~Freedun~

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Un día sábado cualquiera,  otro día para estudiar para nuestro querido omega de pelos platinados, pero era muy difícil, como ya frecuentaba la casa del alfa para estudiar, ya eran algo cercanos y tenía la confianza para llegar y entrar los días sábados por las 12:30 de la tarde,  pero esta vez fue distinto.

El departamento del magnate iván,  estaba en silencio absoluto y algo desordenado,  cosa que ya era rara,  porqué siempre tenía todo limpió y ordenado.

Llamaba al alfa por su nombre de pila,  pero al ver qué nadie contestaba decidio a buscarlo por las habitaciones del gran depto.
Hasta qué llegó al final del corredor en una alta puerta,  tocó antes de empujar la puerta,  vió hasta dentro que estaba completamente oscuro y decidido entro y camino directo donde estaba el alto ventanal con las cortinas cerradas, abrió cada una de ellas con un poco de dificultad,  algo transpirado se quitó el gorrito y lo guardo en su polerón holgado,  cuando volteó la escena que contemplaba no tenia reparos,  iván estaba entre  dos o tres mujeres,  el al medio, talló sus ojos algo adormilado,  gracias a la luz vió algo parecido a un angel,  con ese resplandor alrededor del,  pero cuando se acercaba para regañarlo supo que era el mismo demonio,  Manuel,  no sabía porqué le molestó verlo con esas chicas,  pero lo negaba,  se repetía como podía ser tan irresponsable,  aunque sabía que no lo era.

Las chicas comenzaron a retorcerse en la cama como muertos vivientes y siguieron durmiendo,  ivan buscó sus calzoncillos,  se levantó semi desnudo y Manuel no pudo evitar ver su trabajado cuerpo y largo torso,  pegó medía vuelta y salió de la habitación algo nervioso.

Iván lo notó y se río,  no podía ser más tierno,  bueno para el lo era pero no sabía como interpretar lo que acaba de pasar, aveces a ivan se le olvidaba que manuel era un Omega y que él era un Alfa, por eso el era como era con todo el mundo, no es que lo estuviese intentando seducir...  no ser...

Manuel, aveces se lo preguntaba si estaba bien que pasase tanto tiempo junto a ivan, después de cuentas el era un Alfa, era inevitable que se sintiera atraído, por dios era simple ciencia, aunque luchase contra sus impulso, pareciera que ivan le daba igual quien fuera, no era distinto con el, solo por el hecho de que fuera omega, pero había un montón de ataduras en su cabeza que no lograba deshacer.

y ahí estaba Manuel con sus rayadurias en la cocina, mientras veía al alfa pasearse en camiseta y calzoncillos,  no había nada en el mundo que disfrutara más,  sentía como el calor le subía hasta las mejillas coloreandolas en un tierno y palido rosa.

No podía negarse ante los encantos naturales de su par opuesto. Oh no,  pero no caería facil,  Manuel estaba decidido de que seguiría siendo virgen,  no sabía porqué había pensado en eso si no era usual,  no es que anduviera urgido por que lo pescaran,  pero no podía sentirse inseguro de sí,  porqué... ¿no era lo suficientemente bueno para los alfas? Si seguía así, se quedaría solo, y la juventud se le iba como arenilla en las manos.

Luego de todo ese lío de pensamientos por parte de Manuel,  iván  preparaba café, vaya,  que delicia el aroma del café por la mañana-tarde.

Mientras servia café para todos ahí,  Manuel seguía en una esquina,  pensando,  quería comenzar a estudiar lo más pronto posible,  solo quería hacerlo,  y no era para menos,  si para eso había ido a la casa del alfa.
Si no tuviera la necesidad de estudiar con el...  Es que ni el entendia bien, si no le iba mal,  pero es que con él era todo más fácil, su metodo de enseñarle era único para el y vaya que valía la pena,  pero justo ahora se lo cuestionaba,  por pillarlo así sin que le diera nada de verguenza,  lo que le molestaba realmente era que actuara como si nada,  no tenía intenciones de siquiera mostrar remordimiento o alguna enmienda, nada.  Pero él no estaba mal,  solo que Manuel andaba un poco suseptible ultimamente con aquel alfa.

Pasó el rato y el alfa había despachado cortésmente a sus invitadas como buen anfitrión,  le pidió a Manuel 10 minutos para ducharse,  sacarse la caña y que se lo compensaría.

Al Manu no que le quedo de otra que aceptar,  no quería tampoco  ser una molestia,  para iván, pensándolo,  conociendo a Iván era de salir mucho,  era muy activo socialmente,  pero en los ultimos meses se había notado un cambio radical en él desde que le hacía clases,  para Manuel que Sólo por él le hacia lecciones los sábados,  porque era el único día en el cual podía,  y gracias a eso el había dejado un poco de lado los carretes y weás,  así que mirandolo de ese modo era mas que evidente qué algo así sucediera, más temprano que tarde.

Una vez,  iván terminó ambos comenzaron,  algo tarde la lección de ese día, larga y tediosa fue la tarde,  eran las 6 y pico,  vaya que demoraron en revisar esas pruebas,  iván qué parecía un poquito cansado, Manuel en cambio no paraba de alucinar lo fácil que se lo hacía ver iván y es que era excelente enseñándole.

Alegre no pudo evitar saltarle encima para abrazarme de un costado,  iván se sorprendió pero se dejó querer,  luego de guardar sus cosas para poder irse,  Iván lo detuvo con una invitación a comer ya que no habían almorzado,  una cena en forma de disculpas y quizá después algún catrete haber si así se animaba el perno del Manuel.

No sé negó para nada,  todo lo contrario, jamás salía el pobre así que una despejadita no estaría mal.

No sabía como,  ni cuando terminaron en un antro que ni conocía,  estaba pico curado y paso de la barra a bailar y saltar como hueón,  desbordando juventud por cada poro de su cuerpo,  no es qué quisiera demostrarlo de esa manera,  solo estaba siendo él, así.

Iván como era de esperarse coqueteaba con una chicas y una que otra mirada de algunos chicos al asecho,  al pequeño rusio le gustaba seguir la música,  poco y nada le importaba si algo le pasase,  uno de los chicos del grupo había fijado su mirada en el,  Manuel no se había percatado y tampoco le daba importancia sólo quería pasarlo bien y pasar todas sus penas.

Iván toda la noche estuvo observando desde la distancia al jóven, conocía las intenciones de ese tipo pero no veía ningún tipo de resistencia o rechazo por parte del,  así que lo dejaba tranquilo a un que de igual modo no podía concentrarse en lo suyo.

Cuándo los vió más cerca del uno y del otro,  el jóven más alto lo aprisionaba contra sí,  puso inevitablemente atención y se acercó de apoco corriéndose con su grupo que se había formado al rededor de el,  y cuando estuvo en una distancia decente para dislumbrar de mejor manera lo acontecido,  no pudo evitar intrometerse,  el Manuel estaba hecho bolsa de lo ebrio que estaba,  casi no podía sostenerse solo,  y parecía costarle decirle no al otro tipejo.

Manuel como pudo abrió la boca y los ojos al verle como lo empujaban, primera vez en mucho tiempo sintió miedo,  ahora un poco consciente solo un poco vió la situación en la que estaba,  rechazó como pudo, con sus débiles manotazos y empujones trataba de zafarse, imploró por ayuda,  alguién... de sus labios vibró el nombre inerte de aquél hombre.

-Edgar... (!) - vió derrepente como de la nada las tenues luces del local aparecían y sintió el frio invadirle de manera reconfortando su débil y senil rostro.

Cuando escuchó el tumulto de gente a conglomerandose al rededor de lo que parecía una pelea,  el bullicio que alentaba uno de ellos,  rugía furiosa por la otra,  Manuel miró despavorido cuándo vió tal violencia en manos de Iván,  en ese momento solo vió la fuerza desatada en caos de dos alfas disputando a alguién porqué eso era,  y él era la razón,  sin darse cuenta como pudo se abrió paso hasta llegar delante del tumulto,  imagino qué se detendrían pero quién golpeaba frenéticamente Iván se detuvo,  desistió cuando vió que no podría contra él,  hecho una furia buscó en todas direcciones a Manuel quién observaba atentó en todo momento, asustado a punto de romper a llorar,  y lo hizo cuando el alfa sujetó fuertemente su mano para hacer abandono de ese lugar.

Quién diría que las cosas acabasen así,  Iván caminaba con paso firme y confiado, no podía negar que se había sentido vivo peleando de esa manera,  iba algo maltratado,  su atractiva cara completa de rojeces y uno que otro roce que terminó con algo de sangre,  nudillos y brazos amoratados,  pero su mano firme sujetando la de Manuel que era arrastrado,  con dificultoso paso iba lloriqueando y pidiendo perdón.

Era sábado por la noche y en una noche tán llena de vida la juventud se ahogaba en alcohol reprimiendo penas y descubriendo heridas,  era sábado por la noche y las personas iban suspirando con las heridas abiertas.

 Ω∑εの∂verseツ~ Jainicø&Ędnaikø Donde viven las historias. Descúbrelo ahora