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La primer noche

Cassie tenía alrededor de cinco años cuando ocurrió. Sabía que algo no andaba bien debido a que su madre había estado tensa todo el día. Ella era bastante inocente pero tenía un mal presentimiento. No sabía lo que pasaba pero tampoco podía preguntar.

Esa noche su madre no le dio su beso de las buenas noches ni la arropó como solía hacer cada vez. Solo le dijo que se durmiera de una vez, que ya era tarde.

La pequeña Cassie obedeció a su mamá, aún cuando quería preguntar que pasaba. Se dirigió a su cama y se cubrió con la manta mientras abrazaba a su peluche favorito, un pajarito negro.

La niña cayó en un profundo sueño que comenzó con colores brillantes, llenos de vida, y que luego se fueron tornando oscuros y siniestros. Era una pesadilla.

Los gritos la despertaron, pegó un salto en la cama. Asustada, más de lo que nunca había estado, se asomó a la puerta sin soltar a su peluche.

—¿Qué me vas a explicar ahora? ¡Lo escuche con mis propios oídos, Alexander!—su mamá parecía muy exaltada, era la primera vez que la oía gritar tan fuerte.

—Pau, los niños se van a despertar, por favor...—suplicaba— vamos a hablar con más calma.

—¡No quiero! ¡Me has engañado!— se escuchó el sollozo— y trataste de ocultatmelo...

—Pau, fue un error no debí aceptar su invitación...— dijo su papá— nunca quise hacerlo...

Cassie había llegado hasta la habitación donde estaban ellos, habiendo escuchado todo pero sin entender lo que ocurría, fue capas de ver el intento de su padre por acercarse a su madre y como ella se alejaba bruscamente.

—No te atrevas a tocarme— dijo fría.

—Pau, por favor, escuchame...

—¿Papá? ¿Mamá?— el susurro inocente de Cassie los sacó del trance—¿Qué ocurre?

Y lo siguiente que vio, fue la mirada más fría y aterradora que su madre le había dado jamás.

—Cariño, ¿Qué haces despierta?—el padre se acercó y la tomó en brazos, pero ella no pudo quitar su mirada de la de su madre— Lamentamos haberte despertado. Papá te leerá un cuento para dormir, ¿si?

Cassie intentó sonreír para que su madre dejará de estar enojada pero no sirvió de nada. Pauline salió del cuarto en silencio.

Algo se había roto esa noche.

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