💫heridas al aire🍃

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De vez en cuando,  calambres recorrían su cuerpo y tiritaba por la falta de calor,  había llegado ahí todo empapado por la repentina lluvia.

Caminando como un muerto viviente,  con el corazón herido subía con pesar la escalera, pudiendo tomar el ascensor,  decidió por las inclinadas escaleras,  le daba igual,  subió aún sabiendo qué el propietario del depto no se encontraba.

...

-Edgar... - Manuel hizo una pausa pensando en el jóven de antes- el es... - con la mirada quebrantada y los ojos cristalizados pensó en todo su dolor todo este tiempo y lo  solo qué se sentía por culpa de sus sentimientos por aquél hombre qué no le tenía más que gran cariño y cierto amor dudoso hasta para él en ciertas ocaciones.

-Manuel... - se levantó del asiento al verle llorar,  camino rapido rodeando el escritorio y abrazandolo,  quedó reposando en el escritorio frente al chico quién con dolor desgarrador se deshacía del con cada salada lágrima.  - Lo siento,  siento tanto el no haberte dicho antes y evitar todo esto... No sabes cuanto me duele verte así.-

- no sabes cuanto me dueles Edgar, ni siquiera una excusa,  llegaste,  jugaste a alimentar mis ilusiones, y desapareciste sin dejar rastro o alguna palabra dicha por lo menos...! - se alejo del mientras el edgar intentaba sostenerlo,  en silencio lo miro neutro, sin culpa aunque por dentro moria una porción del. - ¿te gustó jugar con la ilusión de alguién más?  Dime, ¿té sentiste bién al saber qué me herias,  te hizo orgulloso,  más valiente,  te sentiste satisfecho acaso? hmp... Dime... - sin aguantar mas los sollozos y los pequeños golpes qué se sentían culpables en el pecho del mayor.

Lo abrazó con mas ganas confortandolo, - lo siento,  lo siento,  lo siento tanto- repetía por lo bajo mientras el pequeño se sentía protegido de alguna manera entre sus brazos, y sentía esa culpabilidad de él cada vez qué pedía disculpas.

Manuel apretó en su espalda su agarre,  edgar le besó en la nuca y le daba pequeñas palmaditas en su espalda,  se tomaron de la mano una vez ya alejados,  el pequeño no podía odiarlo y el mayor no podía dejarle con ese dolor,  era alguien especial para él,  lo era. Y sabía qué lo perdonaba,  Manuel aún seguía enamorado,  aunque le volviera a dañar el le perdonaría, siempre. Y así Manuel sin poder evitarlo y sin pensar le besó, el édgar inmóvil miraba de cerca la rojez de sus ojos y lo hinchados qué estaban.

Se alejó despacio y miro al suelo con miedo,  pero con el corazón en la garganta y a mil,  era su primer beso y se había atrevido, esta vez se puso rojo y se alejó un poco pero algo lo acercó a él reteniendolo,  unos fuertes brazos lo abrazaron,  quería morir ahí mismo,  pero no,  ese abrazo no lo pudo malinterpretar,  el lo quería y mucho pero no de la misma manera qué él,  no en esa manera romántica.

Sonrió entre lágrimas y no quiso saber más, sólo quería irse de ahí,  no se encontraba bien peligraba su sanidad mental,  creía no poder contenerse al estar de frente al jóven embarazado,  sintió una puntada en el pecho,  dolía mucho,  era cierto,  después de eso el seguiría con su vida y el también...  Pero no quería una vida lastimada,  se alejó rápido, pidió disculpas y salió rápido de ahí.

Laura y naiko se asustaron el ver como prácticamente el jóven corrió de ahí dejando la puerta entre abierta,  el naiko se asomó y se asustó al ver el edgar apresurado detrás del joven se detuvo en la entrada mirando como ya se alejaba a la vuelta,  miró a su pareja preocupado.

El naiko nunca lo había visto así,  retrocedió un poco al oler ese aroma en el edgar,  estaba "inundado" del otro jóven,  no sabía lo que había pasado pero era mas qué obvio que no había terminado bien.

El edgar golpeó la pared y cerró la puerta con el peso de su espalda, cabizbajo  camino en silencio a su despacho encerrandose.

...

Manuel corrió hasta chocar con iván qué lo vio que venía apresurado,  este solo lo rodeó con el brazo por su cintura y se lo llevó de ahí,  subieron al auto y no demoraron en llegar. Solo el silencio se hizo eterno.

Subieron rápido iván caminaba de la mano con el jóven qué se dejaba llevar,  pero al sentir qué chocó con iván,  supo qué algo pasaba,  miró por el costado y había alguién sentado y empapado en la puerta.

Por el aroma qué emanaba era notoriamente un triste Nicolás,  absorto en su propio mundo sin ganas de levantarse de ahí siquiera.
Ambos chicos corrieron a su socorro,  estaba helado y muy húmedo,  entre los dos jóvenes cargaron al chico dentro del depto,  la atmosfera era algo pesada,  iván abrió las percianas dejando ver un Santiago gris,  encendió su chimenea,  mientras qué Manuel se olvidaba de su dolor por la preocupación de su mejor amigo,  lo desvistio y lo acomodo en calentitas mantas,  tomo su ropa y la llevó al baño dejándola en la cesta.

Iván observaba al joven de pelos platinados recorrer su casa con confianza,  la conocía,  y ¿como no? Después de todo ese tiempo...

Manuel miró a iván sonriendole de manera apagada pero aún así mostrando gratitud,  este bajo la vista en señal de comprender,  nisiquiera era necesario hablar,  solo bastaba un simple gesto para entenderse.  Iván fue por ropa para Nicolás qué comenzaba a recuperar un poco el color, no sabía qué había pasado con el Jaime,  pero ahora importaba su lindo amigo qué lo nesecitaba.

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora