Pecados al Descubierto.

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Nicolas no sabia porqué se habían ido de manera tan repentina, en la manera que había cogido su mano y el no haberse despedido adecuadamente iban mas allá de un simple arrebato de parte del, algo había pasado lo suficientemente malo para perturbar al Jaime de esa manera en la cuál estaba ahora, así de nervioso y no se atrevía a mirar a Nicolas.

En primer lugar lo que le había contado el papa de Nicolas no sabia si era verdad... pero inventar algo como eso? para qué? por otra parte estaba todo lo que sería de ellos si eso llegara a ser verdad...

¿Hermanos?

¿Qué clase de broma insana y de mal gusto les estaba jugando la vida?

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Jaime, no paraba de dar vueltas como un loco por la casa y con una expresión capaz de perturbar a quién se le cruzara, le había pedido a Nicolas qué saliera... a cualquier parte, estaba bien con tal de tener un momento solo, para pensar...

Se volvería loco de angustia de solo pensar qué tenían parentescos sanguíneos con la persona que amaba... y de la manera qué se venía a enterar.

Nicolas en cambio, en vez de hacer lo que le había pedido tan nervioso el Jaime decidió quedarse junto a el, no sabía si acercarse  pero no podía aguantar verle tan nervioso, se asomó desde el pasillo hasta la sala de estar y lo vio inmóvil justo frente de la ventana, de lo claro y plomizo que estaba su silueta perfectamente negra dibujaba le daban un cierto aire abrumador y melancólico.

No podía creer lo que pasaba, y un mal presentimiento se alojaba en su pecho, dándole mala espina todo eso, y era eso mismo que le advertía que no se le acercara, con una incertidumbre marcada en su cien dio media vuelta y se marcho,  Jaime sintió el suave cierre de la puerta remarcando una vez ya marchado, más el silencio que ahora lo acompañaba lo izo sentir el ser más solitario del mundo, extrañando ya a su pareja pero a la vez en el fondo no lo deseaba ver, eran solo el, sus lagrimas y el licor.

Nicolas iba camino a la casa de su buen amigo, la brisa le hacían sentir una gelides  en sus manos y la punta de la nariz qué lo dejaban con una sensación vacía, recordando a su primera vez con el jaime. Algo qué le izo mucha gracia por la manera tan extraña de asociar las cosas, pero a la vez un resentimiento no contra el jaime, si no contra el mismo qué viendo las cosas de manera fría el fue quién se entregó de manera apresurada y desmesurada, llegando al limite de rogar por caricias y besos faltos... con la capucha del poleron tapándole su mirada dirigida al suelo, una pequeña gota cayo mojando la punta de sus zapatos, sorprendido toco sus mejillas y sus cristalizados ojos se inundaron, la humedad en las yemas de los dedos le hacían escocer un poco la piel donde las lagrimas dejaban su camino frígido.

....

Manuel estaba atemorizado y estático, frente la puerta estaba pálido y ojeroso en señal de no haber dormido mucho la pasada noche, con los pelos algo desordenados por dar tantas vueltas en su cama y su mente confusa por aquel tonto acto que estaba cometiendo, Iván como buen amigo le había dado la dirección donde estaba el edgar con su pareja, el no sabía quien era y no lo podía superar aún y quería hablar con el porque el estaba al tanto de sus sentimientos y no lo había visto hace mucho, meses, desde la fiesta cuando se llevo aquel extraño muchacho, llamado Nicolas igual que su amigo.

Iván por mientras esperaba a Manuel en el hall del edificio algo ostentoso, había luchado a montones con el pequeño para que le dijera para qué quería la dirección del edgar, el rubio se molesto al no tener lo que quería y lo "amenazo" con conseguir la dirección como fuera, terco como el solo y refunfuñando se la dio, agarrándolo de un ala con la condición de acompañarlo, no era estúpido sabía de los sentimientos del pequeño por el Alfa, no dejaría que lo dañaran innecesariamente, obviamente Manuel no se lo esperó ruborizado y taimado se fue todo el camino en silencio jugando con los hilitos de su poleron. 

Ahor todo envalentonado toco el timbre, abriéndole de inmediato una mujer alta rubia y de mirada penetrante, al instante supo quien era. 

sus miradas cruzaron dejando al mas pequeño congelado por la similitud que tenían con el edgar, sobre todo por el aroma tan característicos  de los Gaete(?) para él inconfundible, pero de inmediato otro aroma se izo presente en las sauces de su nariz ese aroma dulzón exquisito que lo marearon. apareció por un costado Nicolas con su estomago abultado ya de 4 meses, el mismo desde que lo había visto y besado por ultima vez,   Laura un poco extrañada ante la situación izo pasar al chico mudo que no decía nada, era raro atenderlo desde la puerta,  antes de cerrar hecho una mirada fuera por si alguién más venía, Laura tenía detras al naiko un poco temoroso,  estaba nervioso por la presencia del jóven...

Manuel titubeando preguntó por el Edgar,  quién estaba en el despacho atendiendo algunos asuntos del hospital de su padre,  la yaya fué a decirle sobre la visita del joven haciendolo pasar de inmediato.

Laura y Naiko estaban sentados tomando té,  mientras qué el joven se había levantado y caminado rígido sin color donde estaba el alfa. Dejando el té intacto.

Él naiko estaba perplejo,  no sabía qué hacía el en su casa queriendo hablar con su marido,  se ruborizó por lo de 
Marido, todo era muy complicado ahora ya qué Manuel no era idiota y pediría explicaciones de todo...  Y su pacífico mundo acabaría si él le decía a alguien sobre su situación,  esperaba de corazón qué los temas qué tenían  el Edgar y Manuel pendientes se resolvieran de buena forma y llegaran a buenos terminos,  pero aún así sentía temor,  se sentía intranquilo con el cerca de Edgar.

Dentro del despacho el Manuel estaba sentado frente el escritorio en ese cómodo sillón, el Edgar estaba en silencio al ver quién tenía en frente con miedo de qué le gritara y reclamara,  ya qué aún lo haya pensado todo el tiempo nunca fué capaz de ir por el y hablar,  así que no tenía ningún derecho más escuchar y aceptar en silencio.

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora