Middle

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Con la mirada perdida entre el centenar de gente que mas viva parecia muerta en batalla del acohol y drogas, esparcidas en el campo en el que se batalló gritando, bailando y saltando.

El edor de aquel lugar era peor que el de la muerte, el olor a post-carrete y el ahí con una resaca y peor, con un dolor semiagudo en el pecho, que no dejaba de precionar, el anfitrión de la pasada fiesta hizo su aparición entre medio de toda esa pila de cuerpos, abatidos por el acohol.

Y he ahí tan imponente como el alfa que era, observó a su alrededor todos desfallecidos exepto uno, que parecía tener la mente en otro universo, paralelo al suyo, con unas hermosas ojeras, que combinaban perfecto con su malhumor matutino, camino entre puntillas tratando de no pisar a nadie acercándose al joven mas pequeño, cuando lo dislumbro de mejor manera, acarició su pelo desordenandolo, molestando al mas bajito, Manuel lo miro hacía arriba molesto, pero aún con una presencia de dolor en su mirar, sus ojitos rojos y su cara de malestar hacian querer molestarlo aún más, iván podía ser un poco retorcido, pero le encantaba molestarlo, ya que siempre se veía tan suave y bueno.

Ni hablar cuando se mostraba tan dulce con su <<amigo>> edgar, quien sacaba lo más lindo de él, molestandolo un poco, solo un poco.

Sus miradas se cruzaron, iván lo observó serio, Manuel se cohibio un poco, después de todo el era un omega ante un Alfa, iván al notar lo incomodo del pequeño sonrió con sonra en una mueca de burla, confundiendo al pequeño.

Este se inclino hacía él, iván sabía de los sentimientos que tenía Manuel hacía el Edgar, por eso Manuel aún no entendia porqué tenía que molestarlo aún así, pero su percepción cambió un poco cuando le vio sonreírle de manera dulce, para animarlo, talvez...

...Manuel dudó un poco ante ese gesto pero sin lugar a dudas quedo atónito, removiendo algo en el, algo cálido, talvez no sea tan malo...

Era temprano en la madrugada, y ambos estaban tomando un café, caliente para esa fría peculiar mañana.

Estaban en silencio observando como el sol se asomaba de apoco entre medio de los edificios, su claras caras de cansancio y migraña eran visibles por los tenues rayos del sol que iluminaban a duras penas Santiago por la mañana.

Un calido sentir nació en su estomago cuando vio nacer a un Santiago tan claro, pese a la típica neblina, se observaba claro los edificios calles y la mezcla perfecta de arboles y verdes de por ahí que no se distinguían más que su color.

Un sentimiento tan humano como la comodidad y esos extrañables sentimientos, como de cuando pequeño, seguridad y calides en el pecho, alojado ahí en una esquinita de su corazón.

Es que el momento era perfecto para él, pese a las cosas que pasaron, se encontraba tranquilo, consigo mismo, no quitaba si el dolor y malestar pero se hallaba tranquilo, el solo observaba tranquilo por el grande ventanal que dabs vista a parte de Santiago y también era observado por los lindo ojos de iván.

...

Nicolás otra vez despertó primero por el olor insoportables de bodega en la pieza, no sabía como mierda habían llegado al depto pero ahí se encontraban, con un Jaime encima del pobre y menudo Nicolás que quería escapar de ese calvario.

Logró removerlo un poco al costado de la cama mal hecha, se levanto con pesar y con la misma ropa del día anterior, con real pereza se talló los ojos y acomodó las prendas, se dirigió a la cocina a preparar café, encendio la máquina y vertió el contenido de los pequeños envases de café.

Espero por ellos y los colocó en la encimera, caminó por el pasillo de vuelta y fue ahí recien que se dió cuenta de los zapatos desordenados, esparcidos por el pasillo que llevaba a la habitación de ellos.

Los recogió y ordenó vio desde la puerta como el Jaime se refregaba los ojos con pesades sentado en la cama, medio enroyado con sus ropas, Nicolás camino y se sentó del otro lado de esta.

-¿estás bien?- preguntó algo interesado en el estado del Jaime.

Ese solo respondió con un sí en gestos y le besó la mejilla, Nicolás se le turbaron las mejillas de un lindo rosa,
Y solo por esa vez reaccionó dandole un abrazó, lo cual apretujo al jaime sorprendiendole un poco, pero era que solo estaba regalón.

Se separó rapido y salió de allí de la misma forma, Jaime quedo pasmado, ahí sin entenderlo mucho, se volvió en si, de manera lenta, acostumbrándose de apoco a todo, llegó de repente el nico con dos tazas en cada mano con café recién preparado, el Jaime alzó la vista y sonrió de lado, contento de que su negro le trajera café por la mañana.

Nicolas estaba como un niño esperando recibir adulaciones y felicitaciones por su buen acto, Jaime se levanto tomando la taza con su mano y con la otra desocupada agarro de un costado al más bajo, dió un sorbo y luego atrajo para sí a Nicolás dandole un beso en los labios, calidos y suaves como siempre...

Nicolas al termino de ese beso para disimular su vergüenza, tomo su cafe rápido mientras era abrazado por detrás por el Jaime, apoyando su cabeza junto a la del, viendo su cuarto desordenado y el lindo día que había.

Y del otro lado de la ciudad, estaban dormiendo ambos juntos con sus polerones anchos y pantalones holgados y jeans, uno era abrazado con más fuerza frente al cúmulo de personas hechas unos zombies a igualdad de ellos en un par de horas.

Estaban uno junto al otro como siempre, en una casa que no era la de ellos y sin importarles más que estar con ellos mismos, haciendo que todo lo demás le restará gran valor, el oscar más conocido como bestia, estaba muy aferrado al cuerpo de su amigo y el alexander; el pecho, que tenía su cara sonrosada, en los pómulos por debajo de los labios el menton y nariz, respiraba despacito, por lo bajo contra el pecho de su amigo, no tenía frío y se aferraba de vez en cuando.

La luz del sol matutino aclaraba sus parpados y le indicaban que ya era de día, pero no quería aún levantarse, quería permacener un ratito más así, como niño pequeño se aferró más a su amigo escondiendo su rostro del sol en el pecho de su amigo quien lo abrazaba como oso. Permaneciendo un rato más así.

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora