No creo poder...

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Ya era de mañana Jaime y Nicolas otra vez habían dormido juntos y abrazados, esto resultaba ya costumbre para ambos chicos, su cabellera negra y lisa hacia cosquillas suaves en el pecho del ruliento joven somnoliento cual de apoco despertaba y recuperaba su cordura, comenzó a sentir que su hombro cosquillaba un poco y era obra del hormigueo por estar toda la noche; probablemente; en la misma posición.

Vio al joven moreno, su futura pareja, muy cómodo, hacia bastante calor y ya era de día el ambiente denso y pesado por el encierro era irrespirable y el ahogo no se hacia esperar. Abrió la boca de manera desesperada y de forma cómica, no quería moverse mucho para no despertar al apacible joven que estaba estaba pegado y sudoroso contra suya.

No pudo aguantar y de manera brusca lo alejo del respirando de manera desesperada, se levanto de manera abrupta caminando al ventanal para poder abrir un poco la puesta corrediza y salir al balcón en calzoncillos, nicolas despertó y presencio todo eso, despabilo un poco y su cara roja y manos calientes... simplemente no pudo con ellas.

...Puta Que Hacia Calor...

Nicolas se levanto y camino tambaleante hacia la dirección del jaime, quien había encendido un cigarrillo, -otra vez fumando...- se decía nicolas y con mala cara camino hacia el baño de la pieza. Tomo algunas prendas del jaime y algunas toallas, no tenia de que preocuparse, siempre lo hacia.

Era una mañana como cualquier otra, despertar juntos sin decirse ninguna palabra era lo de siempre, el cariño sin palabras o gestos tales de amor, no eran necesarios para ellos, en Ellos exactamente no regia esa regla.

Esa era una mañana como cualquier otra, en donde nada cambiaba; absolutamente nada.

...

Edgar como cualquier día en la U estaba con algunas chicas de la carrera, charlando como siempre tan brillante y alto, cualquiera podía perder los estribos por aquel Alfa. Eran unos minutos que la clase comenzara y como de costumbre el Naiki llegaba justo a la hora, Edgar lo vio sentarse delante, había notado eso si que sus ojeras habían crecido un poco mas, no había dormido otra vez acaso...?

La clase paso sin ningún glamour o aburrimiento, como siempre monótona y sin gracia. Edgar en toda la clase no pudo prestar atención, es que lo intentaba pero no había caso, su mente estaba en otra, mejor dicho; en alguien mas...

Su pupila era guiada por los suaves movimientos, dibujante imaginación con la silueta de aquel muchacho, que ocupaba su mente últimamente, deseaba saber que ocurría en su mente, quería desenmarañar su personalidad con delicadas palabras y roces. Pero porque? ... si tan solo era él... el era así, no quedaba de mas.

Pero aun le intrigaba que su mente fuera ocupada por el. Lo inquietaba bastante, digamos que no era mucho de preocuparse por los demás pero por el naiko?... ...no, era mas que eso.

Derrepente se le fue interrumpido por uno de los compañeros que se acercó peligrosamente según el juicio del Edgar al Naiko, este solo parecía contestar sin ningún  inconveniente y molestia, inocente sin percatarse de las "intenciones" del otro.

Un raro sentimiento le nació en la boca del estomago al Edgar, quien miro extrañado para ambos lados como buscando la razón de este, se removió incomodo en el asiento cuando un grupo pequeño de persona se conglomeraron alrededor del. Decidió hacerse caso de las peticiones de los chicos y trato e olvidarse de lo que le pasaba, que ya era raro para el.

Las clases ya habían acabado y con ellas el sufrimiento de muchos de los alumnos, todos lucían agotados y bastante fatigados y otros renovados por el termino de la jornada, Edgar espero afuera del aula a su compañero, quería hablar con el ya que en todo el día lo había notado un poco raro, (notar? si prácticamente lo comía con aquel mirar)

El naiko salio un poco anodino pero con un cierto alivio en el rostro por el termino de las clases, no eran muchas pero vaya que le asentaba un descanso, vio al Edgar que estaba parado frente a el, un par de metros separados pero notaba en el la ferviente miada del otro, el Edgar notaba algo... Especial en el aroma que emanaba el Naiko era casi embriagador.

Se acerco a paso lento y con un aroma apacible, estaba confortable, para un alfa tener esa temple era fascinante para un omega, el Naiko apenas podía con aquel caché de su Amigo, ambos sin decir alguna palabra se encaminaron hacia el casino de la Universidad.

Los chicos de verdad que lucían extrañamente bien, encajaban a la perfección ambos, juntos lucían bien... y el resto lo notaba, sin darse cuenta la gente los observaba, los miraban pasar y nadie parecía querer interrumpirlos, los chicos hicieron la cola para poder elegir su comida y poder pagarla, la diferencia de estatura era armoniosa entre ambos, el Naiko tranquilamente elegia que era lo que llevaría su comida, el más alto y apuesto solo lo miraba, es que esa esencia que emitía el mas bajito había incrementado.

unos alfas que estaban en la cafetería también habían notado ese cambio en el ambiente y no dejaban de mirar al Naiko. El Edgar se percato de esto y se enfado, el Alfa que llevaba dentro salio a flote, como si de su presa quisiera proteger, unos jóvenes se acercaban a paso lento y no dejaban de mirar al Niako, quien ni cuenta se daba, el juraba que pasaba desapercibido, el Edgar en un intento desesperado por alejar a los otros, sujeto al Naiko quien guió su vista hacia al mayor que estaba muy cerca de el, repentinamente el Edgar se había acercado peligrosamente por su cuello rosando su oreja susurrándole.

- Naiko perdón... 

El Naiko sin tener tiempo de sorprenderse sintió como unos labios aprisionaban en su cuello a la vez que decía bajito - Edgar que...- y un dolor punzante lo invadió por aquel mordisco, el Edgar lo había mordido...

El mundo se detuvo por un instante para el Naiko quien aun desprevenido, no lograba reaccionar de manera completa, estático ahí yacía, el edgar quien lo cubrió con el antebrazo dedicándole una mirada furtiva a quienes eran "sus" pares, estos solo ignoraron un poco molestos.

El Naiko aun atónito no lograba discernir que acababa de ocurrir, lo habían marcado, el Alfa de la clase lo había reclamado como suyo de manera temporal. 

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora