El diario de Raven

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Finta

Era tedioso que no la dejara tranquila.

¿Lo bueno?

Cassie estaba cansada, lo que significaba que yo podría salir.

Ella comenzó a caminar a la habitación, distraída, y yo me aproveche. Comencé a tomar el control lentamente y la dirigí hacia la cocina. Recogí un cuchillo y nos movilice hasta la habitación.

Si ese tipejo se atrevía a entrar, se llevaría una sorpresa.

Y entró.

Él no sabía que yo estaba en la luz, al menos hasta que me vio. Yo sabía que ella aún estaba consciente pero que ya no controlaba nuestro cuerpo, así que lo desafie con la mirada.

El psicólogo era bastante listo, porque entendió la situación al instante y se hizo el desentendido.

Fingimos no conocernos y nos "presentamos", pero no podía dejarlo irse tan fácil. Después de todo, no había llevado el cuchillo por nada.

Oí los ruegos de Cassie para que no le hiciera daño. Pensé en ignorarla, pero insistió.

Lo deje ir tras una advertencia muy siniestra y Cassie se durmió dejándome libre un rato.