Hasta la raíz.

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Despertó en una incómoda camilla, junto al Edgar quién tenía su cabeza apoyada al costado de esta.

Se tallo los ojos con cuidado incorporándose en esa dura camilla de hospital,  Edgar reaccionó rápido aún adormilado pero con notoria preocupación por el estado de su pareja, resultó que había sido un simple desmayo, por una razón muy simple, fatiga y el poco alimento que alcanzaba a retener, lo perdía casi todo producto a los vómitos.

el susto paso, y al fin podía descansar tranquilo en casa, oh... su casa, la de ambos, juntos como familia, era como un lindo sueño para el... y ahí yacía en la cama, descansando en la cama de ambos, y acariciaba lento su aun casi plano vientre, quien era el bebe de ambos...

Edgar acababa de llegar, y vio a Laura en la cocina, preparando una sopa, para nicolas, sonrió al ver a su primo llegar, este la saludo y ambos se sentaron a comer y conversar, mientras naiko descansaba tuvieron la idea de comer mientras, antes de que se enfriara, se pusieron al día con respectos a sus vidas, reían con las anécdotas contadas por ella y el edgar e termino por contar parte de la historias, la mayoría de como se habían conocido.

Ella no lo podía creer, sorprendida se le vino el recuerdo de aquel joven, que cuando niños los tres con el edgar jugaban en verano, solía ser delicado y mas bajito que ellos siendo que era mayor por un año, lo recordó por un aroma tan dulce que quedo grabada en su memoria y algo comenzaba emanar ese parecido aroma, cuando siguió embelesada el aroma, abrió los ojos a aquella dirección, el naiko había aparecido con unas flores, las había pillado y tenia sus ojitos cristalizados, el edgar lo observo tan hermoso, que no pudo evitar conmoverse por su belleza, pero lo notó con sus ojitos aguados y fue corriendo a abrazarlo, el más bajito le correspondió lloriqueando suave, no paraba de trabarse al hablar, estaba perplejo por su reacción, y era normal...

Laura al verlo tan tiernos e íntimos, por un segundo tan solo uno creyó que el destino o lo que fuere era verdad, tan sola la vida se encarga de traerte o encaminarte a quien esta predestinado, sacudió su cabeza por su fácil convencimiento y su errada manera de pensar para ella.

El naiko no dejaba de sollozar avergonzado, no tanto por su reacción, si no por las flores que obvio eran para el, el edgar se las había dejado al lado para que cuando despertara se alegrara, pero tan solo rompió en llanto, y era normal, era primerizo y era normal no poder controlar su humor, reacciono de esa manera porque era algo que era normal que pasará, alguien que estaba esperando guaguita por primera vez, tenia que ser comprendido amado y mimado por su pareja, fue la explicita respuesta del obstetra, les advirtió sobre a sensibilidad, tanto  física como psicológicamente,  eso también iba por el aumento del lívido....

Lo notaba recién el naiko, después de un buen rato, cerca del edgar quién descansaba tranquilo junto a el. Sentía, como de apoco un extraño calor lo invadía haciéndole sentir raro,  el edgar quién con su pecho era el soporte de su cabeza, lo notó extraño por el olor que emanaba,  parecido al celo,  pero más jovial, lo vió y ahí estaba rojo como tómate removiendose inquietó tratando de ocultar su calor,  pero había algo en el olor de ese alfa que lo encendía, y este respondía a sus llamados naturales, aunque el pequeño no se diera cuenta (menso...) el edgar sí lo notó,  pero no podía hacer algo al respecto porque no sabía como actuar ante el,  estaba esperando un bebé,  y no sabía si estubiera bién que ellos tuviesen relaciones intimas y que sólo se habían acostado una sola vez, y en realidad se había aguantado como nunca,  y el naiko no se lo estaba haciendo muy fácil que digamos,  pobre edgar...

Pobre naiko...
Pero algo,  como un instinto básico le hizo actuar,  se subía encima del edgar y lo besó, el edgar un poco sorprendido,  lo tomó de la cintura y algo en el comenzaba a reaccionar,  el naiko notó que algo había despertado de él y como si nada comenzó a moverse,  justo arriba de su entrepierna estimulando a saltitos,  ésto lo prendió a ambos, pero el edgar no sabía cómo reaccionar ante tal situación y en el momento que el naiko bajó sus manos a su entrepierna,  lo detuvo.

El naiko lo miró fijo un momento y una sombría expresión  tomo su rostro,  aún encima de el y el edgar sujetando sus manos,  no era capáz de mirarle a la cara.  El silenció incómodo que sé formo en ese momento fue peor cuando el jóven que estaba apunto de romper a llorar se fuera dejándolo sólo en la habitación, y supo que la había cagado cuando el portazo que pegó le decía muy claramente que no le hablara.

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora