuevo conforme contenía el aliento y pujaba. Fue así por unos minutos, teniendo más y más progreso a medida que avanzábamos.

A kilómetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora