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Escape

Le llevó bastante tiempo reunir dinero suficiente para poder irse de su casa, pero al fin lo había logrado.

Cassie había tenido suerte de haber encontrado un lugar barato dónde asentarse. La dueña del edificio, era una señora bastante amigable. Cassie la había ayudado a llevar las bolsas del supermercado hasta su hogar y ésta la invitó a tomar el té.

La joven Cassie le contó brevemente su historia y Helen le ofreció arrendar uno de los departamentos a un bajo precio, el cual aceptó agradecida.

Cuando llegó el momento, guardó todas sus cosas en un bolso y dio una última mirada al lugar que había sido su nido, nuestro nido. Un lugar oscuro, donde Cassie se refugiada de su madre, donde se escondía a llorar.

Abandonar ese lugar y a los que antes podía llamar familia no fue algo fácil, tenía miedo de que Pauline la encontrara y la volviera a golpear con sus palabras o que intentara llevársela de nuevo a ese tortuoso lugar.

Ella necesitaba un empujón así que se lo di.

Cassie comenzó a caminar hacia la salida, mientras Chris la observaba. Parecía querer decir algo pero las palabras no salían de su boca.

Una vez afuera, se sintió más liviana, libre de aquel monstruo.
Su nueva vida estaba comenzando.

Llegó al departamento y se instaló, no habían muchas cosas allí solo lo necesario para vivir y eso hacia que el departamento se sintiera enorme y vacío.

Lo primero que hizo fue buscar un trabajo. El invierno era muy frío y ella no tenía mucho abrigo, pero debía soportarlo.

Después de buscar por varios días, consiguió un empleo de camarera en un lugar algo alejado de la ciudad.

Ese era el lugar más feo que había visto hasta el momento, era sucio y estaba lleno de hombres mal hablados. La paga no era buena y tenía que soportar que le dijeran cosas sucias.

Me daba mucho coraje tener que soportar eso, que Cassie lo soportara, pero no tenía opción. Necesitábamos el dinero.

Con la primera paga, apartó dinero para la renta y para comida, el resto lo uso para comprar cobijas.

Como aún estaba en vacaciones, no tenía que ir a clases pero aprovechaba para estudiar.

Todavía recuerdo el dolor en los dedos fríos, Cassie envuelta en una cobija mientras leía un libro de idiomas.

Lo único bueno de todo eso, era que la tortura se había acabado.

El diario de RavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora