El diario de Raven

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Soledad

Los rumores se esparcieron como plagas, nadie quería acercarse a Cassie. Excepto algunos a los que le había parecido genial que le haya dado su merecido a las rubias.

Eran unos pocos, pero suficientes para alegrar a Cassie. Ellos no creían en los rumores, eran buenos y no tan superficiales.

No pude verlos mucho porque, tras el episodio anterior, Cassie fue regañada y sancionada por el director, lo que derivó en una restricción aún mayor. Claro, la culpa era totalmente mía.

Me quedaba tranquila porque Cassie también estaba tranquila. Nada malo le estaba pasando. Nada la estaba afectando.

Hasta qué un día no tuvo mejor idea que ser sincera con sus nuevos amigos.

¿Cómo reaccionarian ustedes si un día tu mejor amigo o amiga te dice que tiene doble personalidad?

Bueno, ellos no reaccionaron bien.

Se rieron, creyendo que estaba bromeando, pero no. No tardaron en notar que decía la verdad y ya no la vieron con los mismos ojos.

Otra vez dolor. Otra vez temor. Otra vez traición.

Su semblante se oscureció mientras los veía alejarse. ¿Qué ocurría con la gente a su alrededor?  No eran capaces de ver a la pobre niña que sólo quería alguien con quien hacer más amena su soledad.

Los aborrecía igual que a las rubias.

Cassie cerró su corazón, ya no pensaba dejar entrar a nadie. De esa forma, ya nadie podría traicionarla.

Desde entonces, ella se convirtió en una especie de rosa inalcanzable para todos. Agena al resto del mundo, siempre solitaria.