Capitulo 28: Una tortura

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-¡Es completamente estupendo, lali !! exclamó piter. -¿Cómo lo llamaste?-

-Silvestre-dije felizmente. -Sil por abreviatura – piter me sonrió.

-Es un nombre perfecto- murmuró. Mi corazón latió errático por poder verlo de nuevo, pero ambos teníamos que irnos, trabajo por hacer.

Pablo se puso de píe con un suspiro, dando una palmada y caminando conmigo hacia la cocina pera empezar la comida. No fue mucho después que las chicas nos siguieron y comenzamos diligentes con el trabajo.

Había extrañado esto, estar con mis amigos. Empezamos nuestra línea de producción para preparar los entremeses, pasando por diversas etapas en la línea. Habíamos terminado nuestra cuota cuando escuché un triste miau y me giré par ve a Sil parado a mis pies, mirándome con los ojos bien abiertos. Sin otro movimiento saltó, enganchándose en mi pierna y continúo para trepar mis pantalones. Comenzó a disminuir una vez alcanzó mi cadera y me asusto que se fuera a caer, por lo que me estiré y lo tomé, levantándolo más alto. Su diminuto y gracioso ronroneo llenó mis oídos mientas felizmente se ubicaba en mis brazos, esperando por algo de comer.

Todos mis amigos estaban mirando con unas expresiones en sus caras que me hicieron comenzar a sacudirme de la risa. Rochi me miró rayado pero de todas maneras llenó el plato de Sil con comida y regresamos al trabajo, haciendo lo justo hasta que la fiesta estuvo apunto de iniciar.

Los vi arrancar rápido en la van, pero en vez de deprimirme en mi soledad por los alrededores de la casa, abrí una conversación con piter y eché una hojeada alrededor por Sil, sintiéndome completa y contenta en ese momento

Cuenta piter

Un mes. Todo un mes insoportablemente doloroso sin el amor de mi vida. Pura tortura. Despertar cada mañana sin ella me hacía fruncir el ceño y casi romper en lágrimas, no escucharla moviéndose en la cocina o tumbando cosas en la sala hacía mis hombros decaer. El apartamento era tan depresivamente calmado y vacío. Frío, sin ella aquí.

El resultado de mi sombría mañana era yo, caminando hacia el trabajo viéndome como si alguien hubiera atropellado a mi cachorro. O enviado a mi "esposa" a través del océano. Pasaría todo el día en mi escritorio, yendo sobre archivos y notas, cuadrando reuniones con varios escritores. Nunca podía encontrar algo para entretenerme, puse la cabeza en mis manos y lloré.

Sollozos, al menos. Vico y euge pasaría caminando, me notaría y se sentaría para deprimirse también. Estábamos desconsolados, incapaces de seguir viviendo. No importa cuan melodramático se viera, mery lo encontró un poco cómico.

-¿Será que podrían dejar de actuar como un par de chicas y hacer el trabajo?- preguntó con fiera, aunque había una evidente sonrisa en su cara.

-Cállate mery- masculló vico , agachándose al lado de mi silla, su cabeza apenas se asomaba sobre mi escritorio hacia ella. -¿No puedes ver? Tenemos el corazón roto aquí. Déjanos ser patéticos, por favor- él pasó a buscar los papeles en mi cesta de basura.

- quiero ver a nico - euge lo dijo de la nada, necesitaba desahogarse-

- estas bien gorda? - pregunto mery acercándose a ella

-Extraño a lali- dije con voz ronca y forzada. Las cejas de mery se levantaron y nos miraba a todos .

-Mi querido piter la verdad es primera vez que te veo así. Gordo se que extrañas a lali, pero ¿por qué no haces algo en vez de sentarte aquí haciendo nada , por que no pensas entre mas rapido trabajas mas se pasara el tiempo?- mery puso sus manos en la cintura. Mi cabeza descansando en mi mano, mi mejilla levantada hasta mi ojo y mi boca abierta. La miré perezosamente.

-Pero no tengo más vacaciones en un buen tiempo- mascullé. Vico levantó un pedazo de papel y lo miró curioso antes de tirarlo al piso.

- ESTOY HARTO NO PUEDO CREER QUE ESTO ME ESTE PASANDO A MI! – vico ya completamente sacado-

- tranquilízate vico por favor ....No estaba hablando de vacaciones, pit- dijo mery exasperada. Levantó sus ojos hacia el techo y murmuró algo que no pude oír. -Escucha, cuando el señor Federico convoque a reuniones hoy, asiste,- recalcó. -Tu también, euge y vic - Caminó fuera sin decir más, mirándonos y agarrando más fuerte los archivos en sus manos. Vico hizo un ruido.

-¿Por qué tuviste una cita por un electrocardiograma?- preguntó curiosa euge , mirando la nota del doctor que había tirado allí antes. Suspiré.

-Mi pecho se ha estado sintiendo raro desde que lali se fue, por eso mi doctor me envió al hospital para checarlo. Tendré los resultados pronto, supongo...- vico se puso de pie y pateó la cesta de basura de nuevo en su lugar.

-Tal vez debería ir por uno también... mi pecho se ha estado sintiendo extraño por casi un mes...- comento vico

-¿Algo como un dolor, justo desde el medio?- Pregunté, frotando el lugar un poco.

Vico asintió e imitó mis movimientos. -Sip. A veces se calma. Cuando estoy al teléfono con cande o algo. Con otra cosa que no sea esa duele todo el tiempo- Asentí. Aparentemente ambos teníamos la misma aflicción.

- paren si me siento mal hablando de esto ... como si fueran los únicos que les duele el pecho ¡!- euge ya sacadisima-

-Bueno, cuando tenga mis resultados te diré de que cuidarte- dije con una sonrisa triste y el se dirigió a la parte baja del pasillo. -Palpitaciones raras también- mascullé, recogiendo los archivos en mi escritorio.

-son tan tarados ahora me doy cuenta que ninguno nunca se enamoro de alguien verdaderamente ... y no hagan como si no me escucharan , les duele el pecho por estar lejos de las personas que realmente aman con todo su corazón y lo saben – saliendo de la sala

El señor Federico salió de su oficina justo cuando yo estaba abriendo el archivador, empujando las carpetas para encontrar el lugar perfecto. –piter - dijo felizmente mientras salía, su taza de café llena y humeante. -Tendremos una reunión de personal en veinte, ¿podrías extender la palabra por mi? Aunque sólo este piso. Los editores son los que me interesan, pero hazlo llegar a toda persona que esté aquí arriba -Me sonrió feliz, sus ojos brillaban. Era infeccioso, le sonreí ampliamente en respuesta, adoptando su buen humor. Vaciló por un momento y masculló, luego regresó a su oficina.

A kilómetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora