Capitulo 35: el mejor regalo

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Aproximadamente a diez minutos de la película oí un ruido en la puerta de enfrente.

-lali- la profunda voz de piter gritó. Sonreí. Él tendía a gritarme como un tonto.

-QUE,- fue mi respuesta.

-¡TE AMO LOCAMENTE!-Trotó al pasarme, bajando por el pasillo a nuestra habitación.

-¡TE AMO MÁS!- Grité. piter se rió entre dientes.

-¡TE AMO INCONDICIONALMENTE!- Eso me hizo estallar en un ataque de risitas. Puse la colcha lejos y Sil levantó la mirada adormilado hacia mí.

-¿Qué has estado haciendo hoy?-Preguntó piter a través de la puerta.

-No mucho. Por el momento estoy comiendo comida China...- piter soltó un silbido bajo.

-¡¿La obtuviste en China?- preguntó con emoción. Rodé mis ojos.

-¡Por supuesto!- duro con el sarcasmo. Piter se rió. -También hice Té, tu favorito.-

-¡Cállate!-se rió, un poco más claramente. -Tengo que usar el baño, ya salgo.- Una sonrisa perversa cruzó mi cara. Me paré, el gato cayendo al piso y corriendo por el pasillo mientras yo, casualmente, di un paseo hacia el baño. Me incliné contra la pared al lado de la puerta.

-Deje algunas de mis cosas en el mesón- le dije. -Puedes simplemente tirarlas, no las necesito más.- Estuvo en silencio por un momento. Empujé la puerta y miré dentro. piter estaba sosteniendo la prueba, sus ojos abiertos de par en par y su mandíbula bien abierta. Sonreí, se veía tan lindo. Lentamente levantó la vista hacia mí como si buscara una confirmación. Mordí mi labio esperando por su reacción.

Sus labios se curvaron en una sonrisa tonta.

-¿En serio?-preguntó tontamente. Sonreí y asentí, inclinándome contra el marco de la puerta. piter tiró la prueba y se agachó hacia el gabinete, sacando la caja y comenzando a leer la parte de atrás frenéticamente. -Pero, ¡¿Cómo pasó esto?- exclamó.

-¿Tal vez fuimos un poquito vigorosos?-pregunté suavemente. Sus ojos salieron disparados hacia mí y tiró la caja de regreso al armario, parándose rápidamente e inclinándose sobre mí, besándome intensamente.

-Feliz día de San Valentín- murmuré contra sus labios. piter sonrió con gran resplandor, iluminando completamente sus ojos antes que me pusiera contra él y me besara rudamente, respirando profunda e inestablemente.

-¡Estamos teniendo un bebe!- dijo con discreción, pero oh-tan-feliz. Sonreí ampliamente y luego con risitas salté en sus brazos y envolví mis piernas alrededor de su cintura.

-Esto definitivamente hace que mi regalo sea nada- dijo frunciendo el ceño.

-Bien- fue mi respuesta. -Aunque, ¡aún tienes un regalo más departe mía!- La cara de piter palideció, como si yo fuera a tener el bebe justo aquí o algo. Le di una gran sonrisa y besé sus suaves labios, sujetando con fuerza su mano y llevándolo a la sala por la que había pasado tan rápido momentos antes.

-me muero ...- masculló antes de llevar la mano hasta su boca. -¡lali!- exclamó. -¿Cuándo compraste esto?-Se veía aturdido, como un pequeño niño, mientras saltaba sobre la banca y se sentaba, levantando la tapa de las teclas de su piano e inmediatamente golpeó los acordes. Di una risita fuerte.

-Creo que tu volviste a olvidar, querido, que somos gente acomodada. Esto fue un poquito costoso, pero no fue nada, en serio, en comparación con cuanto te amo.-piter me miró sobre su hombro, sonriendo como loco.

Extendió sus manos y me sentó su lado antes de adentrarse en una canción alegre. Estaba tan metida en el cuento, recostándome en su hombro que me tomó por sorpresa cuando envolvió sus brazos alrededor mío y besó mi cuello y mejillas enérgicamente antes de alcanzar mis labios.

-Estoy tan tremendamente feliz de que estés embarazada- masculló, sus ojos adormecidos pero aún divinos. Sonreí, presionando mis labios contra los suyos.

-Entonces, ¿Dónde está mi regalo?- Pregunté emocionada. Él suspiró e hizo pucheros, claramente pensando que ahora su regalo era inadecuado.

-Bueno- dijo con un suspiro profundo, metiendo la mano dentro de su bolsillo. -Compré esto la semana pasada estando trabajando con vico y euge.- Sacó y sostuvo una cajita de terciopelo que me hizo perder el aliento.

–Por favor, dime que no va a hacer lo que creo que va a hacer.- Se encogió, tan despreocupadamente, y la abrió, revelando un anillo de oro

-Solamente te iba a preguntar si te querías casar conmigo,- murmuró, sus ojos llenos con tanto amor mientras gentilmente deslizaba el anillo en mi dedo y yo lo miraba fijamente con mi boca abierta. Me sonrió e inclinó su cabeza hacia un lado, esperando por una respuesta. Chillé y me le tiré encima, besándolo con furia. Cuando nos separamos piter se estaba riendo.

-¿Es eso un si?- me tentó. Sonreí y luego me reí antes de asentir y besarlo una vez más.

piter me cargó al cuarto y me besó tontamente mientras acariciaba mi estómago, lo cual era más cosquilloso que si fuera una caricia dulce. Me le volé y me senté, levantando el teléfono y llamando a rochi mientras piter se arrodillaba detrás mio, besando desde mi hombro hasta mi cuello y de bajada.

-¡Me voy a casar!- grité al teléfono antes que ella pudiera decir hola. Esto fue seguido por muchos grititos de ambas mientras piter se reía entre dientes detrás de mí. -Eso no es todo lo que tengo que contarte,- la tenté.

-¡lali, mejor que me cuentes inmediatamente o saltaré a través de este teléfono y te partiré en dos al estilo ninja!-pablo estaba en el fondo, muriéndose de la risa.

-¡Vamos, vamos, rochi! ¡Eso no sería bueno para el bebe!- Y rápidamente colgué. El teléfono sonó tantas veces en las siguientes horas, pero lo ignoramos. En su lugar, bailamos alrededor de la cocina, besándonos y cocinando, pero mayormente besándonos y acariciándonos en lugar de cocinar. El tiempo en el horno se apagó mientras el timbre sonó...rochi.

-¿Podrías pasarme los guantes para el horno, Sr. lanzani?- pregunté, limpiando migas de mis manos en mi falda azul de flores. piter sonrió y me los pasó, sus dedos pasando sobre mi anillo mientras me besaba con dulzura.

-Lo que sea para usted, Sra. lanzani-

A kilómetros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora