Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø

Pecados Capitales.

Advertencia: sexo polígamo e incesto, double(+18) se recomienda escuchar la canción Terrence Loves You,  cuál motivó este capitulo. (Recomendación extra: estar comodo recostado con calefacción y de alternativa un chocolate caliente y/o audífonos.)

Nicolas estaba esperando qué lo invitados se fueran,  pero lo que no esperaba era que el hermano del Jaime se quedaría y menos de sus dobles intenciones...

Nicolás salío mareado de la pieza y con ganas de Jaime buscó su olor y se dejó guiar a través del pasillo apollando su hombro y ojos cerrados, llegó hasta la terraza grande que tenían fuera el comedor dónde el olor lo embriagó y encendió al otro,  aún con los ojos cerrados y esperando obtuvo un sexy olfateo un casi beso tan sensual que apenas le rosaban sin tocar siquiera sabía qué es lo qué ambos querían,  estuvieron un momento, un instante donde casi caía en pecado cuando escuchó la puerta principal y alguién llamar por el nombre de Nicanor, Nicolás abrió los ojos pillandose a la versión del Jaime mas joven y de ojos verdes intensos de hambre mirándolo fijamente,  escuchaba al Jaime llamar por su hermano y ellos afuera en completo silencio y oscuridad,  su vista oscureció y sintió una pequeña presión en sus labios,  y al dejar de sentir esa mano y esos labios, la sensación perduró por unos instantes después de que aquél osado jóven se fuera.

Nicolás permaneció inmóvil sin pensar claramente,  se tambaleó y usó como apoyo el barandal de la terraza. Miró al cielo el cuál no había un rastro de estrellas,  pero sí la luminosidad de un Santiago jóven y lleno de vida.

Jaime había llegado de ir a dejar a su madre y estaba feliz de qué su hermano quisiera hablar y compartir mas qué nada con él, después de todo lo ocupado que estaba y por lo poco qué se pasaba en el país, su estadía era siempre la misma y a casi igual fecha, estuvieron hablando mientras tomaban unas cervezas,  bromeaban que aún les faltaba para terminar como su padre y tío ya maduros,  quejumbrosos de la vida y tomando licor del abuelo,  caro y fuerte licor del bueno.

Pasaron un rato agradable rememorando vivencias y relatando viejas anecdotas, reian y bebian y así mismo se pasaba el tiempo dejándolos felices y alcoholisados,  ya lo suficientemente tarde Jaime empezaba a notar el creciente olor que lo invitaba a gozar de su pareja,  y recordó: “señor Jaime,  bajo ningún, pero bajo ninguna circunstancia debe beber cuando tome este médicamente en especial, porqué será todo lo contrarió para el propósito de este.-

Se incorporó de manera incomoda y enfocando su vista a ningún punto en específico, - he tenido casos dónde mis pacientes han afirmado qué han llegado a abusar de sus parejas o de omegas indefensos que no tienen los medios para sus medicamentos y sufren su celo sin soporte ni apoyo de ningún tipo, es muy importante si quiere cuidar la integridad de Nicolás y dejarlo descansar. ”

Vio que su hermano hace un rato había desaparecido, el silencio era pacífico y cómodo, con la iluminación tenue y calida decidió levantarse y caminó lento con la botella de serveza en mano y jugando con su dedos en la pared, simulando que sus dedos caminaban,  el olor qué percibía era tan fuerte y confuso,  sabía lo que el aroma le relataba,  pero en vez de alterarse con serenidad aterradora se acercó a la puerta de la habitación,  gemidos y roncos suspiros se escuchaban del otro lado,  de su lado,  abrió la puerta lentamente y sus ojos ni se impresionaron al ver semejante imágen,  su querido hermano y su tan amado Nicolás comiéndose literal,  cuales animales dominados por sus bajos instintos,  no obstante no era salvaje,  si no seductor y erótico, hasta para Jaime quién observaba y bebía lentos sorbos de la cerveza qué gusto a nada se le hacía,  Nicolás le daba la espalda y ni cuenta podía dar de dicernir siquiera entre olores quién era quién, en cambio su hermano que lo miraba fijamente mordía y lamia el cuero del otro,  y como si con la mirada oscura y recargada de sexo le invitaba a ser partícipe de aquél acto.

Entró en la habitación implacable,  desabotonando su camisa a paso lento, llegó hasta ellos y del peló haló lentamente a Nicolás quién lo miro desorientado y una sonrisa se dibujó en sus labios buscándolos del al mismo tiempo,  lo atrapó y mientras lo besaba,  su hermano besaba el pecho desnudo del omega qué yacía extasiado y totalmente fuera de sí, mientras Jaime bajaba hasta su manzana de Adán su hermano lamia lentamente su abdomen,  desabotonando su pantalón,  y dejando en evidencia al omega,  en gloria y majestad su pleno celo,  y ambos alfas parecían tener una tregua y compartir lo que más amaban porqué sin más parecían entender.

Cuatro manos acariciaban el cuerpo del joven omega que se retorcía por aquél juego lento y seductor,  dos bocas respiranban contra su piel y su tacto quebama en ella, dejando sensaciones frias donde antes habia calor quemandole,  y no paraba de arquearese,  pues estaba en el mismo paraíso.

Como si nada importara uno de los dos con amor preparó al más pequeño mientras era besado en su profundo sentir y humedeciendose,  su corazón y garganta sentían la presión del momento y de lo increíble de la noche.
Su primera embestida lo cambió todo,  por primera vez Nicanor probaba en carne propia a la persona que tanto añoraba,  con amor esperó que se acostumbrara,  mientras jaime no se quedaba atrás,  Nicolás se dedicaba completamente a satisfacer a su marido,  pero sus miradas cruzaron y sintieron una conección única, era la sangre tal vez? La que pesaba y les permitía sentír lo mismo en el momento?

Quién sabe...

Nicolás fué levantado y quedó frente a Jaime lo miró colorado y enamorado,  Jaime lo observó espectante, su intención era besarle pero fué jalado y beso a quién lo hacía vibrar con cada embestida, Jaime se acercó y le besó el cuello mientras de la boca de su hermano le robaba la de Nicolás para besarle,  Nicolás sujetaba ambas nucas y sentía sus partes bajas rosar con las del,  se desvanecía al ser tocado por el Jaime y se volvió a enamorar,

Ahora no paraba de gemir y morder su muñeca por las frenéticas embestiduras de su marido y con Juan besandole hasta el alma,  creía que moriría no daba más, llevaban así prácticamente toda la noche,  ya en las últimas cuando tocaron su punto más erógeno, un quejido que lo subió hasta el cosmos con su cabeza elevada hasta el cielo raso y su espalda arqueada,  daban las perfectas circunferencias de su cuerpo,  cayó dormido de una vez,  desmayado en los brazos de sus medios hermanos,  lo besaron delicadamente y lo recostaron con el más cuidadoso de los tactos.

Lo observaron dormir por un momento mientras lo acariciaban.

Ese semejante acto marcaría un antes y un después,  y pudieron comprender que más que el amor,  su ser físico conectaba y encajaban perfectos.