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Mensajes

Ella no sabía cómo su hermano había conseguido su nuevo número, pero lo había hecho.

Es que no había mejor explicación para el mensaje que había recibido.

Eres una asesina. Odio tener una hermana asesina.

Sentí punzadas y ansiedad, mucha ansiedad. Tiro el celular sobre la mesa y corrió a esconderse en su habitación.

Su pasado la perseguía una vez más. ¿Acaso alguna vez podría ser libre de ello?

La respuesta era no.

No podría deshacerse de la oscuridad que la envolvía y yo debía pagar el precio. Yo tenía que soportar cada vez que recibía un mensaje de ese número. Odie tanto su debilidad.

El invierno terminó de una forma horrible.

Sentí como el terror recorría cada célula de su cuerpo, su corazón latía desbocado y sudaba frio por cada poro de su piel. Estaba aterrada, totalmente aterrada. Su cuerpo tiritaba al principio, pero luego se paralizó.

En sus ojos se reflejó la figura de Pauline. Ella estaba lejos junto a Chris, recorrían las tiendas del shopping al que ella había ido a comprar ropa interior nueva.

No la habían visto, pero si se quedaba ahí la verían.

Era raro que Pauline viajara tanto para comprar, entonces supuso que había sido pedido de Chris. ¿Y si ya sabían dónde vivía? ¿Y si la veian y se acercaban a lastimarla?

Quería huir, pero sus piernas no le respondían.

—Muevete—le dije mientras la empujaba a la oscuridad y me hacía con la luz.

Corrí a escondernos lo más rápido posible. Escuche como platicaban de cosas que quería comprar Chris y como su madre le decía que era la única vez que irían ahí.

Suspiré a la par que los veía alejarse desde nuestro escondite.

Los mensajes no cesaron.

El diario de RavenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora